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La escena representa la fachada de la casa de Medea en Corinto; de ella sale la anciana nodriza de los hijos de Medea que recita el prólogo.

Enviado por   •  28 de Marzo de 2018  •  3.118 Palabras (13 Páginas)  •  426 Visitas

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MEDEA

JASON

Tu espíritu es sutil Y odioso. Pero en tal salvación fue más lo que tomaste que lo que recibí, como demostraré. Habitas ante todo tierra helena y no bárbara, conoces la justicia y el vivir según ley y no bajo el imperio tan sólo de la fuerza. No hay heleno ninguno que ignore que eres sabia y así tienes prestigio. Eso es lo que tenía que decir de mi viaje, y ello porque tú fuiste la que inició el litigio. Y en cuanto a la boda real que tú me echas en cara, en eso mostraré que ante todo soy hábil y también moderado y además gran amigo de ti y de nuestros hijos; mas mantente tranquila. Una vez que aquí estoy, venido de la tierra yolcia y tras mí trayendo problemas insolubles, ¿qué golpe de fortuna pude encontrar mejor que unirme, un desterrado, con la hija del monarca?—bastan ya los que tengo, no me apetecen otros hijos—, sino, para vivir sin carecer de nada, sabiendo que de los pobres se apartan; para que en forma digna de esta casa se criasen mis hijos, a los cuales yo les daría hermanos que, habitando con ellos en un linaje unido, nos hicieran felices. ¿A qué más descendientes? A mí sólo me importa que los nacidos hoy gocen de otros futuros. ¿Es malo esto? Tú misma lo aceptaras si no te irritase el pensar en la cama.

MEDEA

JASON

Entérate bien, sabe que no es una mujer la causa de mi entrada en el lecho principesco, sino mi afán de protegerte y de dar a mis hijos hermanos de la estirpe tiránica que fueran baluarte de mi casa.

MEDEA

JASON

Tú misma lo escogiste; no eches la culpa a nadie.

MEDEA

JASON

Impías maldiciones lanzando contra el rey.

MEDEA

JASON

¡BASTA! No discutiré más contigo; si quieres, con miras al exilio de tus hijos y tuyo, recibir el dinero con que pueda ayudarte, dilo, pues presto estoy a dar con mano pródiga y a enviar signos a huéspedes que bien te tratarán. Y, si esto no lo aceptas, estás loca, mujer; mayor será el provecho si cejas en tu cólera.

MEDEA

EGEO

¡Alégrate, Medea! No hay preámbulo más bello que éste para iniciar pláticas amistosas.

MEDEA

EGEO

He dejado el antiguo santuario de Febo.

MEDEA

EGEO

Vine a interrogar a dios porque me niega tener hijos.

MEDEA

EGEO

Me anuncio palabras incomprensibles para el idioma de los humanos.

MEDEA

EGEO

Pero, qué te pasa, estas pálida y más delgada

MEDEA

EGEO

¿Pero se ha enamorado de ella o te ha aborrecido a ti?

MEDEA

EGEO

¿Quien se lo ha otorgado? Termina la historia.

MEDEA

EGEO

Mujer, es comprensible tu pena

MEDEA

EGEO

¿se puede saber por quién? me anuncias una nueva desgracia,

MEDEA

EGEO

Me agradas mujer, está bien te ayudare, primero por los dioses que venero y luego por los hijos que me prometes puesto que daría la vida… no te preocupes cuando sestes en mi tierra are lo posible por ayudarte, ahora traeré a Jason

CORIFEO

Que el hijo de Maya, señor conductor, te acompañe a tu casa y cumplido te dé aquello en que piensas, porque es la verdad, Egeo, que tú me pareces un noble varón.

JASÓN

Vengo porque me llamas, que, aunque enojada estés conmigo, no conviene que deje de enterarme de qué sea eso nuevo que ahora, mujer, me pides.

MEDEA

JASON

JASÓN Apruebo eso, mujer, sin reprocharte lo otro; es natural que el sexo femenino se excite si nupcias subrepticias intentan los maridos. Pero a un mejor criterio tu corazón volviéndose; al fin te has dado cuenta de cuál es el mejor partido; es ello propio de una mujer sensata.

MEDEA

JASON

Y con nuestros, hijos, imprevisor no fue nuestro padre al granjearos con ayuda divina la total salvación; pues con vuestros hermanos seréis, creo, los próceres de la corintia tierra. Creced, pues; lo demás lo hará el que os engendró con aquel de los dioses que propicio se os muestre; que os vea yo robustos en la flor de la edad y alcanzando victorias contra mis enemigos. (A Medea). ¿Y tú, por qué tus pupilas y tu blanca mejilla se llenan de lágrimas vuelves sin acoger alegre las palabras que te estoy dirigiendo?

MEDEA

JASON

Pues bien, tranquila queda; yo me ocuparé de ellos. Entonces ¿por qué tanto lloras por estos hijos?

MEDEA

JASON

No sé si me hará caso, pero voy a probar y opino que la convenceré.

PEDAGOGO

Señora, ya tus hijos no sufrirán destierro; helos aquí; la novia real tomó contenta los dones. Está en paz su casa con los niños. ¡Vaya! ¿Por qué tan abatida tal fortuna recibes?

MEDEA

¡Ay,

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