La máscara, la transparencia “Huidobro: altura y caída”

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las lenguas están muertas y hay que resucitarlas” es decir, este poeta afirmaba de que debía a dar a los significados nuevos signos, mediante una experimentación continua del lenguaje, incluso transgrediendo sus límites.

Como también afirma Guillermo Sucre, Altazor busca hacer del destino del hombre un destino poético, y así, plantea una rebelión contra la poesía misma, pues Huidobro parece buscar mediante un juego de cálculo e ironía, desenmascarar la poesía. Así mismo, plantea a Altazor como un poema del fracaso, con la conciencia de su monologo dramático y su monótono movimiento. Siendo Altazor todo y nada, no necesita decir que existe un enigma sino que lo crea.

2. Octavio Paz, "Los signos en rotación".

En el ensayo de Paz “Los signos en rotación”. Se expone la idea de la relación entre sociedad y poesía, analizando que aunque se necesitan mutuamente se encuentran en la imposibilidad de ser una sola, es decir, la sociedad sin poesía no tiene sentido, es carente de lenguaje o si no tiene un lenguaje básico y repetitivo, sin riquezas. En cuanto a la poesía sin sociedad, tiene aún menos sentido pues “sería un poema sin autor, sin lector y, en rigor, sin palabras”, es decir, ¿Quién apreciaría la poesía si no hay una sociedad? Así mismo como explica esta relación de necesidad, nos dice que la sociedad no puede ser poética y la poesía no puede ser sociable. ¿A qué se debe esto? La sociedad no puede ser poética porque tan solo la idea es una utopía. Sería una sociedad maravillosa, volvería al concepto de igualdad del hombre pero manteniendo la individualidad necesaria, y eso mismo es lo que la hace irrealizable. En el caso de una poesía sociable, sería básicamente traicionar los principios de la poesía volviéndola práctica, la poesía no tiene que ser práctica, y podemos verlo en textos como el de Huidobro y su manera de reformar la lengua y buscar nuevas maneras.

3. Altazor. Vicente Huidobro.

Abrí los ojos en el siglo

En que moría el cristianismo

Retorcido en su cruz agonizante

Ya va a dar el último suspiro

¿Y mañana qué pondremos en el sitio vacío?

Pondremos un alba o un crepúsculo

¿Y hay que poner algo acaso?

La corona de espinas

Chorreando sus últimas estrellas se marchita

Morirá el cristianismo que no ha resuelto ningún

Problema

Que sólo ha enseñado plegarias muertas.

(Canto I, 91 - 101)

En este fragmento de Altazor, podemos apreciar como este ente nos habla de cómo abrió los ojos y perdió la fe. Él abre los ojos ante la falsedad de las costumbres que se han mantenido por siglos. Habla de la decadencia y muerte en la que se encuentra el cristianismo. Hace un augurio acerca de necesidad de una deidad que ha demostrado la humanidad, lo dice con cierto todo de quien ve algo predecible. Y así mismo, busca una ruptura de las formulas culturales establecidas. Quiere cambiar lo preconcebido. Quiere cambiar la necesidad religiosa de la sociedad. Es como si propusiera aquella utopía de una sociedad poética de la que habla Octavio Paz en “Los signos en rotación” de El arco y la lira. No hay que sustituir la cruz con otro símbolo sin sentido ni propósito como el alba o el crepúsculo, pero sí parece insinuar que recordemos que en todo el tiempo que estuvo el cristianismo no resolvió ningún problema y sólo trajo “plegarias muertas”. Propone cierta libertad agnóstica, porque no ser una sociedad creadora sin segregación y con reconocimiento tanto de la igualdad como de la individualidad como formas paralélelas. Ciertamente lo que propone Altazor es la sociedad ideal, como si con su caída quisiera que cayera todo lo erróneo de la sociedad y abrir el mundo a las posibilidades que siempre ha negado sin dudar.