Libro el tùnel: Uno mata por amor

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Si es que tengo un poco de suerte, ella aparecerá…

4 de septiembre de 1948

Hoy he despertado con ansiedad y un sudor frío, he estado pensando en todas los posibles encuentros con esa mujer. Unas son realmente reconfortantes y me dan un panorama muy bello a futuro, pero otras más me destrozan por la brusquedad de mis respuestas y me da miedo que alguna de estas posibilidades se vuelva realidad.

Lo más probable era encontrármela en una exposición de pinturas… Pero, ¿qué estoy diciendo? ¡Si yo odio los conglomerados! Y sobre todo, el de pintores, tener que soportar aquella plaga llamada CRITICOS, que solo eran capaces de juzgar algo que no conocían y es que ¿cómo alguien puede juzgar sin siquiera saber lo básico en este caso de pintura? Si fuera un pintor otra cosa sería, aunque tendría que ser uno bueno porque si es un mediocre, ¿cómo va a calificar la pintura de alguien que es mejor a él?

En fin, mi noche se me está yendo en pensamientos. Una posibilidad es que algún amigo mío que tengamos en común me presente… Aunque pensándolo bien, ¿dónde voy a encontrar a un amigo en común si ni siquiera sé quién es ella? Esta era mi mejor opción puesto que era lo más práctico, así no tendría que comenzar yo una conversación, pero ahora esta no es una buena opción.

Al parecer esta noche no dormiré y escribiré todas las posibilidades que encuentre.

La siguiente que se me ocurre es un encuentro casual por la calle, ante esto ¿qué debo hacer? Mi timidez no me permitirá acercarme a ella. Tantas veces me he preguntado la clave para poder empezar una conversación. Hay personas que lo hacen ver tan fácil…

Si se daba esta posibilidad, no encuentro otro camino más que ella me hable primero. Si, ella tendrá que preguntarme algo tan trivial como la hora, hacer un comentario del clima, yo que sé. Mi único temor y lo que debo evitar a toda costa es contestar de mala manera ¡oh no! Si esto sucede sería el fin.

Me duele la cabeza, no puedo más. Creo que solo me acercaré y le preguntaré: ¿Por qué miró solamente la ventanita?

Sí, eso haré. Mientras iré a dormir

5 de septiembre de 1948

Hoy es un nuevo día, tengo todas mis ideas revueltas y ahora no sé qué pregunta va con cual respuesta. Esta situación no puede seguir así, necesito encontrarla.

He pensado en tantísimas posibilidades que creo, no podré hablarle. Ella tendrá que hacerlo.

23 de octubre de 1948

Hoy he salido sin razón aparente a la calle, no entiendo pero solo sabía que era necesario llegar rápido. Quería encontrar sentido a aquella caminata tan extraña y si que tuvo sentido.

Del otro lado de la cera caminaba ella, la mujer que tanto había estado buscando.

Tantas escenas que había imaginado, algunas plasmadas aquí y en ese momento no pude poner en marcha ninguna. Odio a veces ser tan tímido, de sobra está decir que les tengo envidia a aquellos hombres capaces de entablar conversaciones con otras mujeres. Al parecer mi racha no va a cambiar…