Lolita, Vladimir Nabokov

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Otro punto, Lolita también narra un crimen y nos da un retrato de la frivolidad de Estados Unidos en el siglo XX y un retrato de a dónde nos pueden llevar nuestras obsesiones insanas.

Lolita llega para plantearnos una verdad, no como en las novelas anteriores que nos pintan un mundo dulce, en cambio aquí leemos un tema que en verdad pasa: La pedofilia.

Las vergüenzas de una sociedad.

Nuestro autor de ésta novela, Vladimir Nabokov citó “Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, cuando estaba de pie, con su metro cuarenta y ocho de estatura, sobre un pie enfundado en un calcetín. Era Lola cuando llevaba puestos los pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos fue siempre Lolita”.

Dejando así un nombre para referirse a aquellas que son muy jóvenes pero seductoras, se les determinó “Lolitas”

En sí, se dice que el libro incita a la pedofilia y por eso en su momento fue prohibido en tantos países y vendido de manera clandestina, como pornografía.

Pero lo que más gusta de la novela, podría decirse que es la forma en la que está escrita. Llena de belleza.

Dicen que hubo más Lolitas, antes de Dolores Haze, sólo que ésta fue la que destacó.

Por decir, les hablaré de un escritor francés que, según Nabokov, fue el primer Humbert Humbert. Hablo del autor de una obra tan conocida y aclamada: Alicia en el país de las maravillas, por Lewis Carroll.

En sí tal obra nos presenta un mundo de fantasía, piénsenlo bien, un mundo donde todo es raro y parece muy normal, dónde celebran los No cumpleaños, las flores cantan, juegan cricket con flamingos y una liebre toma el té. Un lugar dónde todo esto tan extraño parece alucinante y mágico. Entonces podría también ser el escondite perfecto para un hombre mayor que está enamorado de la pequeña Alicia. La hija de unos vecinos a la cual tenía mucho afecto y con ella se basó para crear la novela, para crearle un mundo donde podrá tenerla siempre y no sería extraño.

Ahí vemos desde cuando existía la pedofilia y seguía siendo un tema sin tocarse hasta que llegó Lolita.

Hombres escribiendo sobre niñas de las que se enamoran, escribiendo sus pecados y dejándolos a la luz, un tema tan tabú.

Pero igual preferible que escribiera ese pasadizo secreto a que lo hiciera realidad. Aunque para muchos el pensarlo es suficiente pecado, otros opinan que es un respiro, un alivio escribir o leer sobre ello, sin llevar a cabo ningún acto de tener algo que ver de verdad con las niñas.

Todos tenemos secretos oscuros, sólo que los de algunas personas son más oscuros que otros. Así bien el pensar que es un alivio para ellos el simplemente leer o escribir sobre el asunto entonces no parece tan mala idea.

Pero, también dan escalofríos cuando te pones a pensar que Humbert se acostaba con una niña de doce años y ninguno de los dos tuvo un final feliz. El pensar si él no se hubiera interferido en su vida quizá ella no habría tenido tal desenlace. Por su parte Humbert ya era un obsesivo, hay gente que dice que su alma ya estaba podrida, tenía ese sueño juvenil frustrado por su ex amor muerta, que seguramente hubiera buscado y buscado hasta que encontrara a otra que fuera su lolita y lo destruyera poco a poco.

Aunque, ¿causa más escalofríos pensar que Lewis Carroll escribió Alicia en el país de las maravillas porque estaba enamorado de su vecinita?

Quizá para algunos sí y para otros no, porque ésta novela no lleva contenido erótico, ni si quiera lo sugiere un poco. Pero ya sabiendo la historia original uno simplemente se queda pensando.

Aunque el escritor de Lolita fuera casado, se piensa que el ruso (al igual que Humbert Humbert) nunca olvidó un amor de su adolescencia, o que tuvo un amor por una niña con la cual, por cuestiones de edad, nunca lo dejaron casarse.

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Conclusión

A pesar de que la esposa de Nabakov lo acompañó hasta el final de sus vidas, él llevaba otra relación, la de su obsesión enfermiza y brillante por el amor juvenil y las adolescentes prohibidas.

Lolita, la obra más celebrada de Vladimir Nabakov, es una historia sobre la codicia, la autodestrucción y la belleza de lo prohibido.

Se trata de una constante de la obsesión de hombre adulto por erotizar y dotar la magia del mundo infantil.

Aunque el novelista ruso tenía a un gran amor, Vera, su esposa, es innegable que en su corazón también residían todas esas niñas de ficción.