Melodía de Horror

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El terrible hedor envuelve mi nariz, invade mi sentido del estado y revuelve mi estómago, las ganas de vomitar son casi insoportables, pero tengo que resistirlo, con grande tragas de saliva mantengo mis nauseas a raya.

Esa cosa me jala hacia el otro lado, tiro con todas mis fuerzas, pero parece inútil, y como si fuera poco el horror aumenta mientras mis esperanzas se reducen a velocidad de un rayo, siento que otra mano me aprieta el cuello acompañado de un fétido olor, uno cálido con olor a sangre, al mismo tiempo veo dos puntos de color verdoso que me recuerdan a un par de macabros ojos, trato de mantener la calma, pero me resulta imposible, esos ojos son imponentes e infernales, parecen examinarme, pero lo peor de todo no es el fétido olor que invade el ambiente, no son esas bestiales gélidas manos, como helada agua del ártico que me sujetan con furia, ni siquiera son aquellos horrendos “ojos” inhumanos a un par de centímetros de mi rostro, no, lo peor es que no se trata de una espantosa pesadilla, se trata de una espantosa realidad sobrenatural, el horror me invade completamente, por más que quiero escapar, me es imposible, siento como me desvanezco en la penumbra poco a poco

No voy a resistir, quisiera gritar esperando recibir algún tipo de ayuda, pero aunque lo hiciera no serviría de nada, nadie vendrá a ayudarme, vivo solo en un lugar apartado de la ciudad, el excentricismo de mi persona me hace desear la soledad, un espacio personal solo para mí. Ahora me arrepiento de esta particular característica, no quiero morir y menos así, maldita sea…, claro es este espejo, también me arrepiento de haberlo comprado, si logro salir vivo me desharé de este monstruoso objeto, pero el engañoso monstro me arrastra, no…. Eso es solo tengo que alcanzar ese cuchillo que deje ayer sobre el escritorio y todo abra terminado, pero la criatura me sujeta el brazo vorazmente, por cada que intento zafarme, esa cosa tira más y más fuerte, pero no me daré por vencido, debo aferrarme a la vida, no puedo permitirme morir de una forma tan miserable. Al haber pensado en eso, obtengo la fuerza suficiente para tomar el cuchillo.

Luego hubo un grito escalofriante que jamás olvidare y que jamás había escuchado en mi vida, había dolor, furia y odio en aquel grito, aquel grito horrorizaría al más fuerte, no cabe duda, eso no era de este mundo. Solo debo resistir un poco ya casi lo logro, pero el cuchillo se cae de mi mano, obra de ese ser, hago todo lo que está en mis manos para alcanzarlo, hasta que lo logro. Ya amanece, el primer rayo de sol entra por la ventana y aún sigo aquí….vivo, sentado en el suelo frente al espejo, inmóvil, con el corazón exaltado.

Siento como mis pulmones se hinchan por las grandes bocanadas de aire, tengo que limpiar el piso, pues no importo mi esfuerzo por controlar mis nauseas, al final no pude aguantar más la repulsión de esa cosa, también tengo que bañarme y lavar mi ropa, pues tengo impregnada la sangre de ese horripilante ser en mí, la cual me salpico cuando le clave el cuchillo en lo que ahora se con certeza, era uno de sus ojos.

-Brian Alfonso Acevedo

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