Niebla.
Enviado por tolero • 24 de Marzo de 2018 • 1.488 Palabras (6 Páginas) • 303 Visitas
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De este punto es cuando Mario J. Valdés, profesor de literatura en la Universidad de Toronto en Canadá, nos dice en el comentario que realizó para la edición de 1994 de Niebla, que: “Leer este texto es jugar el juego del laberinto, de los espejismos donde lo más real se convierte en lo más irreal y el final del juego es el principio”[3]. Lo cual es completamente cierto, Unamuno hace mezcla de lo real y lo ficticio, se dice y contradice a lo largo de la novela, sin ningún aviso. De repente todo lo que era negro pasa a ser blanco y viceversa, es decir, en esta obra Unamuniana la contradicción siempre está presente pero sin llegar a negar la veracidad de su opuesto. Por ejemplo: “La muerte, es la base de la vida”, aquí no se afirma que la muerte es la vida, sino que se señala que la muerte y su opuesto, la vida, están relacionadas pues una es la base del significado de la otra.
Dejando esto en claro es hora de que me comience a centrar en los últimos capítulos de la nivola, son precisamente los capítulos del veintinueve al treinta y tres porque me parece que concentran la idea principal del autor, saber si somos reales o solo una ficción, como Augusto Pérez.
Empezando por el capítulo veintinueve, es aquí en este capítulo cuando Augusto Pérez se cuestiona por primera vez su existencia, porque a pocos días de la boda con Eugenia, de quien se enamoró, esta decide que sigue amando a su ex novio, Mauricio, y deja a Augusto por medio de una carta, carta que en un principio él se niega a leer pues presiente lo que vendrá y cuando la lee sale tan mal herido que ya no siente y es ahí cuando descubre que es real porque sintió como si le hubiesen matado, sintió que se burlaron de él, sintió que puede sentir.
En el siguiente capítulo, treinta, Augusto tiene una plática con su confidente, Víctor Goti, quien en un intento de hacerlo sentir mejor se burla de su situación, Augusto le dice que se suicidará a lo que Víctor solo le dice que es una opción pero no la mejor, le dice qué mejor es que se devore, es decir, que se distraiga a el mismo. Víctor le pregunta que si no se encuentra a el mismo muy interesante, después comienza a decirle que si un nivolista (lector de la obra) estuviera ahí pensaría que no pasa nada, en respuesta Augusto dice que eso sería porque el nivolista no le ve por dentro, es ahí cuando Víctor le da un indicio de que él no es real pues le dice que ellos no tienen “dentro”:
¿Por dentro? ¿Por dentro de quién? ¿De ti? ¿De mí? Nosotros no tenemos dentro. Cuando no dirían que aquí no pasa nada es cuando pudiesen verse por dentro de sí mismos, de ellos, de los que leen. El alma de un personaje de drama, de novela o de nivola no tiene más interior que el que le da…[pic 11]
Sí, su autor.[pic 12]
No, su lector.[pic 13]
(Unamuno, 1994: pág. 274)[4]
Continuando la historia, capitulo treinta y uno, narrado por Unamuno, aquí llega a oídos de Augusto toda su verdad y por medio de nada más ni nada de menos que de don Miguel de Unamuno, su creador. Cuando Augusto decide suicidarse y después de leer algunos textos de Unamuno, específicamente uno donde toca el tema del suicidio, emprende el viaje hasta Salamanca para consultar con él su decisión. La sorpresa llega a Augusto cuando Unamuno, después de hacerle conocer que sabía toda su vida, le dice que no puede suicidarse porque no está ni vivo, ni muerto, simplemente no existe por lo menos no como un ente real de carne y hueso, sino que es un ente de ficción, una fantasía suya.
Una novela “cargada” de ideas, diferentes pensamientos y teorías, corrientes filosóficas que el autor introduce a modo de cuestionamientos propios y compartidos con el lector a través de los personajes; profusa intertextualidad con escritos suyos y de otros autores, un juego impecable a “modo de novela”.
Bibliografía
Unamuno, M. (1994). Niebla (Segunda ed.). (M. J. Valdés, Ed.) México, D.F.: LIBSA.
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