"No te salves", Mario Benedetti - Análisis

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En cuarto lugar, como he mencionado previamente, cada verso del poema se refiere a un componente del hombre, sea para elogiarlo o para criticarlo. En el caso de la primera parte, el poeta describe cómo vivir apasionadamente a través de los elogios. “El borde del camino” es una metáfora explícita para la vida de quienes no asumen riesgos. El primer aspecto descripto es entonces la capacidad que los seres humanos tienen para arriesgarse, razón por la cual sostiene que no hay que quedarse “inmóvil”. Además, en los siguientes dos versos dice que hay que ser feliz y amar apasionadamente. Al decirle al tú lírico “no te llenes de calma” el poeta lo instiga a ser curioso, lo que es enfatizado en los dos versos siguientes al alentarlo a salir a explorar. Asimismo destaca la valentía de un hombre al rogar que el tú no se vuelva ciego y que afronte la situación al decir “no dejes caer los párpados”. El uso de la metonimia “labios” connota el derecho a expresarse, y el poeta le ruega al tú que nunca deje de revelar su opinión. En los próximos dos versos, destaca que hay que vivir con ilusiones y cumplir con las metas. Por último, al decirle “no te juzgues sin tiempo”, Benedetti destaca la fugacidad de la vida en sí, lo que nos deja como conclusión que el hombre según el yo lírico debe aprovechar estas capacidades y no desperdiciar su tiempo viviendo de otra forma que no sea como él dictamina. Esta es la razón por la cual en la segunda parte, el poeta describe que el tú lírico no vive de esta forma, y el hablante imaginario se lo reprocha. Dicha postura de que la postura no hay que aceptar a la realidad de una forma sumisa es enfatizada al concluir el poema con “no te quedes conmigo”. La intención del yo lírico es decirle al tú lírico que de continuar viviendo como lo está haciendo, el no quiere mantener contacto afectuoso con el. Además cabe destacar que es a través de este “conmigo” en el cual el yo lírico aparece por primera vez en la obra.

Por último, la interpretación ambigua del poema es enfatizada a través del contraste generado en los tonos. Dado que el tú lírico puede tomar el rol tanto de la amada del poeta como del pueblo uruguayo, el tono predominante en la obra es amoroso. Este amor es tanto del poeta hacia la expresión comunal de una rebelión como hacia una mujer. Sin embargo las construcciones empleadas en la primera estrofa sostienen un tono imperativo ya que es una sucesión de versos que le ordenan a no tener ciertas actitudes. Además, el tono de la primera sección es esperanzador mientras que en la segunda es completamente melancólico. Este juego de contrastes en las tonalidades alude a los altibajos de una relación afectiva, lo que aplica a la identidad múltiple del tú poético.

En conclusión