Obra: “El Sexto”
Enviado por Ensa05 • 18 de Diciembre de 2018 • 1.818 Palabras (8 Páginas) • 591 Visitas
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Poco después fallece Alejandro Cámac en brazos de Gabriel. En los últimos días su salud se había quebrantado y perdido la visión de un ojo. Todos los políticos, apristas y comunitas rinden homenaje a quien consideran un gran luchador social. Pedro da un vibrante discurso. El cadáver es sacado y los presos lo despiden cantando a toda voz sus himnos respectivos. El teniente es enviado a acallar a los presos, pero no logra su cometido. La muerte de Cámac coincide con la del japonés, víctima del hambre y los golpes; ambos cuerpos son sacados del penal en el mismo camión.
Otro suceso que conmueve a Gabriel es el ocurrido en torno a Libio Tasaico, un muchacho serrano y sirviente, de 14 años, quien llega a la cárcel acusado por su patrona de robarle una joya costosa. Esa misma noche Puñalada y otros negros violan al muchacho, quien amanece llorando desconsoladamente. Gabriel trata de calmarlo; lo lleva a su celda y le cuenta sobre la vida de su pueblo situado también en las serranías, donde los hombres son valientes y no lloran a pesar de latiguearse en las festividades patronales. Libio siente entonces alivio al encontrar a una persona que le habla con el idioma del corazón. Poco después la patrona del muchacho avisa que ya encontró la joya perdida y pide que le entreguen a Libio, pero éste no quiere regresar donde ella. Gabriel le convence entonces para que se vaya de la prisión y lo despide afectuosamente, dándole la dirección de un amigo donde lo alojarían y darían trabajo.
Este último incidente convence a Gabriel que el negro Puñalada debía morir y pide al Piurano que lo asesine. El piurano promete hacerlo y se consigue un enorme cuchillo. Una noche, Gabriel escucha los gritos de Pacasmayo; al asomarse por la baranda, lo ve arrojarse desde lo alto contra las rejas de la celda del Clavel, rompiéndose el cuello. No repuesto de la impresión, al poco rato Gabriel escucha al Puñalada gritando de dolor y lo ve desplomarse sangrando, con un enorme corte en el cuello. Gabriel cree al principio que es obra del piurano pero éste se acerca y le asegura que otro se le había adelantado. El teniente, el cabo y los guardias irrumpen y encuentran al negro exhibicionista con un cuchillo en la mano; asumen que es el asesino del Puñalada y lo arrestan. También llevan como testigos a Gabriel y al piurano; Gabriel cuenta a los policías que Pacasmayo se quitó la vida al no poder soportar el abominable espectáculo del muchacho prostituido, pero el cabo supone que el motivo más probable sería un sentimiento de celos por el maricón, lo cual indigna a Gabriel y al piurano. Ambos son devueltos a la cárcel, pero cuando atraviesan el patio se les acerca «el Pato», un inspector, quien pistola en mano amenaza al piurano y lo insulta, llamándolo cholo asqueroso. «El Pato» era un soplón o delator al servicio del gobierno y como tal odiado por los presos políticos; el piurano no soporta la ofensa y con un movimiento veloz saca su cuchillo y le da un tajo en el cuello. «El Pato» se desploma muerto ante la estupefacción de todos. Gabriel sube al tercer piso y anuncia a toda voz el suceso; todos celebran y dan vivas al piurano. El relato termina cuando, al amanecer siguiente, Gabriel despierta al escuchar una voz que llamaba a los presos desde la puerta de la prisión, imitando al Puñalada. Era un negro joven, que relevaba así al amo fallecido.
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