Obras de Shakespeare (Antonio y Cleopatra)

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¡Paz! ¡paz!

¿No ves a mi bebé en mi pecho?

¿Eso aspira la enfermera para dormir?

Estas pocas palabras -el contraste entre la tierna belleza de la imagen y el horror de la situación- producen un efecto más intensamente triste que todos los rating en el mundo. La devoción generosa de sus mujeres añade el encanto moral que solo faltaba: y cuando Octavio se precipita demasiado tarde para salvar a su víctima, y ​​exclama, al mirarla

Ella parece dormir-

Como ella cogería otro Antonio

en su fuerte esfuerzo de gracia—

la imagen de su belleza y de sus irresistibles artes, triunfante incluso en la muerte, se nos presenta de inmediato, y un curso magistral e integral consuma este delineamiento más maravilloso y deslumbrante.

Shakespeare ha demostrado profundo juicio y sentimiento en adherirse estrechamente a las autoridades clásicas; y decir que el lenguaje y sentimientos dignamente llenan el contorno es el elogio más magnífico que se puede dar. El juego mágico de la fantasía y la abrumadora fascinación del personaje se mantuvo hasta lo último: y cuando Cleopatra, en la aplicación de la AEP, silencia las Lamentaciones de sus mujeres –

No estoy aquí pidiendo disculpas ni disculpando el carácter histórico de Cleopatra, ni de esas mujeres que se le asemejan: le estoy considerando como un dramático retrato de impresionante belleza, el espíritu y la originalidad. Ella fue objeto de dos latín, dieciséis franceses, seis inglés y al menos cuatro tragedias italianas; todavía Shakespeare solo ha servido a sí mismo de todo el interés de la historia, sin falsear el carácter. Él solo se ha atrevido a exhibir a la reina egipcia con toda su grandeza y toda su pequeñez - todas sus debilidades de carácter, su miserables artes y pasiones disoluta — todavía conservan la propiedad dramática y poética colorante del carácter y despierta nuestra compasión para caídas grandiosas, sin una vez seducirnos en simpatía con culpa y error.