Reflexión sobre la Encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común del Papa Francisco
Enviado por Antonio • 9 de Noviembre de 2018 • 1.604 Palabras (7 Páginas) • 587 Visitas
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Sin duda, existe un modelo utilitarista excesivo hacia la naturaleza, derivación que violenta la esencia misma originaria. Se pretende, por tanto, reducir su valor e imposibilita su propio desarrollo y evolución.
Cuando el ser humano, nos dice el papa Francisco, se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales(Francisco, 2015, pág. 85), y todo lo demás se vuelve relativo[2]. Si analizamos esta forma cultural del relativismo, podemos encontrar una patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra; referente a la naturaleza: la trata como mero objeto, la convierte en esclava. Es la misma lógica del usa y tira, que genera residuos sólo por el deseo desordenado de extinguir, de destruir.
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Hacia una ecología integral
La pretensión del sumo pontífice romano es tratar de incluir no sólo una ecología ambiental, sino una correlación con la economía y la sociedad. ¿Quién fungiría como medio? Sin duda alguna, la apuesta que hace Bergoglio tratará de solidificar el crecimiento integral de la naturaleza y la humanidad. Sin embargo, las antinomias tales como: el deficiente funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus “maneras” de entender la realidad, dilatan una respuesta favorable, tanto para la naturaleza como para el ser humano.Por lo tanto, es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los ecosistemas entre sí y con los sistemas sociales. No deben existir brechas entre ambas.
¿Dónde queda la investigación sobre estos problemas que conciernen a la humanidad? No olvidemos que los ecosistemas intervienen en nuestra propia vida, tanto en la purificación del agua, control de enfermedades y plagas, en la formación del suelo, en la descomposición del suelo. Cuando nos percatamos de la inexistencia de estos procesos naturales, vuelve, en algunos de nosotros, la comprensión y la acción ante tales problemas. Es por ello que, cuando se habla de uso sostenible, siempre debemos recordar la regeneración de los ecosistemas en sus diversos aspectos y áreas.
En la encíclica que estamos discutiendo, el líder de la Iglesia católica sostiene que la ecología humana es inseparable de la noción de bien común, considerándolo como un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social. ¿Qué se entiende por bien común? De acuerdo con el actual obispo de Roma, el bien comúnpresupone el respeto a la persona humana en cuanto tal, con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral(Francisco, 2015, pág. 107).
Ahora bien, ¿no reincidimos en un nuevo antropocentrismo? Podemos inclinarnos por la respuesta afirmativa, pero debemos considerar que la Iglesia católica,hoy en día, frente a las problemáticas de exclusión racial, de penuria en gran parte de la población, de crisis ambiental, surge una iniciativa de abocarse a atender estas necesidades provocadas en su gran mayoría por el sistema económico actual. Es por ello que durante el Concilio Vaticano II se reafirma con fuerza la idea de una Iglesia de servicio, no de poder, que no está centrada en ella misma, y que no se ‘encuentra’ sino cuando se ‘pierde’, cuando vive ‘las alegrías y esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres en nuestro tiempo’.[3]
Más adelante, esta misma exhortación expresa que debe de existir en la jerarquía eclesial el análisis e interpretación intelectual de los signos de los tiempos: es propio de todo el pueblo de Dios, pero principalmente de los pastores y de los teólogos, auscultar, discernir e interpretar, con la ayuda del Espíritu Santo, las múltiples voces de nuestro tiempo y valorarlas a la luz de la palabra divina, a fin de que la verdad revelada pueda ser mejor percibida, mejor entendida y expresada en forma más adecuada.[4]
Así, el sucesor de Pedro reclama a los diversos sectores, no sólo mayor atención a la humanidad fragmentada por el egoísmo, sino también mirar a la naturaleza como un bien que compartimos todos, obligando al hombre, individualmente, a la célula básica que es la familia, a la sociedad y al Estado a defender y a promover el bien común.
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A modo de conclusión
El punto de vista del papa Francisco sorprendió en gran medida con esta encíclica, dado que critica de manera puntual la decadencia del sistema imperante y también el actuar del ser humano frente a la crisis ecológica que vive actualmente. Pero, ¿se quedará apática la comunidad católica frente a este llamado latente que hace el obispo de Roma? Me parece que sí, porque no sólo tiene que existir una conciencia ambiental en cada ser humano sino un verdadero compromiso con la casa común.
Ahora bien, el aporte de Bergoglio es fundamental como líder de la Iglesia católica, porque viene de un continente que sufre esta crisis ecológica: una América Latina desplazada. Por lo tanto, Francisco lanza un llamado al cuidado de la morada común, a la apertura, al diálogo para formalizar políticas, pero también una nueva ética que se aplique a mejorar las condiciones de vida, no solamente la humana, sino de manera integral.
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Referencias
Bauman, Z. (2009). Vida de consumo. México: Fondo de Cultura Económica.
Francisco, S. P. (2015). Laudato si, sobre el cuidado de la casa común. Vaticano: Editrice Vaticana.
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