Simbología en la obra de Rosencrantz y Guildenstern han muerto.

...

en la posición del sol; después, olvida por completo al viento y se pregunta únicamente qué hora es dependiendo de la posición en la que se encuentra el sol:

“Guildenstern: ¿El empirismo? ¿Eso es todo lo que tienes que ofrecer? ¡Parece que no tienes ni la menor noción de dónde estamos! No esperes encontrar la respuesta escrita para ti en la cavidad de un círculo. Te lo aseguro.

Pausa.

Además, nunca puedes decir a qué distancia está el Norte; probablemente afuera esté oscuro.

Rosencrantz: Sólo te sugiero que la posición del sol, si hay sol, te daría una idea aproximada de la hora; alternativamente, el reloj, si anda, te daría una idea aproximada de la posición del sol. He olvidado lo que tratabas de establecer.

Guildenstern: Trataba de establecer la dirección del viento.

Rosencrantz: No hay viento. Todo lo más, una corriente de aire.

Guildenstern: El origen, en ese caso. Remonta hasta su nacimiento y nos proporcionará una idea aproximada de por dónde hemos venido, lo que nos proporcionará una idea aproximada del Sur, por pura referencia.”

Minutos más tarde El Actor entra y asegura saber para qué dirección va el viento. Saber hacia qué dirección sopla el viento, es tener mayor conocimiento que nuestros personajes principales; al menos el actor sabe qué es qué. El viento en esta escena es usado por El Actor para decirnos que él sí sabe los eventos que pueden presentarse, solo son ellos quienes no tienen idea.

El viento en esta obra representa también el contraste entre el pragmatismo y la razón. El pragmatismo nos permite forjar una idea de solo pensarla; mientras que la razón pura nos acerca a analizar todos los aspectos y las posibles consecuencias, a ver el mundo antes de querer entenderlo. Guildenstern se encuentra constantemente pensando lo que él quiere, sin fijarse realmente lo que pasa en el mundo, aunque lo tiene frente a sus ojos.

El viento se convierte en un símbolo de los hechos y de la manera de verlos, pero nos sugiere que la mejor manera de entender algo es no hacernos ciegos a lo que está pasando a nuestro alrededor.

La segunda vez que el viento se presenta en la trama, es en el acto final; cuando el barco que lleva a los personajes a Inglaterra tiene una dirección segura, la cuál es guiada por el viento que llena las velas del barco. Rosencrantz y Guildenstern van a morir; lo que antes era solo una metáfora adquiere un valor literal, que los está dirigiendo a su suerte final.

El barco:

En el tercer acto, Rosencrantz y Guildenstern se dan cuenta de que aún están vivos y que están a bordo de un barco; durante el viaje ambos platican sobre la idea de la muerte y que esta podría ser un barco:

Rosencrantz: También podríamos estar muertos. ¿Te parece posible que la muerte sea un barco?

Guildenstern: No, no, no... La muerte es... no. La muerte no es esto. ¿Comprendes lo que quiero decir? La muerte es la última negación. No-ser. Tú no puedes no-ser a bordo de un barco.

Rosencrantz: Me ha ocurrido con frecuencia el no estar en un barco.

Guildenstern: No, no, no. Lo que te ha sucedido es no estar en un barco.

Las palabras envuelven demasiado poder sobre su destino. La plática entre los personajes se convierte en una profecía que conoce lo que sucederá más adelante. Las palabras de los personajes son atinadas con su destino.

Rosencrantz piensa que el barco es la muerte porque los viajes en barco son muy largos y muchas veces hacen que pierdas la esperanza o las ganas de llegar a tu destino. No hay más que el mar y nada que te motive a llegar; también significa que el viaje está arreglado y el destino es definitivo, simbolizando la muerte de los personajes.

En contraste, Guildenstern piensa que el barco representa la relación ideal entre el destino y el libre albedrío, ya que el barco tiene un destino y una dirección, por lo que hay un propósito más grande; sin embargo, son libres de moverse dentro de él.

Al igual que los personajes solo pueden dar vueltas en el barco, las pueden dar a diferentes sitios a lo largo de la trama, pero siempre terminarán igual. Siempre dan vueltas en círculos.

Desde mi punto de vista, la simbología de esta obra nos abre una nueva perspectiva al subconsciente de los personajes, a defectos, cualidades o pensamientos que ni siquiera ellos mismos notan y que para nosotros, puede resultar confuso definir a lo largo de la obra. Si entendemos la simbología del libro podemos entender por qué las cosas son como son y están donde están; además de saber un poco más de lo que quería decir el autor.