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GERENCIA EN LA SOCIEDAD FUTURA. LA CAMBIANTE ECONOMIA MUNDIAL

Enviado por   •  30 de Marzo de 2018  •  1.558 Palabras (7 Páginas)  •  403 Visitas

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Económicamente la política agraria japonesa ha sido un desastre. En materia de agricultura Japón está peor que cualquiera otro de los países desarrollados ya que necesita importar más alimentos que nunca antes, más que cualquier otro de los países desarrollados.

El segundo gran éxito de la burocracia Japonesa fue no atacar el problema de la distribución al por menor. A finales de la década de 1950 y principios de 1960, Japón tenía un sistema de distribución anticuado, costoso e ineficiente que consistía en pequeñas tiendas que significaban grandes costos. Economistas y líderes de los negocios advertían que el país no podía tener una sana economía moderna mientras no contara con un eficiente sistema de distribución. La burocracia, sin embargo, se negó a ayudar. Por el contrario, adopto una tras otra serie de disposiciones destinadas a retardar el crecimiento moderno de minoristas.

Cuarenta años después, el problema de la distribución al por menor ha desaparecido, tanto social como económicamente. Las pequeñas tiendas de familia todavía existen pero, especialmente en las ciudades grandes, se han convertido en concesionarias de las grandes cadenas nuevas de distribución. Hoy las tiendas pequeñas son limpias, bien alumbradas, administradas centralmente y computarizas. Es muy posible que Japón tenga actualmente el sistema de distribución más eficiente y más barato del mundo y los pequeños comerciantes ganan buen dinero.

La tercera experiencia formativa de la burocracia japonesa, que a diferencia de las dos primeras fue un fracaso. En efecto el fracaso provino de violar las anteriores y no hacer uso de la sabiduría de aplazar y retardar. A principios de la década de 980, el país experimento lo que en cualquier parte no se habría considerado una recesión sino una pequeña dilatación del crecimiento económico y el empleo. Pero esa dilatación coincidió con la liberación del tipo de cambio dólar – yen y la rápida caída del valor de cambio del dólar estadounidense que infundio pánico en Japón, que dependía de las exportaciones. Los burócratas cedieron a la presión pública y se volvieron activistas al estilo occidental, invirtieron sumas inmensas en esfuerzos por estimular la economía y el resultado fue un desastre. El gobierno empezó a acumular mayores déficits presupuestarios que la mayoría de países desarrollados; el mercado de valores se activó locamente y elevo la relación precio – utilidades hasta 50:1 y aun más, los precios de la propiedad raíz experimentaron alzas más locas aun, y los bancos inundados de dinero para el cual no habían prestatarios sólidos, prestaban frenéticamente a los especuladores.

Japón afronta la crisis financiera más grande que cualquier otro país desarrollado a partir de la Segunda Guerra Mundial. Más serias aun, y mucho más difíciles de manejar, son las amenazas sociales de las crisis bancarias. Todo el sistema financiero japonés ya se está contrayendo.

La sociedad japonesa

La clave más importante para entender cómo piensa, como trabaja y cómo se comporta la burocracia japonesa es entender las prioridades del Japón a los ojos de un extranjero, Japón parece poseer una extraordinaria fuerza de cohesión social. Ninguna otra sociedad en la historia ha hecho frente con éxito a dislocaciones y cambios tan extremos. El país estuvo muy cerca del colapso y la guerra civil en ambas ocasiones. De ahí la importancia extraordinaria que conceden, por ejemplo, al empleo vitalicio como aglutinante social en Japón.

De la ciudad civilizada

Concluyendo el tercer capítulo ,sobresale el planteamiento de que la ciudad será pronto la más alta prioridad en todos los países, especialmente en los más desarrollados como Estados Unidos y Japón, Sin embargo ni la empresa privada ni el gobierno pueden proveer las nuevas comunidades que necesitan todas las ciudades grandes del mundo. Solo el sector social, es decir, las organizaciones no gubernamentales sin ánimo de lucro, puede crear lo que necesitamos hoy : comunidades para los ciudadanos y especialmente para los trabajadores de alto nivel educativo que ya están dominando en las sociedades desarrolladas. Una razón para esto es que las organizaciones sin ánimo de lucro pueden ofrecer oportunidades de trabajo voluntario y así capacitar a los individuos para tener una esfera en la cual ejerzan control y al mismo tiempo un campo de acción en que puedan hacerse sentir.

El siglo XX presencio el explosivo crecimiento tanto del gobierno como del sector privado, especialmente en los países desarrollados. Lo que requiere el naciente siglo XXI es un crecimiento igualmente explosivo del sector social sin ánimo de lucro para construir comunidades en el ambiente social nuevamente dominante: la ciudad.

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