La dolarización, posible solución a la crisis económica en Colombia?
Enviado por Antonio • 20 de Diciembre de 2017 • 1.864 Palabras (8 Páginas) • 591 Visitas
...
En consecuencia, los economistas están divididos en cuanto a si es conveniente o no, la dolarización extraoficial o semioficial.
Analizar la dolarización oficial es más sencillo, pues al eliminar la moneda doméstica, se eliminan también los problemas ocasionados cuando se realizan cambios de la moneda doméstica a la extranjera.
Al ser dolarizado oficialmente, un país se convierte en parte de una zona unificada de moneda con el país cuya moneda utiliza, llamado entonces, país emisor. Dentro de esta zona unificada, el arbitraje (compra y venta para tomar ventajas de las diferencias en precios), tiende a mantener los precios de bienes en similitud dentro de un estrecho rango. Si Colombia cumpliera con este proceso entonces se podría suscitar el siguiente ejemplo: Si un televisor cuesta $1000 en los Estados Unidos, entonces en Colombia no podría costar más de $1000, además de los impuestos adicionales y los costos de envío, si no fuera así, entonces resultaría más rentable embarcar televisores desde Estados Unidos hacia Colombia hasta que la diferencia de precios desaparezca. Estas similitudes dentro de dicha zona también se aplicarían a las tasas de interés.
Un país dolarizado oficialmente no puede responder a los choques económicos, como por ejemplo un aumento en el precio del petróleo, alterando la tasa de cambio de su moneda, pero sin embargo, puede recurrir a otros métodos: flujos de capital dentro o fuera del país, para compensar el choque, cambios en el presupuesto del gobierno, y con menos frecuencia cambios en precios y en salarios. Tal vez dicha alteración en la tasa de cambios compensa, pero no evita del todo la necesidad de un ajuste real, y Colombia tendría que estar preparada para todo lo anterior.
Si en nuestro país se dolarizara oficialmente se incurriría en un costo por pérdida del señoraje, ya que no se emitiría moneda local. La única posibilidad de que esto no ocurriera por lo menos completamente, sería que Estados Unidos considerara la posibilidad de compartir dicho señoraje. Para la Reserva Federal de ese país, sería más difícil el manejo de la política monetaria. Cabría la posibilidad de que Colombia presionara a Estados Unidos para que asumiera la responsabilidad en la solución de sus problemas económicos, para lo cual, el país del norte con toda seguridad, notificaría oficialmente que dicha responsabilidad pertenecería a nuestro gobierno nacional. En el evento que la Reserva Federal aumentara las tasas de interés, nuestro gobierno inmediatamente presionaría para mantener esas tasas de interés “inapropiadamente” bajas.
En el corto plazo, la dolarización implicaría la eliminación de la devaluación, que es un estímulo con el cual cuenta la actividad productiva y las exportaciones, más aún, cuando actualmente nos encontramos con que la economía mundial está en declive, existe restricción fiscal y la economía doméstica viene perdiendo su ritmo paulatinamente. Se necesitaría contar con un sistema financiero solvente, finanzas públicas equilibradas y políticas salariales flexibles. Nuestro país actualmente posee un sistema financiero que está en proceso de saneamiento, que por las actuales circunstancias crediticias, su recuperación tomará todavía algunos años más. La reciente reforma a las transferencias y a las pensiones, hace que este proceso de saneamiento siga siendo de todas maneras de mediano a largo plazo. En cuanto a la parte salarial, en estos momentos se alcanza un desempleo cercano al 19 o 20 por ciento, que hace pensar en futuras reformas laborales, todo esto haciendo dudar de la favorabilidad de un proceso de dolarización en el corto plazo (porque tal vez) se podría presentar el caso de Argentina: país débil – moneda fuerte (peso argentino=dólar) – socios comerciales que pueden devaluar sus monedas.
Por otro lado, ¿seremos capaces de ceder parte de nuestra soberanía al renunciar a la autonomía en la determinación de la unidad de transacción?; esa cuestión tiene unas implicaciones culturales importantes, y también podría significar tropiezos en el momento de entender el valor del dinero y el proceso de las transacciones, por ejemplo, entre las comunidades indígenas, que tendrían que tratar rápidamente de amoldarse al nuevo cambio a como dé lugar.
Nuestro banco central perdería su función constitucional de autoridad monetaria, y estaría impedido para defender eventualmente la banda cambiaria, hallando imposible manipular las tasas de interés; al mismo tiempo, se tendría que implementar una política fiscal de austeridad, que, si se observa positivamente, incrementarían la inversión extranjera y la actividad económica en general. Pero, sólo citando el actual conflicto armado por ejemplo, entre otros problemas del país, ¿se podría adoptar dicha política fiscal, en un momento en que el gobierno tiene que sostener una guerra que además de absurda, resulta extremadamente costosa? Habría que manipular un arma de doble filo que impide manejar las crisis, al no poder responder a éstas con sucesivas devaluaciones de la moneda, que sirven principalmente para incentivar la exportación de bienes y servicios.
Las personas que defienden la dolarización aducen que con una tasa de cambio inestable y creciente inflación, los empresarios tendrán más dificultades para conseguir financiación, puesto que es difícil prever el valor de los activos a futuro, y las entidades financieras acortarían drásticamente los plazos de los créditos para reducir riesgos de pérdidas. Además, la dolarización se justificaría dado el caso de que existiera una inflación muy alta, mientras que la que actualmente maneja el país es de un dígito.
Con dolarización en Colombia, nuestros exportadores perderían en gran parte la capacidad de competir con precios en los mercados internacionales.
Creo entonces, que este proceso de dolarización (otra posibilidad de “Washington-dependencia”, como en parte lo veo yo), no se debe ver como la panacea, ni como la solución a todos los problemas actuales del país; de todas maneras, las opiniones están divididas
...