¿Somos dueños de nosotros mismos?
Enviado por Stella • 28 de Marzo de 2018 • 2.013 Palabras (9 Páginas) • 351 Visitas
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Clarissa, como la señora Dalloway, vivía en un mundo banal, en el que mostraba seguridad y un aparente control de su vida, por lo que la gente creía que estaba bien, pero no era así. Parecía que vivía más para Richard que para ella misma, esforzándose para que el mundo tuviera sentido y fuera feliz para todos excepto para ella misma. Richard en algún momento le dice “Ah la señora Dalloway, siempre ofreciendo fiestas para cubrir el silencio” (Las horas [2002]. 21´55´´-22´03´´), con esto se refiere a que ella busca llenar el vacío de su vida con frivolidades.
Dentro de sí, vivía inconforme con la vida que tenía, lo que la llevó a cuestionar las decisiones de juventud, atormentándose con el pasado y el tan aterrador ¿qué habría pasado si…? Clarissa siente que su vida se le fue, que ya no tiene las posibilidades que la juventud le ofrecía, se arrepintió más por las cosas que no hizo que por las que hizo, igual que nos ha pasado todos nosotros.
A veces podemos pensar mucho las cosas y terminamos no haciendo aquello que nuestro corazón nos pedía hacer, nos acobardamos y preferimos ir por lo seguro para luego arrepentirnos cuando ya es tarde y ese “¿qué habría pasado si…?” no nos lleva a nada, porque el pasado no se puede cambiar.
Ella amo siempre a Richard, su mejor amigo, aquel a quien no pudo tener; él se quedo con su pareja Louis y ella por sentirse cerca de él y a su mundo de alguna manera, compartió su vida con Sally mientras se volvió su mejor amiga. Sin embargo, ella hubiera sido realmente feliz con Richard a su lado, es por esto que él se volvió el sentido de su vida, a pesar de que no estaban juntos ella siguió viva por él. Esto nos puede pasar cuando llegamos a querer tanto a una persona que no nos importa si está o no con nosotros, solo queremos que este bien y que sea feliz. Vivimos a través de aquello a los que queremos, o como menciona Clarissa, seguimos vivos por los demás.
Las tres mujeres escaparon de aquello que las hacia infelices, Virginia dejo su vida llena de enfermedades y tormentos suicidándose, ésta fue la manera en la pudo encontrar paz. Laura abandono su vida familiar que la hacia tan profundamente infeliz y huyó, y aunque dice que debería de sentirse arrepentida, no lo estaba, pues al hacer eso logro volver a ser dueña de sí misma y a tomar el control de su vida. Clarissa perdió a quien daba sentido a su vida, pero a la vez se libero de su obsesión con Richard, del tormento del pasado; sin el, ella tal vez podrá encontrar lo que la hace feliz. Esto nos enseña que hay que amar la vida por lo que es y no por lo que nos gustaría que fuera, conocerla por lo que es, vivirla y tratar de buscar la solución de aquello que nos hace infelices, tal vez no una tan definitiva como la de Virginia, pero si hacer algo, dejar de permitir que la vida nos pase de largo sin que seamos nosotros los dueños de ella.
Estas tres mujeres llegaron a un estado de caos y desesperación interna que las hacia incapaces de vivir, de ser quien ellas eras realmente, sacrificaron su felicidad por la de otros durante mucho tiempo y se olvidaron de vivir por ellas mismas. En conclusión esta novela es una reflexión sobre cómo la miseria y la fortuna humana radican en la razón de vivir, en qué o quien le da sentido a nuestra vida y en qué medida permitimos que los demás limiten nuestros deseos y nuestra felicidad. Si no vivimos por nosotros mismos, nos perderemos y ya sólo viviremos por medio de lo que los demás moldeen en nosotros.
Es muy utópico pensar que vivimos solo por nosotros mismos, que somos lo único que da felicidad y sentido a nuestras vidas; pero eso no es cierto, las personas son muy importantes y a veces vale la pena sacrificar intereses propios por el bien de otra persona; como lo hace la madre por su hijo, el esposo por su esposa, la amiga por su amigo. El amor se basa en eso, en el sacrificio que hacemos por las personas que amamos. Puede ser doloroso si no nos aman de vuelta con la misma intensidad o de la manera que desearíamos, pero la vida es un constante dolor con momentos de felicidad en medio. Esta bien ser feliz junto a alguien más, sin embargo, no podemos permitir que nuestra felicidad dependa sólo de otros. Debemos seguir siendo dueños de nuestra vida y de nuestros deseos, y aferrarnos a aquellos pequeños momentos de felicidad y luz que nos recuerdan que la vida vale la pena vivirla aunque no sea tal como la esperábamos, y tener plena confianza en que, como dijo Nietzsche, “Aquel que tiene un porqué para vivir se puede enfrentar a todos los "cómos"”.
Bibliografía
Cunningham, M. (1998). Las horas. Reino Unido.
Rudin, S. (Productor), & Daldry, S. (Dirección). (2002). Las horas [Película]. Estados Unidos.
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