Contesta de manera individual las siguientes preguntas, observando las imágenes

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Las éticas materiales son aquellas que nos proporcionan un modelo de vida buena, y que tienen un contenido sustantivo. También se cuestionan, por ejemplo, cuál es el fin del hombre, y por ello reciben el nombre de teleológicas o éticas de fines. Proporcionan normas concretas de acción, que deberían conducir a quien las siga a alcanzar la felicidad. Las éticas materiales nos dicen qué tenemos que hacer. Así, por ejemplo, Aristóteles nos recomienda poner en práctica la virtud y cultivar la prudencia, mientras que desde otras teorías, como por ejemplo la estoica, la felicidad estaría en evitar el dolor y el sufrimiento. En el polo opuesto, están los

epicúreos, que identifican la felicidad con el placer.

Las éticas formales, por el contrario, no nos proporcionan un modelo de felicidad, ni nos dicen qué tenemos que hacer, sino cómo tenemos que hacerlo. Por eso, este tipo de éticas abandonan la perspectiva puramente individual y nos sitúan en el plano intersubjetivo, siendo la

justicia uno de sus objetos de estudio fundamentales. Por ello reciben también el nombre de éticas de la justicia, éticas del deber o éticas deontológicas. Desde esta perspectiva no se nos proporcionarían pautas de acción fijas, normas de vida buena, sino más bien procedimientos, formas, para que sea el propio individuo el que se dé la norma a sí mismo. Así por ejemplo, para

Kant las éticas materiales están construidas con imperativos

hipotéticos: dependen para su realización de un gran supuesto, de una gran hipótesis: tenemos que estar de acuerdo con el modelo de felicidad que se nos propone. Sin embargo, las éticas formales se elaboran con imperativos categóricos, que son válidos para todo ser racional en tanto que racional.

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