ENSAYO SOBRE “LA EXISTENCIA DE DIOS”

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Como también podemos agregar, que Dios comenzó la creación del hombre a través de un primate para comenzar dicha evolución para comenzar nuestra existencia humana tal como se menciona anteriormente.

En el ser humano existe un deseo natural de verdad, de bien y de felicidad, que son manifestaciones de nuestra aspiración natural de ver a Dios. Si tal pretensión quedase frustrada, la criatura humana quedaría convertida en un ser existencialmente contradictorio, ya que las aspiraciones constituyen el núcleo más profundo de la vida espiritual y de la dignidad de la persona, su presencia en lo más profundo del corazón muestran la existencia de un creador que nos llama hacia sí a través de la esperanza en Él. Si las vías “cosmológicas” no aseguran la posibilidad de llegar a Dios en cuanto ser personal, las vías “antropológicas”, que parten del hombre y de sus deseos naturales, dejan entrever que de Dios del cual reconocemos nuestra dependencia, debe ser una persona capaz de amar, un ser personal ante criaturas personales.

Bajo el concepto del intelecto humano se puede conocer la existencia de Dios acercándose a Él a través de un camino que tiene como punto de partida el mundo creado y que posee dos itinerarios, las criaturas materiales y la persona humana, aunque este camino haya sido desarrollado especialmente por autores cristianos, los itinerarios que partiendo de la naturaleza y de las actividades del espíritu humano levan hacia Dios, han sido expuestos y recorridos por muchos filósofos y pensadores de diversas épocas y culturas.

Cada vía hacia la existencia de Dios alcanza solamente un aspecto concreto o dimensión de realidad absoluta de Dios, de especifico contexto filosófico en el cual la vía se desarrolla, “partiendo del movimiento y de devenir, de la contingencia, del orden y de la belleza del mundo se puede llegar a conocer a Dios como origen y fin del universo”. La riqueza y la inconmensurabilidad de Dios son tales que ninguna de estas vías por sì misma puede llegar a una imagen completa y personal de Dios, sino solamente a alguna faceta de ella: existencia, inteligencia, providencia, etc.

Sin embargo, estos y otros itinerarios análogos han sido propuestos por diversos autores con distintos lenguajes y distintas formas, hasta nuestros días. Por tanto, mantienen su actualidad, aunque para comprenderlos es necesario partir de un conocimiento de las cosas basado en el realismo (en contraposición a formas de pensamiento ideológico), y que reduzcan el conocimiento de la realidad solamente al plano empírico experimental (evitando el reduccionismo ontológico), así que el pensamiento humano pueda, en definitiva ascender de los defectos visibles a las causas invisibles (afirmación del pensamiento metafísico.

El conocimiento de Dios es también accesible al sentido común, es decir, al pensamiento filosófico espontáneo que ejercita todo ser humano, como resultado de la experiencia existencial de cada uno, la maravilla ante la belleza y el orden de la naturaleza, la gratitud por el don gratuito de la vida, el fundamento y la razón del bien y del amor. Este tipo de conocimiento también es importante para captar a qué sujeto se refieren las pruebas filosóficas sobre la existencia de Dios.

Para finalizar, podemos decir que el único candidato para ser el Dios que creó y diseñó el universo, y que pudo esta ley moral en nuestros corazones es el Dios de la biblia. Es importante reconocer que todo punto de vista puede ser observado por ideas fuertes y débiles. Creo que la mejor estrategia es utilizar todo tipo de argumento en conjunto. De esta manera, el punto débil de un argumento es contrarrestado por el punto fuerte del siguiente argumento. Así podemos hacer una presentación convincente ante la existencia de Dios.

Sin embargo, bajo los argumentos racionales sobre la existencia de Dios, sostenemos que estos argumentos establecen una presunción en favor de la fe en el Dios de la biblia del cual nunca debemos sostener que los argumentos a favor y en contra están en la misma categoría que los procesos matemáticos; debe reconocerse, al contrario, como hemos indicado anteriormente en este ensayo, que todas las proposiciones existenciales son limitadas lógicamente por un mayor o menor grado de probabilidad.

Por último, una vez demostrada la existencia de Dios y reconocida su naturaleza como la suma de todas las perfecciones, puede afirmarse su bondad y veracidad. Dios es el autor de todo lo que está entre nosotros, por lo que es nuestra garantía de verdad: las ideas innatas, las verdades eternas de la matemática o de lógica, etc. Son creaciones divinas y están en nosotros porque Él las ha puesto, y si se nos presentan con total claridad y distinción, son verdaderas. Esta verdad se fundamenta en Dios que no puede errar. Dios es infinito, eterno, inmutable, conocimiento y poder absoluto, en suma, un ser perfecto, así de la perfección no puede derivarse una imperfección; por ello la causa del error sólo podemos ser nosotros, seres imperfectos que tomamos por ideas claras y distintas ideas que pueden ser confusas.