LA GRAN¨REVOLUCION FRANCESA.
Enviado por Helena • 23 de Abril de 2018 • 2.201 Palabras (9 Páginas) • 369 Visitas
...
Hobsbawm nos aclara desde el comienzo que, "este libro no es una narración detallada, sino una interpretación". Es la línea principal sobre la que se va a basar su interpretación queda trazada cuando señala que, del periodo anterior, "sólo necesitamos observar que las fuerzas sociales y económicas, y los instrumentos políticos e intelectuales de esa transformación ya estaban preparados". Esto nos quiere decir, que el verdadero protagonismo de la historia queda en manos de la dinámica "las fuerzas" sociales y económicas siendo los demás sucesos. Hobsbawm se acerca más a la teoría marxista que consideró las relaciones de producción como único factor generador del cambio histórico tiende a identificar a "las fuerzas” sociales y económicas como fuerzas de clase. Es el mismo histórico el que se identifica totalmente con la visión de Marx.
Siguiendo su propia línea argumental, Hobsbawm ya desde el principio nos quería dar conclusiones adelantadas que dentro de la nueva sociedad burguesa ya estaban apareciendo y provocadas por ella las fuerzas de signo opuesto, "las fuerzas e ideas que buscaban la sustitución de la nueva sociedad triunfante". Hobsbawm identifica esa reacción con "la ideología socialista revolucionaria y la comunista". En el 1789 las fuerzas del cambio estaban ya preparadas en al menos dos naciones, medio siglo no bastaba para preparar las nuevas fuerzas. A eso atribuye el autor el fracaso de los levantamientos de 1848 era demasiado pronto.
La revolución fue una mezcla de ideologías que van desde el comunismo al realismo autoritario, pasando por el constitucionalismo liberal y la democracia social. Dejando así muchas cuestiones sin revolver. A pesar de que Bonaparte y los jacobinos (grupos de revolucionarios), presumían estar fundamentados en una soberanía popular, sus formas de adoptar un gobierno democrático eran ambiguas. Para la gran mayoría, los recuerdos de la revolución los llevaba a imágenes del terror.
En 1789 la idea de regenerar el país entusiasmaba a gran parte de la Iglesia, pero esto cambio al ver que los programas de reformas los afectaban radicalmente culminando en la Constitución Civil de la Iglesia. Esto logro que la Iglesia y la monarquía se unieran en una ideología. Los minimalistas (Furet, Hunt, Greer) argumentaron que la vida cotidiana permaneció prácticamente igual, los trabajo, la posición de los pobres, desigualdades sociales y el estatus de las mujeres.
Primero, la forma de trabajo, lugar y manera de continuar de los trabajadores siguió siendo la misma. Segundo, los pobres seguían siendo una clase urbana. Su situación era cada vez peor con el retiro de la ayuda de la Iglesia además de las malas cosechas y los fríos inviernos. La clase obrera urbana fue la que más sacrifico durante la revolución, pero la que menos obtuvo. Los impuestos subieron y volvieron los registros. Tercero, la desigualdad continuó, aunque en la nueva jerarquía importaba más la riqueza que el apellido, y en las colonias las jerarquías prerrevolucionarias de raza se impusieron nuevamente. La revolución no terminó con la nobleza. Por último, el status de la mujer apenas cambió, al contrario, se estabilizó. Los derechos que obtuvieron fueron muy pocos y algunas leyes fueron prohibidas. Gran parte de los políticos de cualquier signo se oponía a concederles derechos políticos. Para el minimalismo, los pocos cambios sociales y políticos no merecían todo el esfuerzo realizado.
Por otro lado, para los maximalistas (Soboul, Lewis, Wolf) la revolución fue transformadora, aunque haya habido continuidades, y que los minimalistas ignoraron consecuencias fundamentales: transformó las estructuras institucionales, el significado de la propia Francia y condujo a cambios en la familia y la iglesia. La revolución representó un gran cambio en las estructuras culturales e institucionales. En 1789 al 1791 se remodelaron los aspectos de vida pública e institucional de acuerdo con los principios de racionalidad, uniformidad y eficiencia, respaldado por un sistema administrativo de departamentos, distritos, entre otros. Los distintos departamentos tendrían idéntica estructura en todos sus aspectos y se impuso un sistema nacional de pesos, medidas y moneda. La abolición de peajes llevó a que posteriormente los gobiernos legislaran en base a un libre comercio dentro del mercado nacional. Desde 1789 todos los ciudadanos franceses serian juzgados según un único código legal y obligados a pagar impuestos de acuerdo a sus riquezas.
La burguesía se vio afectada económicamente en las ciudades costeras. Esto es debido a que la guerra y la abolición temporal de la esclavitud fueron un gran golpe para el comercio con ultramar y no pudieron recuperarse hasta mediados de 1830. En cambio otras industrias se vieron favorecidas durante el período de Napoleón. Las décadas posteriores a 1789 son muy importantes para la industria textil. “La esencia capitalista es una producción orientada al mercado por grandes y pequeños empresarios en la ciudad y en el campo para obtener beneficios”.
El gran desarrollo de la economía rural debido al libre comercio, la venta de tierras, la abolición de los tributos feudales, entre otros factores generaron pequeñas revoluciones de cultivo. Esto es una importante prueba para el debate del verdadero cambio económico tras la revolución. Además, pudo haber acelerado también la expansión del capitalismo. Todo esto indica que la revolución creo los fundamentos institucionales sobre el capitalismo.
Por otra parte, la revolución había creado un estado profano y durante la restauración muchos se negaron a que el catolicismo sea la religión estatal. Una Iglesia católica reconciliada sería uno de los puntos del nuevo régimen junto con el restablecimiento de la autoridad familiar. Puede que las mujeres no obtuvieran derechos políticos pero algunas leyes y aboliciones le dieron a la mujer mejor alimentación y una posición más fuerte dentro de la familia. A pesar de los diferentes puntos de vista, las consecuencias de la revolución en todos sus aspectos nos demuestran que la vida ya no volvería a ser la misma, y que sirvió de inspiración para muchas otras sociedades.
Bibliografía:
- HOBSBAWM, Eric, La era del capital, 1848-1875, Capítulo XIII “El mundo bugués”. Buenos Aires, Editorial Crítica, 1998.
- Tocqueville, Alexis de, El Antiguo Régimen y la Revolución, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1969.
- Hazard, Paul, El pensamiento europeo en el siglo XVIII, Madrid, Ediciones Guadarrama, 1958.
-
...