La Guerra, Lo peor de La Humanidad

...

(http://www.juntadeandalucia.es/averroes/vertie/reflexiones/La%20Paz.htm)

Lo anterior explica el desarrollo humano, sin embargo, estamos en pleno siglo XXI, época en la que contamos con un mundo global, con una red informativa rápida y funcional que nos permite estar en conexión con toda la humanidad; contamos también con conocimientos actualizados en todas las áreas de la vida; por esto sería más factible analizar los conflictos antes de que lleguen a convertirse en una guerra, para esto, deberíamos enfocarnos en alcanzar una sociedad en paz como rasgo que caracterizara a nuestra especie, y es que contamos con la suficiente inteligencia para comprender y para analizar la realidad en que vivimos, además de podernos comunicar, asociarnos en libertad para crear y construir una mejor sociedad. Claro está, que podemos utilizar la inteligencia para hacer daño, aun cuando, si lo hiciésemos así estaríamos actuando en contra del progreso humano, y eso no es lo que debería buscar el hombre que sabe que al vivir en sociedad conseguirá una cantidad enorme de beneficios. Vale la pena citar a Martin Luther King cuando dijo: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.

Para lograr hombres y mujeres tolerantes y equilibradas, considero que es necesario que seamos educados para evitar la guerra, mediante una educación que busque la no violencia, en la que se desee la paz sin pensar en la guerra. Esto obligaría a los seres humanos a buscar una sociedad más justa, donde prevalezcan los valores sociales como son: la hermandad, el amor, la tolerancia, el respeto, la justicia, la equidad, entre otros, lográndose con esto, la prevención de la violencia. En este tipo de sociedad, la inteligencia humana deberá valerse de la comunicación, el diálogo y la cooperación para solucionar los conflictos y de esta forma no llegar a lo más temido, que es la guerra. No debemos olvidar la frase del filósofo Platón: "Donde reina el amor, sobran las leyes.", y yo le añadiría, también se disminuyen los malos entendidos y el conflicto.

Las capacidades antes señaladas son básicas para fomentar una cultura basada en la paz, la cual debería ser empleada en todos los espacios de la sociedad, sean estos: la familia, la empresa y la política.

La educación para la paz nunca deberá pasar por alto el conflicto, el cual debe ser considerado como un proceso natural que se puede dar en cualquier momento en la vida del ser humano, y el mismo debe buscar solucionarse sin llegar a tomar acciones mayores, como no fue el caso que ocupa actualmente a la población Mexicana con la muerte de cuarenta y tres (43) jóvenes estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, los cuales fueron salvajemente asesinados por la policía del Municipio y por narcotraficantes del cartel denominado Guerreros Unidos, sencillamente porque los jóvenes se oponían al Presidente del Ayuntamiento, quien trabajaba en unión con estos grupos armados, y solucionaba sus conflictos desapareciendo al enemigo, al quitarles la vida. Lección demasiado amarga para un país que busca su desarrollo económico, y digo esto, debido a que el Presidente de México en lugar de quedarse a resolver un caso tan complicado, se aleja del país para reuniones de negocios con China.

Es triste evidenciar que en el mundo que nos tocó vivir, predomina la cultura de la violencia. La cual afecta a millones de seres humanos que sufren conflictos armados, situaciones de muerte, pobreza, injusticia, violación de derechos humanos, entre otros. Veo con tristeza un incremento de la maldad en todas partes del mundo. Las noticias que llegan de Siria, con relatos de esclavitud, masacres étnicas, decapitaciones, son actos horribles. Sin embargo, lo que mas me preocupa es que esas monstruosidades, en vez de ser rechazadas, se han convertido en propaganda para que jóvenes desadaptados de Europa y Estados Unidos deseen integrarse a estos ejércitos de la maldad. Es por esto que estoy de acuerdo con Martin Lutero, cuando manifestó: “La guerra es la más grande plaga que azota a la humanidad; destruye la religión, destruye naciones, destruye familias. Es el peor de los males."

Todo esto nos hace añorar la paz, sin embargo, para sentirlo, tenemos que haber conocido la guerra, y por esto entender, su diferencia, no obstante, considero que existen seres humanos que apuestan a las dos: “No creo que la paz exista, si no es por la guerra. Si nunca hubiera habido guerra, ¿a qué podríamos llamar paz? .La guerra interesa a muchas personas que tienen el poder, y si a estos les interesa nunca habrá paz. Ellos son los que envían alimentos a los refugiados pero también los que venden armas a los combatientes […]”

(http://www.juntadeandalucia.es/averroes/vertie/reflexiones/La%20Paz.htm)

A veces he pensamos que los conflictos son generados por los adultos, creemos que los seres humanos al envejecer se hacen más complicados y por esto pensamos que las guerras son causadas por ellos; y en este instante pienso en el muy de moda bullying que vemos en las escuelas y liceos, donde niños acosan y hasta asesinan a sus compañeros y amigos, con quienes deberían unirlos solo lazos de amor y de hermandad, y lo que hacen es humillar, maltratar y hasta matar al contrario por ser gordo, o ser muy flaco, o usar lentes, o ser negro, o ser latino, o ser catalogado como feo, o menos inteligente.

Tal como lo indica el artículo de la Revista Iberoamericana de Educación ISSN: 1681-5653 n. º 46/5 – 25 de junio de 2008: “Lamentablemente, las acciones agresivas y violentas que sufre la sociedad son proyectadas a su vez en la escuela, como microcosmos que se nutren de la “savia” del marco social envolvente. Esto se demuestra porque, cada vez más, se va descubriendo el maltrato y la violencia entre niños que, posiblemente como reflejo del comportamiento adulto, desarrollan procesos de violencia de los más fuertes hacia los más débiles, reproduciendo en su hábitat social, la violencia y el abuso de poder del que participan en el complejo mundo adulto”. (2)

Por lo anterior, estoy convencido de que estos niños vienen de hogares desequilibrados donde no se sienten felices y van a la escuela a desahogar su infelicidad dañando a los que tengan a su alrededor, sean niños, plantas, animales, entre otros. Por esto, para poder llegar a la raíz del problema no solo se debe hablar de una educación para la paz en las escuelas, liceos y universidades, sino también, hay que educar a los padres y maestros de estos niños, ya que de lo contrario, se generaría un desequilibrio, dado que en la escuela me hablan de