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OCUPACION DE AMERICA.

Enviado por   •  27 de Abril de 2018  •  7.115 Palabras (29 Páginas)  •  229 Visitas

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las posiciones de superioridad y liderazgo en tanto poseedora de la inteligencia, mientras que las razas “india”, negra y amarilla ocuparían las posiciones inferiores, por su destreza concentrada en el trabajo manual. El racismo colonial fue una gran barrera para el desarrollo de la solidaridad entre los grupos populares. Por su parte, la permanencia del racismo durante la república ha bloqueado la construcción de una nacionalidad integrada y satisfecha consigo misma. Es un elemento que ha logrado viajar en el tiempo y moldear las relaciones sociales entre los peruanos.4

Ahora bien, la noción de raza que trajeron los conquistadores, cuyos orígenes pueden ser rastreados en la lucha que llevaron a cabo contra los moros en la llamada “reconquista”, significó la homogenización de las identidades de los grupos étnicos de la sociedad andina. En efecto, la colonización impuso a los incas, huancas, chachapoyas y otros la identidad de “indios”. Es decir, los españoles lograron imponer a los grupos nativos y a los esclavos su propia forma de percibir y representar el mundo. América fue interpretada desde los parámetros intersubjetivos europeos, que prolongaron la experiencia cristiana española con los moros mahometanos. Esa interpretación del mundo colonial era parte de una visión eurocéntrica que debía justificar una doble subordinación. De una parte de la población a otra, y del territorio en su conjunto ante la península ibérica.

Sobre esta clasificación racial se organizó la distribución del trabajo en el mundo colonial. Los esclavos africanos fueron compelidos al trabajo obligatorio actuando como posesión del amo, en tanto que a los indios se les confinó al trabajo servil (no esclavo) bajo formas de mita y servicio personal; por su parte, los españoles podían ser comerciantes, agricultores, artesanos y empresarios independientes, y los de origen noble podrían participar de los puestos altos e intermedios de la administración civil y religiosa. Por su parte, tanto mestizos como castas crecieron significativamente, sobre todo en el siglo XVIII, alterando en forma considerable los planes iniciales de los españoles en los Andes. No obstante estos cambios inesperados, raza y ocupación laboral estaban asociados y se reforzaban mutuamente.

El debate Las Casas - Sepúlveda

Desde los inicios de la conquista varios grupos de religiosos venían criticando la forma cómo se llevaba a cabo la colonización de América, pues las ansias de enriquecimiento de los conquistadores dejaban en último plano la conversión espiritual de los indios. Al Rey y al Papa se enviaron cartas y memoriales con quejas sobre la esclavitud de los indios, que al pasar a propiedad de los españoles, restringía la labor de los misioneros que creyeron que en América podían reproducir la época del cristianismo primitivo. Haciéndose eco de estas denuncias, el Papa Pablo III dio en 1537 la bula Sublimis Deus, en la que se pronunció a favor de que los indios fueran tratados como “verdaderos hombres…, capaces de entender la fe católica” y no como “brutos creados para vuestro servicio”. Asimismo ordenó que “tales indios y todos los que más tarde se descubran por los cristianos, no pueden ser privados de su libertad por medio alguno, ni de sus propiedades, aunque no estén en la fe de Jesucristo… y no serán esclavos”.5

Las discrepancias sobre la naturaleza del hombre del Nuevo Mundo y de la legitimidad de la conquista llevaron a un debate entre dos personajes que, a su modo, expresaban las dos posiciones en disputa. Se trata del debate entre Las Casas y Sepúlveda que, a decir de Lewis Hanke, tuvo como trasfondo la cuestión de las desigualdades entre los hombres y en esto es en lo que vamos a detenernos. La pregunta que plantearon fue si los indios eran gente de razón como los españoles, pues de esta consideración se derivaba el carácter violento o pacífico de la evangelización. Si eran gente de razón, entonces la conversión al cristianismo podía hacerse mediante la persuasión como la había realizado Cristo y sus apóstoles. En cambio, si eran bárbaros y faltos de entendimiento, podía recurrirse a la violencia y aplicarse una serie de teorías y normas que permitían el sometimiento y la servidumbre de los paganos como parte de su conversión al catolicismo. El debate se llevó a cabo en 1550 y 1551 en Valladolid ante una junta de teólogos reunidos para escuchar por separado los argumentos de Las Casas como de Sepúlveda. La Junta fue presidida por el propio emperador Carlos V.

La posición de Las Casas fue que los aborígenes del Nuevo Mundo eran gente de razón y, por tanto, sujetos de derechos: “no son santochados, ni mentecatos, ni sin suficiente razón para gobernar sus casas”.6 Estas ideas eran atractivas para la corte española pues les resultaba preferible que los indios se convirtieran en vasallos y pagaran impuestos a que fueran esclavos y, en tanto patrimonio de particulares, quedara limitada la jurisdicción de la Corona. Pero la consecuencia más importante de aceptar que los indios eran sujetos racionales era que su evangelización debía discurrir por cauces pacíficos.

Las Casas fundamentó su posición apelando a las noticias y testimonios que relataban la bondad de los indios, sus costumbres pacíficas y los diversos monumentos arquitectónicos que indicaban que eran capaces de un pensamiento complejo. Por otro lado, Las Casas señaló que la persuasión como método para la evangelización era más coherente con el cristianismo: “Nuestra religión cristiana es igual y se adapta a todas las naciones del mundo y a todas igualmente recibe y a ninguna quita la libertad ni sus señoríos ni mete debajo de servidumbre, so color de achaques de que son siervos a natura libres”.7 Amparándose en la doctrina de la igualdad de los hombres, en tanto hijos de Dios señala: “Así que todo linaje de los hombres es uno, y todos los hombres cuanto á su creación y á las cosas naturales son semejantes, y ninguno nace enseñado”.

La posición contraria a la de Las Casas y que reivindicaba el sometimiento violento de los indios, la representó Juan Gines de Sepúlveda. Este teólogo era un experto en las teorías de Aristóteles y era conocido por haber traducido su libro Política al latín. En su argumentación, Sepúlveda conceptúa a los indios como seres inferiores frente a los españoles: “Esos bárbaros […] en prudencia, ingenio y todo género de virtudes y humanos sentimientos son tan inferiores a los españoles como los niños a los adultos, las mujeres a los varones, los crueles e inhumanos a los extremadamente mansos, los exageradamente intemperantes a los continentes y moderados; finalmente cuánto estoy por

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