Sucesos revolucionario en Juana Diaz Legajo #18.
Enviado por Rimma • 31 de Marzo de 2018 • 2.543 Palabras (11 Páginas) • 324 Visitas
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“1Esa conducta, que seria indisculpable; ese proceder que no seria digno ni propio de un valeroso general español, no lo esperen nunca, ni del ilustre General Palacio, ni del bizarro General Contreras. A lo voz del honor, al grito de la conciencia, habrán de responder siempre estos distinguidos militares, honra de la patria española, con la gallarda arrogancia, con la hidalguía y acrisolado patriotismo que informan los actos de virilidad, de generosos desprendimientos y de valor heróico, de su gloriosa historia militar.”
En varios de los artículos se hace mención que los autonomistas son mal agradecidos ya que el General los visito en Ponce y esto fue motivo de fiesta de pueblo y ahora están en su contra. A demás deberían dar gracias por haber dejado en libertad al director del Directorio señor Francisco Cepeda porque esto era un acto de buena fe por parte del gobernador.
Por su parte Ël Boletín Mercantil se adelanta a sugerir lo que se debe hacer con los prisioneros, confiados como estaban todos en la rectitud y energía de las autoridades. Calificando en todo momento a Palacio de alto Caidillo y Superior Jerarca de la Isla” y a la Guardia Civil de legión patriótica, altiva, majestuosa, prudente y abnegada comprometida en todo momento con la restauración de la paz y el orden violadas por los autonomistas.
Cada documento o confesión jurada que se publicó en los periódicos autonomistas fueron refutados en ambos periódicos utilizando de evidencia las cartas enviadas a la dirección de los periódicos donde e juramentaba que lo publicado en la prensa autonomista era falso.
En las publicaciones se le pide al Gobierno que haga uso de sus facultades para multar a los periódicos autonomistas por el contenido de sus artículos, los cuales estos periódicos le hacían llegar a los oficiales correspondientes.
Justifican en todo momento las intervenciones que hacen los diferentes cuerpos de orden indicando que todos tenían jurisdicción ya que la Isla se encontraba en un caos por culpa de los grupos sediciosos. Sin embargo los comentarios enviados a la prensa en España indicaban que no le deberían dar tanta importancia a estos sucesos ya que no representaban el sentir del pueblo puertorriqueño –español. En muchas ocasiones el tono utilizado en estos periódicos fue uno de burla hacia las personas de clase pobre.
- La prensa autonomista de Puerto Rico
En los artículos presentados de la prensa autonomista podemos ver el interés de esta de dar a conocer lo que estaba pasando en la isla con referencia a los sucesos de Juana Díaz y Ponce pero desde el punto de vista de los abusos cometidos contra los hombres arrestados. También dan a conocer las razones por la cuales son arrestados los del Directorio y hacen énfasis en que ninguno ha cometido delito. Mencionan de las leyes que se suponían hicieran constar las autoridades del país y las cuales fueron violentadas en los momentos de sus arrestos. La prensa cuestiona la legalidad de las intervenciones de los diferentes cuerpos de orden (militar y el civil) indicando que el militar no tenía injerencia en los asuntos que se estaban ventilando sobre los sucesos de Juana Díaz y Ponce. Hay artículos donde los autonomistas felicitan las acciones que toman algunos de los oficiales (jueces, fiscales) en torno a ciertos casos que son revisados y su desenlace termina de forma favorable para los autonomistas implicados.
Al igual que la prensa incondicional estos citan los reportajes hechos en el periódico contrario y dan contestación a los comentarios hechos allí.
En la mayor parte de los recortes de periódicos encontramos declaraciones juradas de los hombres arrestados por la Guardia Civil, donde detallan las torturas a las que fueron sometidos mientras estuvieron bajo arresto
Señor don Francisco Cepeda.
Muy respetable señor y de toda mi consideración: Agradeceré á usted infinito se sirva hacer insertar en su importante periódico, las siguientes líneas.
El sábado 20 del pasado Agosto, entre 8 y 9 de la mañana, fui solicitado en mi casa por una pareja de la Guardia civil, que me manifestó la siguíese en el acto, para prestar una declaración en Juana- Díaz. Yo, como inocente y no sospechando nada malo, obedecí y emprendí la marcha con la pareja que, en vez de seguir á Juana- Díaz, me condujo á la hacienda Fortuna del señor Gallart.
Allí me unieron á varios hombres que estaban atados por una misma cuerda, en cuya situación permanecí hasta las cuatro de la tarde de aquel mismo dia. A esa hora me llamaron al almacén de la misma hacienda, á la presencia de unos oficiales militares, con objeto de declarar, pues se me hicieron varias preguntas acerca de cosas que desconocia en absoluto, y á las que no podía responder como pretendían, pues trataban ellos que, por fuerza, declarase conocer la existencia de una sociedad llamada de los secos y mojados.
No contento con mis respuestas, que estaban de acuerdo con mi desconocimiento é ignorancia de aquella sociedad, que, repito, no conozco, se lanzó sobre mi el sargento Escudero, que era uno de los muchos guardias civiles que allí se encontraban, me dió un empujos y enseguida me ataron con un cordel los brazos por la espalda, colocándome unos palillos entre los dedos.
De nuevo empezaron á hacerme las mismas preguntas anteriores, y cada vez que se hacía una de ellas era con un fuerte apretón en los dedos, que hacía se introdujeran en las carnes los clavos que tienen aquellos palillos. Después de 25 dias, que hoy cumplen de haber sufrido aquella tortura, aún tengo los dedos adormecidos y conservo las señales del tormento.
En los momentos en que lo sufrí pedía que, por favor, me pegaran un tiro. Contestáronme que sí, que eso lo harían más tarde si no respondía afirmativamente á todo lo que me preguntaban.
Como no era de ignorarse, mirando que mi vida corría peligro, á todo dije que sí, aunque inocente, como lo soy de aquellas calumnias, á que, repito, asentí solo por salvar mi vida que, en aquellos momentos estaba comprometida.
A las 6 de la tarde de aquel mismo dia 20 fui conducido á la cárcel de Juana- Díaz, en donde permanecí cinco dias, en el último de los cuales que fué el 23 de Agosto, llegó á aquel pueblo el Juez de primera instancia señor Lara, quien se hizo cargo de la causa y al cual declaré lo que me había ocurrido en la hacienda Cristina. Confiando en su rectitud, estoy persuadido de que, como aquí consta constará, también en mi declaración.
Es cuanto puedo decir, señor Director, y reiterándole
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