Como son las Teorías sexuales infantiles

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Ahora bien, la tercera fase propuesta por Freud nos otorgará mayor claridad sobre la posibilidad de sustitución del padre o la madre por el profesor(a) como representación de autoridad, pues, en ésta última instancia si bien se presentara un retorno hacia la construcción sádica de la satisfacción, presente en la primera fase, también se genera un proceso de ampliación de la fantasía en tanto la “la situación originaria, simple y monótona del ser azotado puede experimentar las más diversas variaciones y adornos, y el azotar mismo puede ser sustituido por castigos y humillaciones de otra índole” que usualmente se encuentran vinculados a discursos de educación sobre el niño y la niña, en los que el castigo físico directo se transforma en una sanción de carácter indirecto ligada al interés por controlar las conductas “inadecuadas” de los infantes y formar aquellas concebidas como correctas para el escenario de relacionamiento social sin necesidad de ejercer la violencia explícita a riesgo de causar en el infante sentimientos de repulsión que debiliten en ultimas el ejercicio de poder y autoridad; así, encontraremos medidas como el aislamiento o la exclusión de los escenarios de clase manifestadas con un “retírate del salón y piensa en tu comportamiento”, que se configuran como representaciones sustitutivas del azote, y en esa medida funcionan como nuevos vehículos de satisfacción del deseo para los niños y niñas ya sea desde la condición masoquista o sádica.

Diremos entonces que en los hechos de castigo y humillación evidenciados en la escuela, se encuentra la sustitución casi completa de todo el aparataje institucional de la familia necesario para el desarrollo de la representación-fantasía “pegan a un niño”, el padre ahora será el profesor, el hermano menor será el compañero objeto de castigo y la reprimenda en el hogar será el escarnio público en la clase. También se modificaran las elaboraciones más posteriores

Ahora bien, temiendo hacer una réplica forzada de los componentes de la fantasía de paliza en el ámbito escolar, consideramos pertinente aclarar las suposiciones que animan las afirmaciones aquí propuestas, con el fin exponer al lector crítico de la manera más clara posible las “sospechas” bien o mal formuladas que nos llevan a dar determinada interpretación al texto de Sigmund Freud.

Primero consideramos que la escuela no se configura como institución sustitutiva de la familia en el proceso de desarrollo de la fantasía por razones obvias o normales, todo lo contrario, su aparición resulta como una doble oportunidad de conquistar de conquistar parte del poder de la familia para la formación del niño, y así potenciar la capacidad de moldeamiento sobre la personalidad, deseos, impulsos de los infantes. Y segundo, creemos que como consecuencia inevitable de la sustitución se genera una suerte de profundización y exacerbación de la fantasía de paliza con moderadas representaciones de castigo sobre el otro pero que paradójicamente generara también un proceso de represión sobre los impulsos violentos, al ser concebidos como negativos para la vida en sociedad.

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