IPICO CARRION
Enviado por Stella • 21 de Septiembre de 2017 • 1.426 Palabras (6 Páginas) • 458 Visitas
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—Tú tienes que estudiar, yo me encargo de todo. Así de manera fortuita fue matriculado en la primaria y a duras penas llegó concluirla. Los útiles de los seis grados de primaria se los compró el profe Limaylla. Ya con catorce año a cuestas, decidió escapar de su casa e irse a la selva a plantar coca.
La inhóspita selva no estaba hecha para él, el trabajo era durísimo. Él era apenas un adolescente, tuvo que volver a Huánuco, y emplearse como lavaplatos del Restaurant “Las Palmeras”, ubicada en la cuadra 5 de General Prado; allí aguantó casi un año. Juntó lo que pudo para su pasaje, pensaba irse a vivir a Lima. Esa era su meta. Habíase enterado por los periódicos que la vida en Lima era emocionante, podía trabajar en el Mercado Mayorista y encontrarse con algunos paisanos de Chaglla, quienes iban a vender papa a la capital.
Compró pasaje en la “Empresa Arellanos” y se enrumbó a Lima. En Lima no le fue difícil conseguir trabajo, ya tenía 16 años y conocía a algunos mayoristas, se empleó en don Fermín Taco, su ocupación era simple y descansada, tenía que “sanear” la papa que llegaba de la sierra y enfanegarlo. Estuvo allí muy feliz y orondo casi dos años, y hasta enamorada tenía.
Las circunstancias del destino, a veces persigue a la persona de manera implacable, pareciera que uno nació destinado para la maldad, eso pasó en la vida de este personaje: Alguien sustrajo el dinero que don Fermín tenía en la caja chica del negocio, y todos culparon a “Ipico”, lo entregaron a la policía.
A pesar de que él era inocente, la policía lo goleó de manera inmisericorde por el supuesto robo. Querían los sabuesos de la ley, arrancarle una confesión, que no lo iba a hacer, pues no era culpable. Lo golpearon hasta dejarlo semimuerto. Lo arrojarlo a la calle, pues no lograron que confiese. Esta experiencia infausta, produjo en “Ipico” Carrión una metamorfosis, que hizo aflorar su instinto criminal. Salió decidido a ser un criminal, ya en la celda del famoso Panóptico de Lima, trabó amistad con raqueados criminales, quienes le aconsejaron vengarse de los ricos robándoles todo cuanto tenían. Demás está decir que jamás volvió al Mercado Mayorista de la Parada. Se adentró en su corazón un odio visceral contra Fermín Taco, y todos los ricachones, malos y explotadores.
En 1953, empezaba su vida criminal el famoso y célebre Ernesto Jaramillo Arteaga, alias (Guta), Ipico estuvo preso con él en el Panóptico, se hicieron amigos, porque éste pese a ser serrano, tenía una chispa única para contar chistes, chistes que hacía reír al más amargado de las personas.
—Cholo si quieres laburar, cuenta conmigo…sabes manejar cuete...le dijo el Loco Guta.
—Claro pues mano…tan mongo no soy.
—Bien cholo eres de la banda, tienes coraje y resistes el golpe…
Así de simple se hizo amigo de uno de los delincuentes más temidos, raqueados y sanguinarios de la capital. Ya el Loco Guta le presentaría otros de sus cómplices. Así comenzaría su vida delictiva, que sus paisanos lejos de avergonzarse se sentían orgullosos de él. Pronto “Ipico” Carrión, llegaría a ser un bandolero ranqueado. Estuvo preso en Lurigancho, El Sexto, El Frontón y en El Sepa de Pucallpa. Viejo aún, seguía con sus fechorías, aunque robos de menor cuantía. Murió hace poco, le prometí escribir sus crónicas, por eso lo hago.´
Condensado del libro: Viejas Crónicas: Ipico Carrión, escrita por Felipe Fritz, Lima 2014.
PRONTO: ¡¡¡CUANDO HUÁNUCO TENÍA MAR!!!
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