Museo del policía. Exposición de asesinos seriales.

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Después de anunciado el veredicto, Jeff confesó: “Señor Juez, todo ha terminado, me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familias y justifico su odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero los quiero mucho”.

Albert Fish “El abuelo caníbal”

El hombre tenía antecedentes familiares de perturbación mental, empezando por su madre, que decía escuchar voces en la calle y sufrir de alucinaciones, además, dos de sus tíos estaban internados en un psiquiátrico, tenía una hermana demente y un hermano alcohólico.

Cuando tenía 5 años, su padre murió de un infarto y su madre lo llevó a un orfanato para estar en condiciones de buscar un trabajo. En ese lugar, Albert fue testigo constante de los castigos físicos perpetrados sobre los otros niños, que también sufrió en carne propia. Para su sorpresa, las golpizas a sus compañeros y las que padecía él mismo le provocaban erecciones. Desde entonces se sintió atraído por el sadomasoquismo, divirtiéndose lo mismo al provocar dolor en los demás como a sí mismo. En la juventud experimentó cosas como la urofagia y coprofagia.

Al parecer, el hombre sufría constantemente de alucinaciones, y sus hijos lo vieron subir más de una ocasión a una colina cercana a su causa, para alzar el puño al cielo y gritar: “¡Soy Cristo!”

El asesino vivía obsesionado con el dolor, y él mismo se castigaba mutilándose partes del cuerpo, o bien, frotaba su cuerpo desnudo sobre las rosas con espinas, se hundía agujas de marinero en la pelvis, el abdomen y los órganos genitales, y gozaba al introducirse e el ano trozos de algodón empapados de alcohol para luego prenderles fuego.

Según sus propias declaraciones, Fish atacó a casi 100 niños y mató 15 personas. Una vez procesado, las instituciones psiquiátricas lo encontraron sexualmente perturbado pero sano.

Los asesinos en serie (AS) son personas que matan por lo menos en tres ocasiones con un intervalo entre cada asesinato. A través de la historia se han conocido una diversidad de asesinos seriales cada uno caracterizado por un tipo de conducta durante el acto criminal. Los asesinos en serie están específicamente motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces debido a humillación y abusos en la infancia y/o el apremio de la pobreza, también bajo estatus socioeconómico en edad adulta. Sus crímenes compensan esto y les otorga una sensación de potencia y frecuentemente venganza, durante y después de cometer los delitos

Haciendo un análisis acerca de los factores que pueden despertar el sentimiento homicida en una persona según lo descrito anteriormente, está el entorno social, los aspectos más importantes son la familia y la escuela, ya que es donde y con quienes pasamos la mayor parte del tiempo durante nuestro desarrollo, desde bebés hasta adultos, tiempo en el cual la personalidad es moldeada. La personalidad es uno de los factores más importantes para saber si alguien puede llegar a ser tan violento como para convertirse en asesino serial; la personalidad es “[…] el conjunto de causas internas que subyacen al comportamiento individual y a la experiencia” (Plata, 2011, Criminología, criminalística y victimología, pág. 206).

- La familia, más específicamente los padres

Influyen mucho en la personalidad del hijo, mediante su forma de disciplinar, criar, así como el control que tienen de las localidades en la cuales los hijos se desarrollan, por ejemplo el lugar donde viven y el otro aspecto importante del ámbito social: la escuela a la que asisten. John Borskowski, psicólogo, dividió a los padres en cuatro tipos y así mismo dio posibilidades de características que tendría la personalidad del/de la hijo/a de acuerdo a cada tipo. Un tipo son los padres dictatoriales, quienes son fríos, exigentes, estrictos, rígidos e intolerantes a desacuerdos; un niño con este tipo de padres seria poco sociable y amigable, retraídos, dependientes de los padres y hostiles. Los padres permisivos suelen no ser exigentes, poner límites ni controlar la conducta de sus hijos y aportan una retroalimentación de manera inconsciente; por estas características, los niños no tienen autocontrol, son inestables emocionalmente y no llegan a ser fácilmente independientes. Si los padres brindan un apoyo efectivo y fomentan la independencia, pero al mismo tiempo establecen límites claros y consistentes, son firmes y estrictos, padres con autoridad, los niños llegan a ser amigables, cooperativos, independientes y asertivos. Por último, los padres que no se involucran, quienes por el mismo nombre podemos saber qué características tienen: no tienen interés en sus hijos, los rechazan y son indiferentes hacia ellos, por esto los niños pueden llegar a sufrir de despego emocional, en otras palabras, no tener empatía. Dentro de la familia hay circunstancias más específicas que pueden inducir a que una persona produzca tal odio hacia los demás, como para llegar a tener un futuro antisocial, característica que normalmente vemos en los asesinos seriales.

- Filias y/o problemas de carácter sexual

Gracias a varias investigaciones a asesinos seriales, se puede ver que la madre es quien más influye en la construcción de la motivación criminal y sobre todo está asociada a los trastornos de la conducta sexual, las características en una madre, que llevan a esta conducta son: una madre prostituta, con deseo sexual hacia el hijo, sobreprotectora, dominante y maltratadora, que abandona a su hijo (ya sea voluntariamente o a causa de muerte) o está ausente, estas se pueden presentar en conjunto o por separado. Un caso de un asesino serial, en el que estas conductas originaron ira y deseo sexual, es el de José Antonio Rodríguez Vega, apodado el 7 Mata viejitas, quien asesinó y violó a al menos 16 ancianas entre 1987 y 1988, ya que, según él, violaba simbólicamente a su madre, a quien odiaba y por quien al mismo tiempo se sentía atraído sexualmente.

Por otra parte, el padre también tiene una gran influencia y generalmente por alguna de estas circunstancias: el padre ausente o violento y controlador. En el caso del padre ausente hay tres posibilidades: que nunca le haya conocido su hijo, que el padre se haya marchado durante la infancia o adolescencia del hijo o que haya sido muy distante. Ronald y Jacqueline Ángel, sociólogos de la Universidad de Texas afirman en un trabajo que “El niño que crece sin padre presenta un riesgo