Agnosias
Enviado por klimbo3445 • 12 de Enero de 2019 • 3.553 Palabras (15 Páginas) • 395 Visitas
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- ACROMATOPSIA
Se recomienda leer Sacks, “El pintor ciego al color”, de “Un antropólogo en Marte”.
Ceguera al color, ven todo en B/N o en escala de grises. Lo normal no es la acromatopsia pura sino que solo se produzca en un hemisferio por lo cual se trataría de una hemiacromatopsia, por lo tanto, el paciente vería por un ojo a color y por el otro en b/n.
Lo cierto es que estos pacientes para conjugar esa enorme diferencia habrán sido capaces de reestructurar su cerebro puesto que, a pesar de este déficit, son capaces de discernir distancias.
Se produce por ACV y lesiones varias en ZONAS VENTROMEDIALES DE LA CORTEZA OCCIPITAL – TEMPORAL => GIRO LINGUAL (occipital) y GIRO FUSIFORME (occitotemporal).
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- ACINETOPSIA
Se trata de la incapacidad para percibir objetos en movimiento, ven el mundo como en diapositivas superpuestas. En cambio, cuando el objeto está estático, lo reconocen perfectamente. Se pueden encontrar casos de acinetopsia pura pero son muy raros, como el de L.M. descrito por Zihl y cols. 1983.
Las situaciones cotidianas simples se les hacen muy complejas (Ej: cruzar la calle) y la persona acaba intuyendo qué es cada movimiento en función del contexto.
Se produce por un daño en V5 (ÁREA 19) (Medial Temporal del lóbulo occipital).
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- PROSOPAGNOSIA
Se dice que “a los cuarenta años un hombre tiene la cara que se merece”. Por la cara es por cómo se nos reconoce a las personas y es el primer objeto que adquiere significado e importancia visual. Las personas con prosopagnosia se hallan desconcertadas cuando ven a las personas fuera del contexto habitual en el que interactúan, cuando tratan de encontrar su domicilio, por ejemplo, y no pueden, cuando no reconocen el edificio de su lugar de trabajo, etc.
Lo cierto es que parece existir una habilidad innata y al parecer determinada genéticamente para reconocer las caras y esa capacidad se encauza durante los dos primeros años. Nuestras “células faciales”, ya presentes al nacer, necesitan experiencia.
Pero, ¿Qué es la prosopagnosia? Es la incapacidad para reconocer rostros familiares, no familiares e incluso el propio rostro y puede ser adquirida (lesión) o congénita (genética). Aunque si les es posible reconocer una cara concreta a simple vista pudiendo reconocer en el rostro rasgos que se conviertes en signos identificadores muchos prosopagnósicos crean estrategias y reconocen a la gente por la voz, la postura o la manera de andar; y, naturalmente, el contexto y las expectativas son fundamentales: uno espera ver a sus alumnos en la facultad, a sus colegas en la oficina. Fue finalmente Joachim Bodamer el que en 1947 acuñó el término “prosopagnosia”.
Es probable que, personas que han sido acusadas de “despistadas”, “tímidas”, “aisladas”, “ineptas socialmente” o incluso como Asperger lo hayan sido como consecuencia de una mala interpretación de su dificultad para reconocer caras. Pero el problema es grave: algunos no pueden recocer ni a sus propios hijos.
Estas personas, muchas veces, además son incapaces de formarse una representación topográfica del espacio, de saber dónde están las cosas, a no ser que se codifique verbalmente su situación. “Una vez un objeto abandona mis manos rueda por el borde del mundo hasta caer al vacío”.
La plasticidad del cerebro es un hecho como también el de que, al producirse un déficit o alguna lesión, parte de éste se reorganiza y puede llegar a asumir las funciones de la parte defectuosa pero eso NO OCURRE con la prosopagnosia o la agnosia topográfica; son DOLENCIAS DE POR VIDA Y QUE CON LA EDAD NO VAN A MENOS.
Casi todas las personas que padecen prosopagnosia siguen siendo sensibles a las expresiones faciales pero en algunos casos puede ocurrir lo contrario: Damasio define algunas lesiones en la amígdala como provocantes de que algunas personas encuentren dificultades a leer las caras aún cuando las reconocen a la perfección.
La idea del localizacionismo de Franz Joseph Gall prevaleció hasta que años después Jean – Pierre Flourens estableciera que la corteza cerebral es equipotente dominando el pensamiento hasta los estudios de Paul Broca, en 1860. Incluso a mitad del siglo XX muchos neurólogos dudaban de si el cerebro realmente poseía áreas de reconocimiento específicas para categorías habiendo una especial y vital, por ejemplo, para los rostros.
La prosopagnosia surge como CONSECUENCIA DE UNA APOPLEJÍA, TUMOR, INFECCIÓN, LESIÓN O DEMENCIA DEGENERATIVA (ALZHEIMER).
[pic 12] Los datos son claros: PRÁCTICAMENTE TODOS LOS PACIENTES QUE SUFREN PROSOPAGNOSIA, SEA CUAL SEA LA CAUSA, POSEEN LESIONES EN LA CORTEZA DE ASOCIACIÓN VISUAL DERECHA, SOBRE TODO EN LA PARTE INFERIOR DE LA CORTEZA OCCIPITO- TEMPORAL; casi siempre hay lesión en una estructura llamada la CIRCUNVOLUCIÓN FUSIFORME => ÁREA FUSIFORME FACIAL. La actividad anormal en el área fusiforme facial también se ha relacionado con la alucinación de caras que, junto a otros estudios, demostraron que mirar caras activaba el área fusiforme facial con mucha más intensidad que mirar cualquier otra imagen.
En 1969 Charles Gross y sus colegas, utilizando electrodos en la corteza inferotemporal de los macacos. Gross encontró células que reaccionaban de una manera espectacular a la visión de la pata de un mono, pero también, aunque de una manera menos intensa, a otros estímulos diversos, entre ellos una mano humana. Posteriormente descubrió células con una preferencia relativa por las caras. A este nivel puramente visual, las caras se distinguen como configuraciones, en parte detectando las relaciones geométricas pero aún no se distinguen preferencias por caras en particular; PARA RECONOCER SE NECESITA UN NIVEL CORTICAL SUPERIOR.
RECONOCER caras concretas u objetos se logra en LA ZONA MULTIMODAL DEL LÓBULO TEMPORAL MEDIO, QUE POSEE CONEXIONES RECÍPROCAS NO SÓLO CON EL ÁREA FUSIFORME FACIAL, SINO CON OTRAS áreas que están al servicio de la asociación sensorial, la emoción y la memoria. Las células de esta localización son extraordinariamente específicas. Las neuronas del lóbulo temporal medial son capaces de descodificar representaciones de caras individuales, edificios u objetos para que puedan reconocerse con facilidad en un entorno cambiante. El hecho de que muchas personas (aunque no todas)
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