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ESPACIO FIJO Y SEMIFIJOS

Enviado por   •  17 de Noviembre de 2017  •  3.288 Palabras (14 Páginas)  •  1.291 Visitas

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Algunos aspectos del espacio de caracteres fijos no son visibles hasta que no se observa la conducta humana. Por ejemplo, pese a que comedor separado está desapareciendo rápidamente de las casas norteamericanas, la línea que divide el área del comedor del resto de la sala de estar es absolutamente real.

La invisible frontera que separa un patio de otro en los suburbios es también un carácter fijo de la cultura o, por lo menos de alguna de sus subculturas.

Los arquitectos se ocupan tradicionalmente de las pautas visuales de las estructuras: lo que uno ve. Se desentienden casi por completo del hecho de que la gente lleva consigo interiorizaciones del espacio de caracteres fijos aprendiendo al principio de la vida. No son únicamente los árabes quienes se sienten deprimidos cuando no tienen espacio suficiente sino muchos norteamericanos también. Como versión paciente: “Puedo tolerar casi cualquier cosa siempre cuando tenga habitaciones grandes y techos altos. Ya ve, me crie en una casa antigua de Brooklyn y nunca ha sido capaz de acostumbrarme a ninguna otra cosa diferente”.

Lo importante del espacio de caracteres fijos consiste en que es el molde en que se funde gran parte de la conducta. A este rasgo del espacio se refería el fallecido sir Winston Churchill cuando dijo: “modelamos nuestros edificios y ellos nos modelan a nosotros”. Durante el debate sobre la restauración de la cámara de los comunes, después de la guerra, Churchill temía que apartarse del patrón especial íntimo de la cámara, en donde los oponentes se enfrentaban unos a otros a través de un estrecho pasillo, alteraría gravemente las pautas del gobierno. Quizá el no haya sido el primero en señalar la influencia del espacio de caracteres fijos, pero sí quien más concisamente lo ha descrito.

Una de las muchas diferencias entre las culturas son los diferentes rasgos anatómicos y de conducta del organismo humano. Siempre que si hacen préstamos culturales, lo adquirido tiene que ser adoptado. De otra manera, lo nuevo y lo antiguo no concuerdan y, en algunos casos las dos pautas son por entero contradictorias.

Por ejemplo, en Japón se han suscitado problemas al tratar de integrar el automóvil una cultura en que las líneas que separan a puntos diferentes (las carreteras) prestemos atención que los puntos mismos son en consiguiente, Tokio es famosa por producir algunos de los más impresionantes embotellamientos de tráfico. El automóvil también se ha adaptado mal a la India, en la que las ciudades están físicamente atestadas de una sociedad que tiene complicados rasgos jerárquicos.

A menos que los ingenieros hindúes puedan diseñar carreteras que separen a los transeúntes de los veloces vehículos, la educación de consideración de los automovilistas que son conscientes de su clase con respecto a los demás, continuará originando desastre.

Incluso los grandes edificios de le Corbusier construidos en chandigarh, tuvieron que ser modificados para que fuesen habitables los hindúes tapiaron los balcones de le Corbusier, ¡para convertirlos en cocinas! Del mismo modo, los árabes emigrados a los estados unidos se encuentran con que sus pautas de caracteres fijos interiorizados no se encuentran en la vivienda norteamericana. Los agarré se sienten ofendidos: los pechos son demasiado bajos, los cuartos demasiado pequeños, no es sugerencias intimidad ni paisajes que contemplar.

Pero hay que pensar en la incongruencia entre las pautas interiorizadas y exteriorizadas se manifiesta únicamente en las culturas diferentes. A medida que se expanden esa tecnología, el aire acondicionado, las luces fluorescentes, y las paredes a prueba de sonido posibilitan el diseño de las casas y oficinas en donde no existen las pautas tradicionales de ventanas y puertas.

Espacios semifijos.

Hace varios años, el talentoso y perspicaz médico Humphry Osmond se le encomendó la dirección de un gran centro de salud y de investigación Saskatchewan. El hospital fue uno de los primeros en que se demostró con toda claridad la relación que existe entre carácter semifijo y la conducta.

Osmond había observado que algunos espacios, como la sala de espera de estaciones de ferrocarril, tendían a mantener apartada a la gente. A estos espacios les llamo sociofugos. Otros espacios, como las cabinas telefónicas de las antiguas farmacias o las mesas de los cafés un franceses al aire libre tendían a reunir a la gente. A estos espacios los llamó sociopetos (1957). El hospital que tomó a su cargo se hallaba repleto de espacios sociofugos y tenía muy pocos de los que podrían llamarse sociopetos. Además el personal de custodia y las enfermeras tendían a preferir el primero porque era más fácil de manejar. Las sillas en las paredes, que debían encontrarse formando pequeños círculos después de las horas de visita deberían ser alineadas minuciosamente, a la manera militar, en filas paralelas a las paredes.

Una situación que atrajo la atención de Osmond era la sala de geriatría para mujeres, “modelo”, recientemente construido. Todo estaba nuevo y flamante, pulcro y ordenado. Había espacio suficiente y los colores eran alegres. El único problema consistía en que cuanto más tiempo permanecían en la sala las pacientes, tanto menos parecían inclinarse a conversar unas con otras. Gradualmente se comenzaron a asemejar a los muebles, pegados permanentemente y silenciosamente a las paredes a intervalos regulares entre las camas.

Además, todas estaban deprimidas.

Dándose cuenta de que el espacio era más sociofugo que sociopeto, un Osmod puso a trabajar a un psicólogo joven y observador, Robert Sommer. Le pidió estudiará, tan a fondo como pudiese, la relación de los muebles con las conversaciones. Buscando un ambiente natural que ofreciese numerosas situaciones diferentes en las que pudiese observar conversando a la gente, Sommer seleccionó la cafetería del hospital, en la que había mesas de 92 centímetros por 1.83 metros, para seis personas (1959). Como se aprecia en la figura.

[pic 1]

Estas mesas determinaban seis distancias y orientaciones diferentes de los cuerpos, en relación con cada uno de los demás. Después de sin cuenta sesiones de observación en las que contaron las conversaciones, a intervalos controlados, se descubrió que en F-A (a través de la esquina) las conversaciones ocurrían con frecuencia doble entre C-B (codo con codo), la que, a su vez, era tres veces mayor que la correspondiente a las conversaciones C-D (a través de la mesa). En las otras posiciones, Sommer no observó conversación alguna. En

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