Nos separamos ¿Y los niños?

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El proceso del divorcio comprende seis fases. Mattews (1998). El divorcio emocional, el divorcio legal, el divorcio económico, el divorcio coparental, el divorcio de la comunidad y el divorcio psicológico.

La primera parte, está relacionada con el deterioro de las relaciones de pareja, la duración es muy variable según las diferentes características de las personas que la forman, de su nivel socioeconómico, de su bagaje cultural, de sus respectivas estructuras de personalidad y de sus intereses. Muchos de los argumentos de las parejas que se separan tienen que ver con incompatibilidad de los caracteres o de la infidelidad de alguno de los dos o de ambos. La principal característica de esta etapa, es que viene acompañada de un gran daño provocado por comentarios acusadores, insultos o mutua indiferencia.

El divorcio legal se refiere a los trámites legales que dan como resultado que la pareja cambia su estado civil y queda en libertad de contraer matrimonio nuevamente. Este trámite, puede darse por mutuo acuerdo o de manera unilateral, siendo en el caso último que, si el proceso de separación legal se torna largo y dificultoso, puede ser negativo para el cumplimiento de las funciones parentales. Da paso a la siguiente etapa, la económica, que puede representar la fase más volátil de divorcio. Las emociones son intensas en esta parte ya que trata de los bienes acumulados durante el tiempo de matrimonio, así como su justa repartición, ya que, de no llegar a un acuerdo, el tribunal obligará a los que se considere una distribución equitativa a cada una de las personas que se divorcian, a modo que ninguno de los dos cause perjuicio al otro o a sus bienes.

El divorcio coparental se refiere a la custodia y las visitas, ya que el divorcio disuelve el matrimonio únicamente, no a las familias. Es necesario que se establezcan modos y formas en las cuales los padres llevarán a cabo sus roles. En la mayoría de los casos se analiza cuál es el padre más capaz de proporcionarle el mejor ambiente al niño, a diferencia de tiempo atrás donde la madre conservaba a los niños, a menos que se demostrara su incompetencia. También es común que el padre sin custodia, aporte los gastos de manutención al padre con custodia. Esta parte es especialmente sensible a la historia familiar y a la presentación o no de violencia intrafamiliar.

El divorcio de la comunidad, consiste en los cambios que tienen lugar cuando la persona se divorcia y cómo modifica su relación con la comunidad.

El divorcio psicológico, tiene que ver con la recuperación de la autonomía individual. Ya que el yo se convierte en el nosotros, la recuperación del auto concepto puede tomar años. En relación con esta parte, es de remarcar la aparición del proceso de duelo, sobre todo en el cónyuge que no toma la decisión, esto, sumado a las vivencias anteriores genera angustia por la separación y sentimientos de tristeza y soledad, como consecuencia del no poder acceder al sujeto de apego.

En todas estas etapas es importante resaltar que son vividas por los miembros de la pareja, así como los hijos de ésta, el acompañarlos en las distintas etapas resulta fundamental ya que es común que la separación produzca deterioro en la autoestima y la identidad, sentimientos de culpa, etc. El informarles a los hijos en el momento adecuado, tanto del divorcio como de sus etapas, para su mejor adaptación. Sin embargo, es fundamental el éxito de los progenitores en lidiar con estas etapas, sobre todo con la elaboración del duelo, ya que supone también la asimilación del niño.

El duelo

La pérdida del ser amado, o la separación provoca pasar por una serie de fases en las cuales se experimentan sentimientos que van desde la ira a la tristeza, de la calma a momentos de desesperación, para finalmente sobreponernos a la situación.

Estas fases se dan en todos los casos (la muerte de un ser querido, la ruptura de un noviazgo o el divorcio), y en todas las personas. Se dan por las diferencias individuales y la forma como cada uno perciba y entienda la situación.

Por esta razón, a partir de ese momento e independientemente de los motivos de separación, viviremos el duelo paso a paso. Montaña Liliana (1996).

Negación

La primera reacción de una persona que sufre una pérdida es levantar sus primeros mecanismos de defensa para postergar, aunque sea un poco, el impacto de la agresión que la noticia necesariamente implica.

Esta primera barrera defensiva lo lleva a decir y sentir: no quiero, no puede ser, debe de ser un error. La persona se convence de que ha habido una equivocación.

La negación es un mecanismo de defensa que nos acompañaba a lo largo de toda nuestra vida y ante la noticia de una pérdida se hace presente para conceder una tregua entre la psiquis y la realidad. En la negación existe una búsqueda desesperada del tiempo necesario para pensar en el futuro de manera más serena, tomando distancia temporal de lo que sucede, buscando una más saludable adaptación al evento que apareció demasiado abruptamente. La negación es un verdadero intento de amortiguar el efecto del primer impacto.

Fase de negociación con la realidad

Esta fase del Duelo refiere a la persona al pensamiento mágico más primitivo. Aparecen las ideas de negociar la realidad. Se piensa en hacer un trato con la vida, con Dios, con el diablo, con el médico, si la pérdida es de salud. La negociación es una nueva conducta defensiva que trata de evitar lo inaceptable; un canje que pretende restitución a cambio de buena conducta. La gran mayoría de estos pactos son secretos y sólo quienes los hacen tienen conciencia de ello.

Depresión

Finalmente, todos los pasos anteriores se agotan y fracasan en el intento de alejarnos de la realidad. La depresión suele aparece con sentimientos de angustia e ideas circulares y negativas. Lo particular en este caso es que estas ideas no son sólo la causa de la depresión sino también y sobre todo su consecuencia. La depresión es más bien el resultado de la conciencia de lo ya perdido.

Por supuesto que, como es predecible, esta etapa se resuelve más rápidamente cuando la persona encuentra el coraje y el entorno donde poder expresar la profundidad de su angustia y recibir la contención que necesita frente sus temores y fantasías.

La depresión es la fase del duelo donde más se atascan las personas. Pero hay una emoción que según nos permitimos expresar nos va sacando