El otro y yo.
Enviado por Jerry • 13 de Marzo de 2018 • 2.376 Palabras (10 Páginas) • 348 Visitas
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Así nosotros debemos pasar por el proceso de conocernos a nosotros mismos, conocer al otro para finalmente encontrarnos con el otro, el súper yo.
Pero acá surge algo nuevo, y llega la pregunta, ¿Quién es el otro?
Y lo primero que debo saber es que el otro es exactamente como yo, ni más ni menos, el otro nació igual que nosotros, compartimos un origen y un destino común, y es que dos cosas son siempre seguras entre el otro y yo, que nacimos y vamos a morir, eso es igual, no importa quien sea. Alguien dijo “yo soy uno, pero todos somos yo”
Video 1
El otro es persona como yo, ni más ni menos. El otro no es un objeto, no es una cosa sino un sujeto, una persona, un ser humano. Yo amo a los demás cuando me siento espiritualmente unido a ellos como personas. El que se hizo a si mismo cosa, utensilio, usará también como cosas a los demás. El materialismo «cosifica» a las personas, las ha reducido a un simple número, a alguien sin identidad, solamente es algo que se puede medir y cuantificar.
Y al darnos cuenta que el otro es alguien como yo, podemos decir que el otro es todo aquel que me necesita.
A Jesús en cierta ocasión le preguntaron ¿Quién es el otro? Y él respondió de la siguiente manera.
Video 2 (https://www.youtube.com/watch?v=jhDETeQMZtA )
Veamos las actitudes de cada uno de ellos, ¿Qué vemos en las actitudes del sacerdote? (pregunta a los participantes). A pesar que era un “Hombre de Dios” ignoró al ver al hombre herido. Estaba tan enredado en sí mismo, dando importancia a la ley, y aun sabiendo que estaba vivo, le ignoró. Ahora ¿Qué actitudes vemos en el levita? (pregunta a los participantes). Pensó en el qué dirán!!! Y lo ignoró también. Finalmente, ¿Qué actitudes vemos en el samaritano? (Pregunta a los participantes). El samaritano, sin importarle su tiempo, ni su dinero, le ayudó, curó sus heridas, le llevo a una posada, y pagó la cuenta. Él reconoció al otro en ese hombre necesitado, entonces ¿Quién es el otro? El otro es mi prójimo, es todo aquel que sufre, que me necesita, aquel que me complemente, y que yo complemento.
En el momento de la creación, cuando Dios creó al hombre dijo: “Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra” (Gén 1, 26). En cada persona está impresa la imagen de Dios. No es Dios, pero es como Dios. Como decía el beato Papa Pablo VI “para conocer a Dios es necesario conocer al hombre”.
Para ser más directos con las palabras del beato Papa VI, el otro es presencia viva de Jesús, y fue Jesús mismo quien nos lo dijo “En verdad les digo que, Cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí” (Mt 25, 40).
Sin darnos cuenta conociéndonos a nosotros mismos, llegamos al otro con minúsculas, y al llevar nuestra vocación al otro con minúsculas, llegamos al OTRO con mayúsculas que nos dijo que estamos hechos a su imagen y semejanza, a ese OTRO con mayúsculas que hacemos vida en el otro con minúsculas, porque nuestra vocación integra nuestro yo, con el súper yo, ese súper yo es el otro con minúsculas, y ese otro con minúsculas es el mismo OTRO con mayúsculas quien se hace pequeño para estar entre nosotros.[a]
Recordemos entonces, que para llegar al otro con minúsculas es necesario hacernos otro (Alteridad), debemos ir al otro, no esperemos que el otro se acerque a nosotros, estar conscientes que el otro no es solo el que veo, sino el que me mira. Debemos respetar las diferencias que existen entre nosotros, porque el “Nosotros” es una fuente estimulante de iniciativas, criterios y exigencias que determinan lo que yo debo dar al otro y también de lo que él puede hacer por mí.
Debemos ser comprensivos, estar conscientes que cada persona es un mundo completamente diferente al mío. Hay que saber escuchar las razones de los demás e inspirar confianza. Comprender es caer en la cuenta y hacerse cargo de los demás. No necesariamente es aprobarlo todo. Comprender es amar. Me dio risa un caso de incomprensión que leí y se los quiero compartir: Un europeo visitó el Asia y preguntó en forma burlona, al ver depositar un plato de arroz sobre la tumba, a qué hora se levantaban los muertos en el Japón para comerse el arroz. Y le contestan los japoneses: «En la mismísima hora que en Europa se levantan los muertos a oler las flores.
Siempre debemos descubrir lo bueno de cada persona y ser solidarios con ellos, porque en el fondo TODOS los hombres son buenos. No existe un hombre tan malo que no tenga un poquito de inocencia, ni una persona tan mala que no tenga ni una acción buena que aprobar.[b] Por eso es que hay que amarlos.
Es mi caso en el futbol, soy tan malo que mi posición es estorbo izquierdo, sí es de hacer tecniquitas llego al asombroso record de 3 como máximo. Para correr, en los primeros 5 minutos ya estoy con la lengua de fuera. Pero siempre juego con actitud, y me la paso diciendo payasadas en el juego. Ven, algo bueno tenía que tener, también soy bueno para cargar pachones de agua y tengo fuerza para ayudar a los lesionados a salir del campo.
Algo que es importante es ganar amigos, diferenciemos en ser amigo y ser compañero, puedo ser compañero con muchas personas, a estas en mi caso les he llamado cuates, pero amistad[c], solo con algunos pocos, a ellos les he llamado mis brothers, porque es donde se transforma el yo en tú.
Debemos ser caritativos con los demás, en este punto, si tenemos a un amigo, solo falta incluir a Dios, es el puto donde el yo, el otro con minúscula y el OTRO con mayúsculas se integran, y al amor agigantado le llamamos caridad. Porque caridad es reconocer a Dios en el amor. Amar en estado de gracia.
Pero ¿qué tipo de caridad debo tener? ¿O qué grados debo alcanzar?
- Amar al prójimo como a sí mismo. Llamada regla de oro del Evangelio. (leer en la biblia) Mateo 7, 12
- Sí yo me amo no voy a permitir que a mí me hagan algo malo. Por ejemplo, yo no tomo lo que no es mío, porque a mí no me gusta que me quiten lo que es mío.
- Amar al prójimo como se ama a Cristo. (leer en la biblia) Mateo 25, 34-45.
- Porque sabemos que en el otro está Cristo, no podemos permitir que pase hambre, que pase sed, que esté desnudo, etc.
- Amar a los demás como los ha amado Cristo.
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