Mi corazón le entrego a Jesús

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Pero no todo estaba perdido para el Sembrador, algunas semillas cayeron en buena tierra y germinaron, crecieron y dieron frutos en abundancia, esta semilla es igual al corazón bueno y recto que se goza en obedecer y guardar la Palabra de Dios.

La semilla representa la Palabra de Dios, el Sembrador es Jesús y la Tierra es nuestro corazón

Aventureritos esta Parábola nos ilustra algunas de las maneras en que nosotros respondemos a la Palabra de Dios en nuestro corazón, no seamos indiferentes al escucharla, permitamos que Jesús entre en nuestro corazón y seamos como la buena semilla que produjo abundante fruto, llevando a otros el mensaje de la salvación y evitemos que perezcan y se pierdan.

Esther jugaba en un campo de hermosas gencianas (campanitas) de pronto el cielo se cubrió de nubes negras y luego empezó a llover, oh no dijo la niña no podré seguir jugando con las gencianas, llegó a casa y muy triste le dijo a su madre que todas sus gencianas se estropearían con la lluvia, la mamá le contestó que la parte más importante de la genciana es su corazón, Jesús le dio hermosos pétalos que se cierran como un paraguas y la lluvia no las daña, luego al amanecer con la luz del sol ellas abren sus pétalos nuevamente, de modo que Esther ya no estuvo más triste, al amanecer corrió al campo para ver las gencianas y estaban tan lindas como antes.

Querido aventurerito mi deseo es que la semilla de la Palabra de Jesús crezca en tu corazón y que los rayos de luz de Jesús brillen en tu corazón y que el Sol de Justicia te acaricie con sus rayos al igual que la genciana abre tu corazón y entrégalo a Jesús.