Regresar donde dejaste a Jesús
Enviado por Kate • 21 de Octubre de 2018 • 1.052 Palabras (5 Páginas) • 311 Visitas
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Siempre hay esperanza en Jesús. Dios no les cierra la puerta a sus hijos. El siempre está esperando que regreses, porque también conoce las angustias por la que está pasando. Jesús mira con dolor, cuando tratando de reencontrarlo pasa frente a la Iglesia y en lugar de entrar, te vas a los lugares de juegos, al establecimiento de drogas o al bar a emborracharte. La Samaritana regresó al pozo donde había dejado a Jesús y no solo fue perdonada, también recibió agua para la vida eterna. (Jn. 4,10). El hijo pródigo, regresó y el cielo estaba de fiesta. (Lc. 15, 22-23).
El llamado es para ti mi hermano/a. Si tú por una situación u otra y ha perdido de vista a Jesús, hay esperanza para ti. Es hora que regreses donde lo dejaste. Si no está seguro en qué momento fue, te voy a dar una dirección segura, allí lo encontrarás. Ves a la Iglesia, póstrate delante del Santísimo, Jesús Eucaristía. Cierra tus ojos, dile que necesitas volver al camino. Cuando hayas tenido este reencuentro con El, entonces entrarás de nuevo en el gozo de mi Señor. Al igual que María y José, te maravillarás de todo lo que ha hecho con los que permanecieron con El, pero que tienes el privilegio, de poder entrar a la Tierra Prometida, que es su Gloria eterna.
Ya no será necesario drogarte, porque Jesús suple tus necesidades de alegría. Fuera queda el alcohol, porque Jesús es el Mejor Vino. Ya no necesitarás prostituirte, porque el Amor de Jesús, satisface tu falta de amor. No te pasará por la mente suicidarte, porque Jesús es Vida. De tal manera amó Dios al Mundo que entregó a su Hijo Único para que tengamos Vida Eterna (Jn. 3,16). Dios te busca y te quiere, solo espera que tú regreses a donde lo dejaste.
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Padre de amor, indigno soy de mirarte a los ojos y de pedirte misericordia, más por lo mucho que sé que me amas, porque estoy seguro sabes de mis angustias y la tristeza que vivo fuera de tu presencia, hoy regreso como el hijo pródigo. Vengo a pedirte que me aceptes de nuevo en tus hijos predilectos. Hoy regreso precisamente al lugar donde un día por presiones psicosociales, familiares laborales te dejé, pero que me di cuenta que es mejor un día en tu presencia que mil años fuera de ella. A partir de hoy mi Señor, te prometo fidelidad. Gracias por aceptarme de nuevo, y así como María siempre fue fiel a tu voluntad y a la del Padre, yo también me someto a la obediencia. Amén.
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