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Década Infame (1930-1943) El crack de Wall Street de 1929

Enviado por   •  10 de Diciembre de 2018  •  2.107 Palabras (9 Páginas)  •  384 Visitas

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El vicepresidente Roca resumió “por su importancia económica, la Argentina se parece a un gran dominio británico”.

En Argentina la industria textil comenzó su desarrollo y se vió favorecida porque nuestro país contaba con las materias primas agropecuarias. La producción de lana y algodón tuvieron un fuerte desarrollo.

A partir de 1935 la desocupación en los grandes centros urbanos bajó debido al empleo de una gran cantidad de mano de obra.

El pacto Roca-Runciman fue un intento por recomponer las economías argentina y británica. Sin embargo no logró resolver los problemas económicos de la Argentina. Los países latinoamericanos implementaron altas tarifas arancelarias –con el fin de proteger e impulsar el desarrollo de sus propios sectores primarios- o suspendieron las importaciones. La crisis alteró la división internacional del trabajo, se quebró en su funcionamiento, al bajar la producción de productos industriales y al caer drásticamente la exportación y los precios de las materias primas. Desde esa época, la clase dirigente argentina había decidido que nuestro país basaría su economía en la exportación de productos primarios, importando aquellos bienes que aquí no se fabricaban y estableciendo de esta manera un intercambio desigual con los países centrales. Pero el nuevo escenario mundial, provocó la necesidad de desarrollar la actividad industrial como estrategia superadora de la crisis.

Claramente, el factor determinante fue la caída de las exportaciones y la consecuente disminución en la entrada de divisas que permitían la importación de mercaderías europeas. Así fue como empezaron a fabricarse en el país, algunos de los productos que antes se importaban. A esta industrialización limitada se la llama proceso de industrialización por sustitución de importaciones (ISI).

Frente a estos cambios, los grandes terratenientes y comerciantes exportadores terminaron por coincidir en sus orientaciones económicas con los grupos de industrialistas: ambos aceptaron el desarrollo de la actividad industrial como una solución para los problemas. Aceptaron algunas medidas oficiales que impulsaban el desarrollo industrial, porque por esa vía se reducían las importaciones.

La industrialización se desarrolló en la zona de Buenos Aires y algunos centros urbanos del litoral como Rosario y Córdoba. En algunas zonas agrícolas y ganaderas de las provincias de Santa Fe, La Pampa, Entre Ríos y Córdoba, como consecuencia de la reorganización del sector primario exportador, la actividad económica disminuyó. Estos cambios económicos provocaron transformaciones en la sociedad argentina, se inició con las migraciones internas, muchos pobladores de algunas zonas agrícolas y ganaderas abandonaron sus lugares de residencia ante la falta de trabajo y de perspectivas económicas. La mayoría se dirigió hacia las ciudades de Buenos Aires y el Litoral. Los migrantes internos se transformaron en el principal aporte de fuerza de trabajo para las nuevas fábricas.

La multitud de trabajadores de origen rural a la actividad industrial provocó un cambio en la composición de la clase obrera argentina. Los recién llegados tenían escasa o ninguna influencia gremial y política. Los viejos obreros estaban incorporados a la actividad industrial desde principios de siglo, habían organizado una actividad sindical y participaban en partidos políticos.

El Estado, luego del golpe militar de 1930, no se mostraba interesado en hacer cumplir las leyes que protegían a los trabajadores de los abusos empresariales. Los socialistas, impulsaron iniciativas a mejorar las condiciones de trabajo.

Hacia 1930, las corrientes políticas e ideológicas del movimiento obrero eran el socialismo, el sindicalismo revolucionario y el comunismo. El anarquismo se encontraba muy debilitado.

En la década de 1920, los sindicalistas habían organizado la Unión Sindical Argentina (USA). Junto con los anarquistas sostenían que el obrero debía estar al margen de la política y luchar desde los sindicatos. Hacia 1930, los obreros concentraron su lucha en mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.

Por su parte, los obreros socialistas estaban de acuerdo con los sindicatos, pero sostenían la lucha a través de un partido político. El socialismo logró un importante apoyo obrero en la Capital Federal y se nucleó la Confederación Obrera Argentina (COA).

En 1927, los comunistas se separaron de los socialistas. Fueron importantes las diferencias entre ambas corrientes. Los socialistas se proponían obtener cambios y reformas sociales en forma paulatina dentro del sistema capitalista. Los comunistas, en cambio, cuestionaban las bases de ese orden social.

La expansión de la industrialización se correspondió con la mayor fuerza del comunismo: la mayoría de los nuevos sindicatos fueron liderados por comunistas y se nuclearon en el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSA).

En el movimiento obrero se diferenciaban dos sectores: el sector apolítico representado por la USA (sindicalista revolucionaria) y la FORA (anarquista) y, por otro, el sector político que sostenía la necesidad de organizar partidos para luchar por la defensa de los intereses de los trabajadores, la COA (socialista) y la CUSA (comunista).

En 1930 la COA y la USA se unificaron y organizaron la Confederación General de Trabajo (CGT), la cual representaba una síntesis de necesidades y aspiraciones de la clase obrera (por ejemplo: reconocimiento de los sindicatos, jornada de trabajo y vacaciones, 8 horas para adultos en trabajo diurno y 6 horas en trabajo nocturno, cinco días de trabajo semanal y vacaciones anuales pagas, derecho a un seguro de vida y social, salario mínimo fijado por los sindicatos obreros y empresarios, seguro de desempleo, vejez y maternidad, etc) . El derrocamiento de Yrigoyen y la instauración de la dictadura militar de Uriburu – que reprimió a las organizaciones obreras- plantearon a sus dirigentes la necesidad de unificar el movimiento obrero.

Los gobiernos conservadores oscilaron entre la represión y la indiferencia. La persecución política y sindical fue la reacción frente a las demandas de los trabajadores. Los conservadores comenzaron a buscar otro tipo de soluciones para resolver los conflictos: la intervención del Estado en los problemas laborales. A través del Departamento Nacional del Trabajo, el Estado intervino como mediador en las huelgas.

La dictadura de Uriburu tuvo un impacto negativo sobre el movimiento obrero. La ley marcial, el estado de sitio y una política de represión generalizada fueron el

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