QUÉ ES EL FEMINSMO

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El feminismo es capaz de percibir las trampas en los discursos, que adrede confunden lo masculino como lo universal. No se trata de una teoría más, sino que es una conciencia crítica, que resalta las tensiones y contradicciones que encierran los discursos.

La Primera Ola

Antes del nacimiento del feminismo, las mujeres ya habían denunciado la situación en que vivían, por el sólo hecho de ser mujeres y las carencias que debían soportar. Pero estas quejas y denuncias, no siempre fueron consideradas feministas, puesto que no cuestionaban el origen de esa subordinación femenina y tampoco se había articulado un pensamiento destinado a recuperar los derechos arrebatados a las mujeres.

A partir del Renacimiento es cuando se transmite la idea del hombre renacentista que lejos de ser un ideal humano/a, fue un “ideal masculino” y es por eso que se abre el debate sobre la naturaleza y los deberes de los sexos.

Un precedente importante del feminismo fue la obra de Christine de Pizan (Venencia.1364) “La ciudad de las damas” escrita en 1405.

Pizan fue la primera mujer escritora reconocida dotada de una gran capacidad de polemizar. Ella siguió una línea de pensamiento que fue retomada después por las místicas. Viuda muy joven debió hacerse cargo de su madre anciana y de sus tres hijos.

En su obra defiende a la mujer, que debido a la misoginia imperante era considerada, como “una vasija que contiene el pozo de todos los males y vicios”. Esta autora defiende también, la imagen positiva del cuerpo femenino y asegura que otra hubiese sido la historia de las mujeres, si no hubiesen sido educadas por hombres. También elogia la vida independiente.

Ya en su época, se la consideró la primera mujer que se atrevió a rebatir los argumentos misóginos, en defensa de los derechos de las mujeres. “La ciudad de las damas” se adjudicó al escritor Boccaccio, hasta que en 1786 otra mujer, Louise Kéralio recuperó para Christine, la autoría de la obra.

En el debate sobre los sexos, que arranca en el Renacimiento, se enfrentan dos discursos; el de la inferioridad y el de la excelencia. Nunca llegan a ponerse de acuerdo, pero ninguno duda del hecho de que las mujeres han de estar bajo la autoridad masculina. Y es por eso, que aún no se hablaba de feminismo.

De esa parte de la historia, son pocos los textos femeninos o aquellos que defendía a las mujeres que se conocen, sin embargo, han llegado hasta nosotros obras misóginas que reaccionan contra esos textos, por ejemplo, “Las mujeres Sabias” de Moliére y “La culta latiniparla” de Quevedo.

Hacia el siglo XVII, el filósofo cartesiano Poulain de la Barre, en 1671 publica un libro muy polémico “La igualdad de los sexos”, este pensador, por sus ideas es considerado un adelantado del discurso de la Ilustración. Critica el arraigo de los prejuicios y propugna el acceso al saber de las mujeres, como remedio a la desigualdad y como parte del camino hacia el progreso.

Poulain de la Barre publicó también, “La ecuación de las damas para la conducta del espíritu en las ciencias y las costumbres” y “La excelencia de los hombres contra la igualdad de los sexos”. En el primero, su intención era mostrar cómo se podía combatir la desigualdad sexual a través de la educación y en el segundo, quiso desmontar racionalmente, las argumentaciones de los partidarios de la inferioridad de las mujeres.

Fue él quién hizo célebre la frase: “la mente no tiene sexo” e inauguró una de las principales reivindicaciones del feminismo, el derecho que reclaman las mujeres a la educación.

Fue también, uno de los fundadores de la sociología y defendió una idea, mucho más moderna, que se desarrollaría más tarde con el nombre de discriminación positiva. Partía de la idea, de que a las mujeres, como colectivo social, históricamente, se les había arrebatado todo aquello que era suyo.

Ahora bien, sabemos que los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX señalan la transición de la Edad Moderna a la Contemporánea y que las características de ese período histórico son las del desarrollo científico y técnico y sus fundamentos fueron tres:

El racionalismo – toda realidad puede ser científicamente analizada según principios racionales.

El empirismo - la experiencia del los hechos produce su conocimiento.

El utilitarismo – el grado de verdad de una teoría reside en su valor práctico.

Al mundo que anuncian teóricamente, los filósofos de la Ilustración, se llega por dos caminos o dos procesos revolucionarios:

a) las revoluciones políticas que derriban al absolutismo y caminan como un primer embrión hacia la democracia.

b) la revolución industrial que transformaría los métodos de producción tradicional en formas de producción masiva.

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Así:

El 4 de julio de 1773 – EE.UU. (Thomas Jefferson), redacta la Declaración de Independencia de Estados Unidos, que en realidad, es la primera formulación de los derechos del hombre, vida libertad y búsqueda de la felicidad.

El 28 de agosto de 1789 – Francia – se proclama la Declaración de los Derechos del Hombre, reconocimiento de la propiedad como inviolable y sagrada; derecho de resistencia a la opresión; seguridad e igualdad jurídica y libertad personal garantizada.

Pero en ambos casos, cuando se habla de hombre, no se hace alusión a “ser humano o persona”, sino que se refiere exclusivamente a “varones”, por cuanto ninguno de esos derechos fue reconocido a las mujeres.

Las revoluciones fueron posibles, porque además de una serie de razones económicas objetivas (malas cosechas, hambrunas, fluctuaciones económicas y demográficas, alza de los precios, etc.), comenzaba una nueva forma de pensar, por primera vez en la historia se defendían los principios de igualdad y de ciudadanía.

Pese a ello, uno de los teóricos principales de la Ilustración el filósofo radical Rousseau afirma que la sujeción y exclusión de las mujeres es deseable. Es más todavía, fue él quien construyó el nuevo modelo de la familia moderna y el nuevo ideal de feminidad.

El ejemplo del pensamiento de Rousseau es el que probablemente nos permite identificar mejor lo que ocurría en esa época, todo cambio