Globalización en la era Trump

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Para contrarrestar este "dinero global", ofrezco dos leyes que gobiernan, respectivamente, la profundidad y amplitud de la globalización:

- La ley de la semi-globalización: La actividad empresarial internacional, aunque significativa, es mucho menos intensa que la actividad doméstica.

- La ley de la distancia: las interacciones internacionales están amortiguadas por la distancia a lo largo de las dimensiones culturales, administrativas, geográficas y, a menudo, económicas.

Estos principios, expuestos en mi libro Las Leyes de la Globalización, pueden ser muy útiles para la elaboración de estrategias, si se puede contar con que se apliquen en el futuro. Habida cuenta de los sentimientos proteccionistas crecientes y posiblemente incluso una guerra comercial, ¿seguirán manteniendo? La mejor manera de probarlas en un momento en que las políticas precisas de la administración Trump y otros gobiernos aún no están claras es mirar la última vez que estalló una gran guerra comercial en la década de 1930, que llevó a la mayor Inversión de la globalización en la historia. Se destacan dos lecciones importantes, correspondientes a las dos leyes de la globalización.

¿Quién está más en riesgo en un mundo menos global?

Una guerra comercial mundial perjudicaría prácticamente a todas las economías nacionales, pero algunos países corren mayor riesgo que otros. Por ejemplo, Singapur, una economía pequeña pero altamente desarrollada, exporta bienes y servicios equivalentes al 176% de su PIB. Es probable que sea mucho más difícil que Estados Unidos, cuyas exportaciones representan sólo el 13% de su PIB.

Exportaciones como porcentaje del PIB en 2015

Pequeños países, grandes exportaciones

214%

LUXEMBURGO

176%

SINGAPUR

124%

IRLANDA

82%

PAÍSES BAJOS

Grandes países, pequeñas exportaciones

13%

BRASIL

18%

JAPÓN

20%

INDIA

La primera lección es que, aunque el comercio cayó precipitadamente en la década de 1930, no se secó por completo. El colapso que comenzó en 1929 fue asombroso, ya principios de 1933 los flujos comerciales se habían desplomado en dos tercios. Dicho esto, la caída en el valor reflejó una caída más en los precios que en las cantidades, que se redujo en menos del 30%. Incluso a raíz del colapso, los volúmenes de comercio continuaron siendo demasiado grandes para que los estrategas de negocios ignoraran.

La segunda lección es que la distancia de varios tipos continuó humillando la actividad empresarial internacional. Por ejemplo, de 1928 a 1935, la relación entre los flujos comerciales y la distancia geográfica apenas se movió. Los efectos beneficiosos de un lenguaje común y los lazos coloniales siguieron siendo poderosos: parejas de países con tales lazos siguieron comerciando cinco veces más entre sí que parejas sin tales lazos, todas iguales. El resultado neto fue que los socios comerciales con los que los países (o grupos de países) hicieron la mayor parte de sus negocios antes del choque permanecieron prácticamente sin cambios después.

Volviendo al futuro: Si el comercio mundial no se detuvo en la década de 1930, es razonablemente seguro decir que tampoco lo será en la década de 2020. De hecho, los análisis de lo que podría parecer una guerra comercial bajo Trump sugieren declives mucho más pequeños en el comercio de lo que ocurrió en los años treinta. Moody's Analytics estima que si los Estados Unidos impusieran aranceles propuestos a China y México y esos dos países tomaran represalias en especie, ese y otros factores reducirían las exportaciones estadounidenses en 85.000 millones de dólares en 2019. Eso representa sólo el 4% del total de las exportaciones estadounidenses en 2015 Por supuesto, una guerra comercial más amplia tendría un efecto más significativo, pero es muy poco probable que las consecuencias sean tan nefastas como en los años treinta.

Del mismo modo, si la amplitud del comercio no cambió mucho a pesar de las drásticas caídas en profundidad durante la Gran Depresión, probablemente no cambiaría mucho en el caso de una guerra comercial de hoy. Vale la pena agregar que con muchos más países independientes ahora, así como cadenas de suministro más verticalmente fragmentadas, los efectos estimados de la distancia geográfica en el comercio de mercancías son realmente mayores que en los años treinta.

Dónde competir

Si es poco probable que las interacciones transfronterizas en el conjunto desaparezcan, ¿cuál es la razón de ser de las empresas multinacionales? El reciente artículo de Economist sobre el retiro de las empresas globales, que ha suscitado una discusión significativa, señaló los problemas de desempeño que han experimentado. Sin embargo, las bajas en los últimos tres o cuatro años ocurrieron en un ambiente de precios de las materias primas, caída de la demanda de servicios relacionados con la globalización y, para las compañías estadounidenses, cambios en los tipos de cambio. Y las caídas a más largo plazo en la década pasada coinciden con un período en el que la globalización realmente se desaceleró.

Argumentar que los problemas de desempeño deficiente durante este período deberían forzar la reconsideración de la multinacionalización sería como argumentar que Singapur, el país más conectado en el mundo según el Índice de Conectividad Global de DHL, debería retirarse de la globalización debido a los problemas de crecimiento que ha experimentado Desde la crisis financiera. El último informe del Comité Oficial de Singapur sobre la Economía del Futuro rechaza esa noción, diciendo que la globalización a través del comercio, el capital y los flujos de conocimiento sigue siendo el futuro, por lo que respecta a Singapur. E incluso en países mucho menos dependientes de las exportaciones que Singapur es, un retroceso mayorista de la globalización sería contraproducente.

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