Reflexión Ética en la red

Reflexión.

Estamos pasando por una era en la cual los datos hacen parte de nuestro día a día y es algo casi que absolutamente inevitable. Desde que las empresas mejoraron sus habilidades de recolección y análisis de datos, todo lo que hacemos está relacionado de alguna manera con estos, lo cual a su vez genera más datos para volverse en sí mismo un ciclo interminable. Esto nos pone en una posición de mucha responsabilidad debido a lo vulnerables que podemos llegar a ser.

Las tecnologías y los procesos cada vez son más capaces de obtener información de nuestro día a día. Por ejemplo, el solo uso de un dispositivo móvil (que cada vez es bastante más común y en gran parte de contextos, necesario), hace que quede un registro de nuestras llamadas, búsquedas, mensajes, descargas y todas las interacciones que tenemos con diferentes aplicaciones y funcionalidades, lo cual recolecta información de usos y tendencias para luego recomendar diferentes contenidos y promociones. Esta información, en manos equivocadas, puede poner en riesgo la vida, integridad, salud mental o tranquilidad de una persona, lo cual nos pone en posiciones un poco difíciles como el caso común de entregarle un celular a un niño, que deja un dilema bastante difícil de responder: por un lado, el ideal sería que el niño no estuviera bajo esos riesgos y viviera un día a día más desconectado, por otro lado, los padres quisieran saber dónde está en todo momento.

Mi objetivo no es dar respuesta a este dilema. Sino presentar una preocupación que sale a la luz cuando nos damos cuenta de la cantidad de información que se crea día a día y lo riesgoso que esto puede llegar a ser. Tal y como lo mencionó Jannis Kallinikos: “La generación masiva de datos es la marca distintiva de nuestra era, y la disponibilidad de los mismos, su santo grial” A lo cual, desde lo personal, solo le agregaría que la conciencia que tengamos de este hecho es una responsabilidad de todos y es algo que se debería de transmitir desde las edades más tempranas.

En la mayoría de casos para las marcas somos un dato. Ya que son estos datos los que les permiten conocernos e incentivarnos a comprar más. Aunque este no es el problema por sí solo, ya que finalmente vivimos en una sociedad capitalista. El problema es el riesgo en que nos ponemos al dar nuestros datos casi que sin medida alguna en todo lugar y a toda hora, exponiéndonos a nosotros y a los nuestros.

La disponibilidad de los datos que es cada vez más tangible y que tiene un crecimiento desmedido, nos hace preguntarnos entonces cómo hacer una buena gestión de nuestra propia información para poder siempre estar seguros, protegiendo a su vez a los nuestros. También nos hacen aceptar (difícil para algunos) que es un hecho que la información está en todos lados donde haya cualquier tipo de comunicación y que finalmente es cuestión de ser responsables con el uso de la misma.