Ezequiel zamora.
Enviado por Jillian • 27 de Junio de 2018 • 2.003 Palabras (9 Páginas) • 342 Visitas
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A finales de la década de 1850, la situación era otra vez insostenible. La economía se encontraba en franca debacle y el campesinado seguía luchando por la tenencia de las tierras; los esclavos recientemente liberados deambulaban por el país o se sometían a sus antiguos dueños por no encontrar medios para su subsistencia. El estatus colonial, desde el punto de vista de su estructura económica, había sido reeditado una vez más: los hermanos Monagas habían conformado una suerte de nueva oligarquía basada en sus allegados de Oriente, a la cual la historia ha denominado «oligarquía liberal».
Insatisfechos por la gestión de José Tadeo y José Gregorio Monagas, que no había conducido sino a la construcción de la autocracia del «Monagato», los intereses de aquellos liberales marginados del poder y de los conservadores confluyeron en la alianza que, bajo el lema "Unión de los venezolanos y olvido de lo pasado", promovió la llamada Revolución de Marzo (1858), pronunciamiento militar que derrocó a Monagas y elevó al general Julián Castro a la presidencia de Venezuela (1858-1859).
La Guerra Federal
La nueva coalición de gobierno convocó un congreso constituyente con el mandato de redactar una nueva Constitución para la nación. Dentro de las nuevas configuraciones del poder, un decreto presidencial de Julián Castro, firmado el 7 de junio de 1858, defenestró del país a destacadas personalidades: Ezequiel Zamora y otros líderes liberales como Antonio Leocadio Guzmán, Juan Crisóstomo Falcón, Wenceslao Casado, José Gabriel Ochoa y Fabricio Conde hubieron de exiliarse en la isla de Curazao. La sanción de una Constitución de corte centralista y conservador fue el detonante de la Guerra Federal (1859-1863), que inútilmente mancharía de sangre a la nación.
Ajenos a los encuentros y desencuentros entre las cúpulas de los partidos, el campesinado, los libres manumisos y los pequeños comerciantes continuaban luchando, como lo habían hecho siempre, por las reivindicaciones que nunca habían visto satisfechas; alzados contra toda fuerza o bloque al que lograran atribuir la responsabilidad de su penoso nivel de vida, eran la continuación de quienes alguna vez habían jurado fidelidad a Fernando VII, a Bolívar o a Páez y apoyado toda causa que prometiese tierras y mejores condiciones de vida. Estas clases desfavorecidas encontrarían en el federalismo una nueva bandera: la construcción de una República federal, según palabras de Zamora, no solo remediaría sino que también imposibilitaría el periódico retorno de los males que aquejaban a la patria.
El 20 de febrero de 1859, en la ciudad de Coro, un grupo de jóvenes comandado por Tirso Salaverría se alzó en contra de la Constitución y tomó el cuartel de Coro; era el inicio de la Guerra Federal. Siguió a ello la inmediata irrupción de Ezequiel Zamora, que desembarcó en la Vela de Coro el 23 de febrero de 1859. Se dice que fue él quien promovió éstas y otras revueltas que se sucedieron simultáneamente en el país, armado desde Curazao y con un eficiente sistema de comunicación que le brindaron algunos marineros ganados para la causa. Después de haber sido nombrado jefe de operaciones del Ejército Federal de Occidente, arengó a la ciudadanía el 25 de febrero de ese año.
El planteamiento de Zamora era avanzar por los territorios del Occidente del país promoviendo a la vez la fundación en los mismos de los nuevos Estados que habrían de integrase en una República federal. Una vez lograda la misión en Coro, donde se proclamó además un gobierno provisional para Venezuela, se trasladó hacia los Llanos y en el camino triunfó en el encuentro de El Palito, el 23 de marzo de 1859. Luego tomó la ciudad de San Felipe (28 de marzo) y reorganizó la provincia como entidad federal con el nombre de Estado de Yaracuy.
En marcha triunfal se dirigió hacia el centro del país atravesando Barinas (donde recibió el 14 de junio el título de «Valiente ciudadano») y Portuguesa. La batalla de Santa Inés (10 de diciembre de 1859), una de las más importantes de la Guerra Federal, fue el paso de mayor relevancia en el recorrido de Zamora; en ella venció al ejército centralista, y es considerada, por lo demás, una de las pocas verdaderas batallas de dicha guerra. Su intención era llegar hasta Caracas, pero en el camino resolvió intentar la toma de la ciudad de San Carlos (enero de 1860). Acampado cerca de la ciudad, mientras hacía una vuelta de reconocimiento junto al joven líder Antonio Guzmán Blanco, un disparo en la cabeza acabó con su vida.
Explicado con hipótesis dispares, que inculparían tanto a propios como a ajenos, su final refleja la singular naturaleza del líder Ezequiel Zamora. La desaparición del sagaz dirigente dejaría al mando de los ejércitos federales al "presidente en campaña", Juan Crisóstomo Falcón, con quien Zamora compartía el liderazgo de la Federación. Antes de ser asesinado, Ezequiel Zamora había conseguido agrupar el descontento en torno a una bandera en la que creía; hizo de las revueltas una revolución, logro que nadie repetiría después de su muerte. Tras la derrota de Juan Crisóstomo Falcón en la batalla de Coplé (17 de febrero de 1860), la Guerra Federal se convirtió en un enfrentamiento sangriento, simultáneo y desarticulado; a la postre, los vencedores desconocieron los ideales de Zamora y continuaron erigiendo gobiernos orientados hacia la exclusión social.
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