El pequeño salvaje, una película basada en hechos reales

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Por otra parte, en esta escena también vemos la presencia de una serie de valores. Es cierto que Víctor no se había criado en sociedad, grave problema, pues la infancia es el periodo en el que los niños son esponjas de conocimiento y por tanto, adquieren una serie de valores intelectuales, jurídicos, éticos, religiosos y estéticos durante esta. Los intelectuales (lenguaje, conceptos…) resultan una gran dificultad para Víctor, pues el cerebro humano precisa de estímulos (que provienen de la vida en sociedad desde su aspecto más pequeño, la familia) para activarse y estos deben darse, mayormente, antes de los 6 años. Él había carecido de ellos, había crecido entre lobos, sin ningún tipo de comunicación excepto rugidos, por tanto, carecía a su vez de la capacidad lingüística. Los demás valores, son igualmente difíciles de adquirir, pues estos solo se pueden conseguir mediante la vida en sociedad. Todo esto demuestra, en efecto, que el ser humano es un ser social. Sin embargo, Víctor, durante su estancia con el doctor, ha ido adquiriendo, poco a poco, estos valores. Muestra de ello vuelve a ser la escena escogida. Es decir, él ha adquirido el sentido moral de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto.

Con este acto, se ve probado también el principio de buena voluntad. Itard, desde que recoge a Víctor del centro ha intentado trasmitirle con que es verdadero y sin duda alguna, no ha ido mal encaminado, pues consigue que un niño salvaje que solo veía por su protección, pase a valorar lo verdadero, lo justo, lo razonable.

Si el doctor no hubiese conseguido esto, indudablemente, podría estar afirmando que Víctor había perdido todo ápice de humanidad. Ningún animal es consciente de las injusticias; sin embargo, el niño, a pesar de haber pasado alrededor de unos siete años con ellos, sí pudo. Así, la naturaleza de todas las personas es ser racionales, sociales, humanos.

Una parte secundaria de esta escena, es el momento en el que Víctor mira contemplativo el campo mientras bebe agua. Este acto, en un principio insignificante, tiene un gran trasfondo. El niño todavía conserva partes esenciales de su vida en el bosque: el agua cristalina y la libertar que le proporciona el cielo y la tierra. La infancia de Víctor tuvo una serie de condiciones explícitas que le trasmitieron una forma característica de pensar: no vivía, sobrevivía; su única preocupación era comer, beber, protegerse y dormir (necesidades básicas). Además, por ser el hombre un ser social que se relaciona con su entorno, es decir, con todo el cosmos, podemos afirmar que Víctor sí se relacionó con su entorno desde un punto de vista físico: se acostumbró a la luz directa del sol, a la luna, al aire, a ser cuadrúpedo… Sin embargo, ser un ser social no se limita a ello, requiere a su vez relación con los demás, esto es, relación biológica, afectiva e inteligencia. Desde mi punto de vista, aquel momento en el que él bebe agua mientras que observa su bosque se trasmite una dualidad: el deseo de volver a lo conocido, a lo que él había asumido durante su infancia como lo natural (siguiendo las afirmaciones de Kluckhohn, esto sucedía pues durante la niñez se asimilan aspectos por los cuales la persona es configura de un modo más profundo) era, en definitiva, “su conocimiento” adquirido. Sin embargo, lo ve desde una casa, vestido, erguido; lo ve como el ser social y racional que es.

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