Utilización de desechos sólidos para la producción de energía eléctrica en San Cristóbal
Enviado por Rebecca • 14 de Marzo de 2018 • 2.815 Palabras (12 Páginas) • 499 Visitas
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Este proyecto tiene como propósito la utilización de desechos sólidos para la producción de energía eléctrica. Esto es un aspecto fundamental en la mejora de la calidad de vida, reduciendo no solo la contaminación de nuestro país, sino que se obtienen estos valiosos recursos: su sobreexplotación y el incremento de la contaminación son una amenaza para la capacidad regenerativa de los sistemas naturales.
Objetivo General
Utilizar los desechos sólidos para la producción de energía eléctrica en San Cristóbal, Republica Dominicana en los meses Mayo-Agosto 2016.
Objetivo Específicos
- Analizar los parámetros fundamentales que deben entenderse para la generación de energía a partir del biogás.
- Determinar las condiciones técnicas e informaciones contempladas en el diseño de un relleno sanitario, aprovechamiento de biogás y posteriormente generación de energía eléctrica.
- Plantear un sistema de control para una planta de biogeneración.
- Definir características técnicas generales que son necesarias para la selección de turbinas de biogás.
Preguntas de investigación:
¿Qué impacto ambiental producirá este proyecto?
¿Qué mecanismos se necesitan para implementar este sistema?
¿Qué hace posible la generación de energía eléctrica?
¿Cómo se produce la energía eléctrica a través de los desechos sólidos?
¿Cuáles ventajas y desventajas traerá este proyecto a la provincia de San Cristóbal, República Dominicana?
MARCO TEÓRICO
Marco Contextual
Desechos Sólidos Los desechos sólidos se definen según Spiro & Stigliani (2005) como materiales de lenta degradación que en su proceso emanan olores desagradables siendo propicios para la proliferación de insectos capaces de ocasionar daño a la salud del ser humano como materia vegetal agrícola, grasas, brea, papel, hule, plásticos, madera y metales.
Los residuos sólidos existen desde los inicios de la humanidad, como resultante de las actividades de los hombres. Claro está que, su Composición física y química ha ido variando de acuerdo con la evolución cultural y tecnológica de la civilización.
La forma más fácil que encontró el hombre primitivo de disponer de desechos no comibles por los animales fue arrojarlos en un sitio cercano a su vivienda; así nacieron los llamados “basureros a cielo abierto”, práctica que se ha mantenido hasta nuestros días. Los residuos sólidos se convirtieron en un problema a medida que el hombre se hizo gregario y se concentró en ciudades.
El alejar de su vista los residuos no fue tan fácil, las guerras y la acumulación de desperdicios en las ciudades propiciaron que el hombre aprendiera a vivir con su propia basura con todas las consecuencias que esto acarrea.
La revolución industrial, la ciencia y la tecnología nos han traído, además de fabulosos cambios, el desarrollo científico tecnológico. Cambios en nuestros hábitos de consumo: el novedoso sistema de cosas desechables, tarros desechables, frascos, pañales, vestidos de usar y botar, doble, triple y cuádruple empaque, platos para usar y dejar; en fin, sistemas que aunque cómodos exigen que para el simple uso de un objeto sea necesario generar varias veces su peso en basura.
Por lo tanto, se puede establecer que a lo largo de la historia, el primer problema de los residuos sólidos ha sido su eliminación, pues su presencia es más evidente que otro tipo de residuos y su proximidad resulta molesta. La sociedad solucionó este problema quitándolo de la vista, arrojándolo a las afueras de las ciudades, cauces de los ríos o en el mar u ocultándolo mediante enterramiento.
En siglos pasados, la eliminación de desechos no significó un conflicto para el ser humano, ahí donde estos se generaban, ahí se eliminaban, el problema no era grande porque la producción de desechos era mínima por un lado y biodegradable por otro. (El Mundo es Basura, Revista Muy Interesante, 2007).
Sin embargo, el mismo artículo señala que el problema de la basura fue creciendo a medida que aumentaba el tamaño de las poblaciones, hasta que en 1185 una ley francesa prohibió que en París continuara la realización del nada higiénico rito de echar la basura por la ventana. Y en Nápoles, Italia, en 1220 se penaba con días en el calabozo o diez latigazos a quien abandonara su basura en un lugar distinto de los que habían sido asignados para tal efecto. En 1506, el rey francés Luís XII creó un cuerpo formal de basureros.
A lo largo de la historia, el primer problema de los residuos sólidos ha sido su eliminación, pues su presencia es más evidente que otro tipo de residuos y su proximidad resulta molesta.
El crecimiento acelerado de la población en los últimos años, así como el proceso de industrialización, han aumentado la generación de residuos. Pero fue a partir de la Revolución Industrial que se marcó el comienzo de la generación de desperdicios a gran escala a tal grado que en los últimos años de acuerdo a Cortez (200l), las naciones del mundo industrializado han cuadruplicado su producción de desechos sólidos de origen doméstico, incrementándose esta cifra en un dos o tres por ciento al año.
Según Cantanhede (2000) en su libro Manejo de Residuos Sólidos Domésticos, indica que hace 30 años, la generación de residuos por persona era de unos 200 a 500 g por habitante diariamente, mientras que hoy se estima entre 500 y 1.000 g por habitante al día. En los países desarrollados, esta cifra es dos a cuatro veces mayor.
Pero el problema no radica solamente en la cantidad sino también en la calidad o composición que pasó de ser densa y casi completamente orgánica a ser voluminosa, parcialmente no biodegradable y con porcentajes crecientes de materiales tóxicos. La cantidad diaria de residuos sólidos urbanos que se genera (2005) en América Latina asciende a 375 000 toneladas.
Por su parte Castillo (1992), en su libro Educación Familiar y Ciudadana, menciona que el volumen de producción de desechos es inversamente proporcional al nivel de desarrollo del país que se trate, es decir, a mayor desarrollo económico,
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