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Analisis Semiotico critico y economia politica cultural

Enviado por   •  18 de Octubre de 2017  •  7.665 Palabras (31 Páginas)  •  540 Visitas

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Desde el plano metodológico, la EPC imbrica conceptos y herramientas del análisis semiótico crítico con los de la economía política crítica. El giro cultural incluye enfoques orientados a la argumentación, narratividad, retórica, hermenéutica, identidad, reflexividad, historicidad y discurso; sin embargo, aquí utilizo semiosis, esto es la producción intersubjetiva de significado, para abarcarlos a todos[4], ya que éstos asumen que la semiosis es causalmente eficaz así como significativa y que los procesos actuales pueden no sólo ser interpretados sino también explicados, al menos en parte, en términos semióticos. De esta manera, la EPC examina el rol de la semiosis y las prácticas semióticas no únicamente en el continuo (re)hacerse de las relaciones sociales sino también en la emergencia contingente, consolidación provisional y progresiva comprensión de sus propiedades extra-semióticas.

Siguiendo en el plano metodológico, así como existen variantes del giro cultural, la economía política también tiene sus diferentes corrientes. Mi enfoque de la EPC se inspira sobre todo en la tradición marxista. Esta, examina la especificidad de las formas capitalistas básicas, sus contradicciones, tendencias a la crisis, dilemas, condiciones de existencia e impacto potencial en otras relaciones sociales. Sin embargo, a diferencia del marxismo ortodoxo, el cual, como la economía ortodoxa, tiende a reificar y esencializar las diferentes etapas de la acumulación capitalista, tratándolas como fuerzas objetivas, una EPC de inspiración marxista pone énfasis en su naturaleza siempre tendencial y contingente. Esto es así ya que, si los fenómenos sociales son discursivamente constituidos y nunca alcanzan una sutura auto-reproductora (en aislamiento de otros fenómenos sociales), entonces, cualesquiera necesidades naturales (propiedades emergentes) implicadas en las relaciones internas de un objeto dado deben ser tendenciales. Tales propiedades sólo serían plenamente realizadas si el objeto estuviera íntegramente constituido y continuamente reproducido a través de prácticas discursivas y sociales apropiadas. Pero esto es intrínsecamente improbable ya que las relaciones discursivas son polisémicas y “heteroglósicas”[5], las subjetividades son plurales y modificables y las propiedades extra-semióticas están sujetas a disturbios o cambios materiales. Por ejemplo, las relaciones capitalistas están siempre articuladas con otras relaciones de producción y son, a lo sumo, relativamente dominantes; además, su funcionamiento está siempre en riesgo de ser interrumpido por contradicciones internas, la intrusión de relaciones ancladas en otros órdenes institucionales y el mundo de la vida (sociedad civil), así como por la resistencia de intereses contrarios, identidades en competencia y modos rivales de cálculo. Las amenazas resultantes para la unidad formal y sustantiva de la relación del capital significan que cualquier tendencia inherente al capitalismo es ella misma tendencial, esto es, depende de la reproducción continua de la relación del capital. El análisis semiótico crítico combinado con la EPC ofrece mucho para la exploración de esta dinámica doblemente tendencial (Jessop, 2001).

Esencialmente, la EPC divide en dos partes lo que la economía ortodoxa describe engañosamente como el nivel macro. Por un lado la “economía realmente existente” - suma caótica de todas las actividades económicas (definida ampliamente como la preocupación por la apropiación y transformación social de la naturaleza para los propósitos de aprovisionamiento material)[6]- y por otro la economía (o, mejor, las economías en plural) como subconjunto más o menos coherente e imaginativamente narrado de estas actividades. La totalidad de actividades económicas es tan desestructurada y compleja que no puede ser objeto de cálculo, administración, governance o conducción. En su lugar estas prácticas están orientadas a subconjuntos de relaciones económicas (sistemas o subsistemas económicos) que han sido discursiva y quizá organizacional e institucionalmente fijados comos objetos de intervención. Esto involucra “imaginarios económicos” que dependen de la semiosis para constituir los mencionados subconjuntos. Por otro lado, si estos imaginarios pretenden resultar algo más que “arbitrarios, racionalistas y de voluntad” (Gramsci, 1971, pp. 376–377), deben tener una significativa correspondencia, aunque necesariamente parcial, con las interdependencias materiales en la economía realmente existente o en las relaciones entre actividades económicas y extra-económicas. Por último, los subconjuntos son siempre definidos selectivamente debido a las capacidades cognitivas limitadas y a las tendencias discursivas y materiales de epistemes específicas y paradigmas económicos. Es típico que estos excluyan elementos- usualmente de forma no intencionada- que son vitales para el desempeño global del subconjunto de relaciones económicas (y extra-económicas) que han sido identificadas. Tales exclusiones limitan una tras otra la eficacia del pronóstico económico, la administración, el planeamiento, la guía, la governance, entre otras cosas, ya que no toman en cuenta (no pueden) los elementos excluidos y su impacto. Argumentos similares cabrían, con apropiados cambios, en el campo de los llamados fenómenos de meso o micro nivel económico, como los distritos industriales o las empresas individuales respectivamente.

Las economías imaginarias son constituidas discursivamente y reproducidas materialmente en muchos sitios y escalas, en diferentes contextos espacio-temporales y sobre variados horizontes espacio-temporales. Se extienden desde transacciones singulares a través de organizaciones económicas estables, redes y grupos hasta regímenes macro-económicos. Mientras para la variación existe generalmente, en un nivel transaccional individual, un alcance masivo, los requerimientos semióticos y de reproducción material de mediano y largo plazo de los regímenes meso complejos y macro económicos reducen este alcance en forma considerable. La selección recursiva[7] de prácticas semióticas y procesos extra-semióticos en estas escalas tiende a reducir la variación inapropiada y a asegurar de ese modo la variedad necesaria (heterogeneidad constreñida más que simple uniformidad) que sostiene la coherencia estructural de las actividades económicas. De hecho, los órdenes semióticos estables, las selectividades discursivas, el aprendizaje social, las dependencias de la vía, las relaciones de poder, las complementariedades pautadas y las selectividades materiales resultan más significativas cuanto más crecimiento haya de interdependencias materiales o de cuestiones de articulación espacial e inter-temporal entre diversos sistemas funcionales

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