Trabajo práctico de economía política: análisis de “The Trotsky”

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En cuanto al pensamiento de neoclasicistas como Jevons, Menger, Walras, Marshall y Pareto, el concepto de valor toma un nuevo sentido: este ya no es medido por las horas dedicadas al trabajo por parte de los empleados, sino que su medida ahora se basa en el fin que tiene el producto en cuanto a la oferta y demanda se trate; por lo tanto, es totalmente subjetivo: el consumidor, individuo racional, comprará el producto que le produzca el mayor grado de placer con el menor esfuerzo posible, y dejará de consumirlo en cuanto se canse de él. Esto fomenta la idea de obtener un máximo beneficio, generando más producción a menor importe salarial.

En un momento de esta misma discusión, León le espeta a su padre que es un “terrateniente”, a lo que su padre responde: “…pero si el lugar es alquilado…” Claramente, David no es el dueño del terreno en el que está ubicada la fábrica, si no que paga su uso para tener derecho sobre esa propiedad. Es decir, paga el alquiler, la renta, concepto introducido en la escuela clásica.

Al final de esta historia, se ven a León y a sus compañeros de trabajo en una huelga de hambre, queriendo obtener con este riesgoso medio, la formación de un sindicato, a la vez que gritan “¡Las negociaciones con los jefes se han acabado!” Esto solo genera que su propio padre, David, se refiera a él como el “Stalin ese” por querer acabar con su negocio y lo mande él mismo a la cárcel. Aquí es cuando se refleja la manipulación del capitalismo al cual están sometidos los trabajadores, que llegan a ir presos por reclamar un derecho que no se le es dado: formar parte de un sindicato.