Artemis Fowl

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Esta historia puede estar solamente enfocada a un público infantil, ya que habla de seres fantásticos que solo en las películas y cuentos existen. Pero si fuera contario, si de verdad existieran, sería interesante estar en los zapatos del protagonista. Secuestrar a un duende, provocarle problemas al mundo mágico solo por querer sacarles oro, y así hacernos ricos sin matar a ningún ser humano, es solo de ficción.

El personaje principal es uno de los que más intrigan, no sabes si odiarlo o amarlo. Conforme va avanzando la historia llega a causarte lastima por todo lo que ha pasado, y en cierta manera comprendes él porque es así, pues su padre había desaparecido, su madre se había vuelto loca a raíz de todo lo que pasó con su esposo. Ahí es cuando empiezas a comprender un poco a Artemis y piensas que solo es así de frio por no querer que alguien más lo haga sufrir.

Al final de la historia Artemis pide como deseo, que su madre vuelva a la normalidad, y uno piensa que el niño a fin de cuentas si era alguien normal, con sentimientos y con necesidades que cualquiera a los doce años tiene. Al final de la historia aparece un prólogo donde afirma que Artemis deseó que su madre se curara para poder seguir haciendo sus perversos planes, sin que las autoridades del gobierno se interpusieran en ellos.

Al fin de cuentas notamos que el personaje no cambió en toda la historia, al contrario solo quería más y más poder. Eso es lo que pasa con muchos de nosotros, que no cambiamos en nuestra forma de ser, seguimos siendo seres egoístas que solo pensamos en nuestro beneficio sin importar el daño que podemos causar a los demás.

Este tipo de historia pueden parecernos muy “usadas” ya que el poner a elfos, duendes, trolls, hadas, demonios, etcétera, en una obra, no impresiona mucho en la actualidad. Lo que llama la atención es el hecho de cómo estos personajes no solo usan la magia sino también la tecnología, muy avanzada por cierto, y nos demuestra que si juntamos esos dos ingredientes se pueden crear artefactos increíbles. Claro ahora esas cosas solo existen en las historias de ficción, pero en las futuras generaciones no se sabe.