Ceguera transfronteriza.
Enviado por monto2435 • 2 de Mayo de 2018 • 1.658 Palabras (7 Páginas) • 286 Visitas
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A pesar de que la ola de violencia en México no podría ser atribuida de ninguna manera a los periodistas,la cobertura ue estos hacen de la misma en su problema en si mismo. Desde principios e los noventa, eldelito y laviolencia han sido parte del eje central de la agenda temática pública. Esto ha dado paso, según rnesto López portillo, que los medios hayan dado paso al crecimiento exponencial de la agenda mediática de inseguridad.
“Nuestrosmedios de comunicación no cuentan con el aparato teórico y empírico necesario para realizar lecturas rigurosas sobre el rol que juegan en la articulación de un tejido social seguro o inseguro. […] No reconocen el contenido ni ka diferenciación delos componentes objetivos y subjetivos que aportan a la inseguridad.”[6] El periodismo mexicano se ve confrontado con una realidad de extrema violencia, y ante ella, su respuesta ha sido una pobre cobertura en el sentido de la verificación de la información conseguida, primordialmente de fuentes oficiales, y unetremo amarillismo y sensacionalización.
El problema no solo resulta en que la percepción de la inseguridad por parte de los propios mexicanos se ve sesgada, sino que la imagen internacional del país decae, perjudicando las fuentes de ingreso extranjeras del país. Con esto no quiere decirse que los medios deberían mentir para proteger la proyección nacional, pero deberían llevar a cabo periodismo serio y de calidad, cuyo objetivo no sea el miedo y el morbo, sino la cobertura seria, racional y consciente de los hechos.[7]
Losproblemas de laética periodística y suformaciónprofesional están íntimamente ligadosentresó, pues sealimentan el uno al otro en un circulovicioso que poco hace porrogresar el periodismo mexicano. Limitan, en su funcionamiento, la profesionalización de lalabor periodística.
Deacuerdo a MaríaE. Hernandezz, la profesionalización de un oficio se da cuendo este cuenta con: un saber específico, un código ético y una organización gremial sólida. La existencia de un saber específico se pone en duda, cuando a pesar de la eistencia de licenciatura e inclusive maestrías, los mismo periodistas y empleadores niegan su utilidad, pues se considera que todo se pueden aprender trabajando.
Un código ético general para el perisodismo mexicano es inexistente. No hay herramieta contra la discrecionalidad más que la voluntad de cada periodista. Esta falta de un diseño institucional normativo que genere contrapesos éticos entre los derechos de los periodistas y sus responsabilidades, trunca el derecho del público a contar con un producto de calidad editorial y ei deber de la empresa informativa para asegurar que así sea. [8]
La última característica faltante, la organización gremial, permite, con su ausencia, que al periodista mexicano no se le demande acreditación formal ni título unverstario del campo del periodismo o comunicación escrita y que con esto, deciga la calidad de la información y por lo tanto su crdibilidad, utilidad y rentabilidad.
CIEGOS, ¿HASTA CUÁNDO?
Pero entre todos estos fallos, el mayor es sin lugar a dudas, la falta de interés por el ámbito internacional. No solo en referencia a los sucesos de otros países, sino al papel de México en el mundo. Al ver el periodismo como una tarea local y a los noticieros como algo que solo puede interesar a una comunidad pequeña, el periodismo mexicano se cierra a la posibilidad de formar parte activa de las opiniones internacionales, y a un mercado de consumidores mucho mayor a los poco más de cien millones que ofrece México.
El mayor problema es, como menciona Fernando Escalante, que los dueños y directores de los medios mexicanos no piensan que hay una manera mexicana de entender el mundo, ni que tenga importancia lo que se pueda descubrir mirando desde México. Se adaptaron a una posición periférica, subordinada y dependiente y mediante la cual, condenan a los medios a estar faltos de información sólida, nueva, corroborada y digna de crédito. Resulta en que la única información que se recaba –a veces –por mérito propio, no tiene relevancia más allá de las fronteras de la ciudad donde se escribió la nota. [9]
Escribe Escalante que el periodismo en México nunca se ha planteado la posibilidad de tener interés para el resto del mundo y que por esto la prensa nacional continua siendo provinciana, periférica, mediocre, aburrida, y lo que es peor, que nadie se ha planteado que esto pueda ser diferente.[10] Y esta es la verdadera raíz de la incapacidad de los medios mexicanos de fungir como fuente de soft power. Si no pueden convencerse a ellos mismos de su poder de influencia e interés, ¿cómo podrían convencer al resto del mundo?
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