Desarrollo Sustentable: pasado, presente y futuro

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acerca de algo particular o general; esto quiere decir que los beneficios de tener un sólido, seguro y bien estructurado pensamiento crítico implica lo individual y lo colectivo, aspectos imprescindibles en el desarrollo de un ideal de sociedad o de un esquema mental estable, capaz de llevar a cabo transformaciones efectivas y prácticas, cambios realmente tangibles y concretos hacia aquello que se quiere lograr específica o globalmente.

A partir de aquí, podríamos deducir que un método de conocimiento como el establecido por Rene Descartes, desde la duda metódica y sus cuatro reglas, puede hacer parte o puede ser utilizado dentro de un proyecto de formación de pensadores críticos en espacios académicos o en objetivos o en competencias educativas.

Es aquí precisamente donde se crea o se construye esa conexión determinante con la Taxonomía de Bloom, la cual traza unos conceptos que se complementan, creando una unidad dinámica con el pensamiento crítico.

Taxonomía es organizar o clasificar. En 1948, se buscaba implantar un método dentro de los procesos de aprendizaje, que dieran respuestas claves para clasificar y garantizar los objetivos educativos. Dicho sistema abarcaba tres elementos: lo cognitivo, lo afectivo y lo psicomotor. Este primer elemento, lo cognitivo, es lo que se conoce como la Taxonomía de Dominios del Aprendizaje o la Taxonomía de Bloom. Basada particularmente en que un estudiante adquiera nuevos conocimientos y habilidades luego de haber cumplido o efectuado los objetivos que se hayan trazado dentro del proceso de aprendizaje.

Así que básicamente esta formulación encierra una estructura que va de lo más simple a lo más complejo, iniciando por el conocimiento, la comprensión, la aplicación, el análisis, la síntesis y terminando con la evaluación. Siendo estos los componentes que crean esa unidad dinámica con el pensamiento crítico. Que sería la influencia y el resultado más fuerte de un proceso de aprendizaje bien definido y desarrollado. Es decir, un objetivo educativo que se amplíe a lo cognitivo, debe formar e impulsar una mente abierta capaz de acercarse, afrontar y proyectarse con un pensamiento crítico.