EPS, ¿problema o solución en nuestro sistema de salud?

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Por otro lado tenemos la solidaridad, la cual parece ya un chiste de mal gusto en la ley, aquello de “práctica de mutua ayuda […] del más fuerte hacía el más débil” no se encuentra por ningún lado, dado que la ambición de las EPS ha superado todo valor por la vida, tal como lo demuestran las más de sesenta mil demandas anuales que presentan las personas para que se cumplan con los servicios estipulados en el ya fallecido POS. Y otro gran problema con el que luchamos a diario con las EPS es el no cumplimiento de la integralidad, que esperaba garantizar a toda persona la cobertura de aquellas contingencias que pusieran en riesgo su salud, ya que se ve negada nuevamente por la ambición de las EPS.

Deberíamos seguir ejemplo de países como Singapur cuyo sistema de salud es uno de los líderes a nivel mundial ya que a pesar de estar compuesto por instituciones de salud públicas y privadas, ofrece en ambos una alta calidad de atención médica, a precios bajos y variando -en líneas generales- solamente en el nivel de comodidades prestadas. El sistema se basa en aportes privados de los ciudadanos, sumados a planes estatales de gestión y supervisión en pos de mayor eficiencia y eficacia; De hecho, el porcentaje de gasto público en el sector salud en Singapur es de 33% aproximadamente, mientras en los países occidentales europeos promedia el 75%.

EPS, ¿Problema o solución a nuestro sistema de salud enfermo?

A lo largo del tiempo hemos visto como las EPS han alejado los ideales comunistas y socialistas de nuestro sistema de salud para convertirlo en un sistema de salud capitalista. El derecho a la salud en la sociedad capitalista en que vivimos, pese a constar en la Declaración de los Derechos Humanos, es tratado como una mercancía que se compra y se vende en el mercado y al que solo se tiene acceso dependiendo del bolsillo de la gente. Las clínicas y hospitales privados son verdaderas unidades de negocios de carácter gerencial, en donde el marketing consiste en vender servicios de salud al cliente. Nótese que esta terminología la burguesía también la ha aplicado a los servicios estatales. El capitalismo ha dispuesto leyes para que el Estado no invierta en salud -al igual que en educación- para que estos servicios sean privatizados y se compren en el mercado o también que sean administrados por los municipios, o por “lástima” por entidades de beneficencia y de caridad. Así se cultiva para los explotadores una cultura de la vida y para los explotados la cultura de la muerte.

Es así como se le puede dar la razón a los países cuyos sistemas de salud se basan en regímenes socialistas ya que contrariamente al sistema capitalista, en el socialismo la salud es un derecho humano y social, un derecho canalizado a elevar el nivel de vida de la `población para alcanzar un estado de completo bienestar físico, económico, mental y moral del individuo, de su familia y de la comunidad. En el socialismo la salud es una política de Estado que cubre a toda la población; la atención de salud no será objeto de lucro y será gratuita, de calidad, eficiente, y suficiente. Es una política integrada que conlleva derechos y deberes para los trabajadores. En él toda persona tiene derecho al acceso permanente e ininterrumpido a la protección de su salud y a recibir un trato humano y de calidez. Así también tiene el deber de conformar los Comités Comunitarios de Salud.

Al comienzo del escrito, se referencia una premisa “Cada quien contribuirá según su capacidad”, la cual tal vez sea lo único que funciona medianamente bien, y también debería ser lo único que no cambie en este sistema de seguridad social, ya que resulta sensato que entre más dinero se devengue mayor sea el aporte a salud para garantizar la de las demás personas.

Conclusiones

Así las cosas, las actuales protestas desde diversos hospitales del país no son para nada apocalípticas ni catastróficas, el daño que las EPS han causado al país durante décadas más que financiero es inhumano. Muchas vidas ha costado el enriquecimiento de quienes las controlan; las inyecciones de capital que da el Estado solo sirven para postergar el estallido. Es necesaria la desaparición de las EPS en Colombia, es necesario el cumplimiento de los principios de la Ley 100, en resumen, es necesaria una salud comunista. A esto hay sumarle la concientización del paciente para que tome responsabilidad actual para con el sistema de salud, que no tengan incentivos para abusar del mismo porque los gastos corren a cargo de su fondo privado; así nadie quedaría sin atención, ya que sea por un plan o por otro, su situación queda cubierta.

No es fácil, pero si seguimos el ejemplo de países como Singapur, podríamos pasar de ver a la gente morir en la puerta de un hospital a ver a los hospitales competir y buscar las formas de atender lo mejor posible a las personas.