Ensayo: La intimidad- el yo y el mundo interior
Enviado por Sara • 3 de Octubre de 2017 • 1.134 Palabras (5 Páginas) • 1.236 Visitas
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su estado interior. En esto también somos radicalmente diferente al resto de los animales, si comparamos el rostro humano con el de los animales veremos que el de estos últimos es inexpresivo, es como ido, lejano, en cambio el rostro humano es expresión total. Lo mismo ocurre con nuestras manos, que no están determinadas a una sola función, más bien podríamos decir que nuestras manos pueden hacer todas las funciones, por ello Aristóteles las llamó “instrumento de los instrumentos”. Con las manos podemos construir una casa, manifestar afectos, saludar a un amigo, como también podemos hacer lo peor, porque ellas están al servicio de la persona, favorecen la expresión de lo que uno lleva dentro.
Pero lo más propio de la manifestación humana es el lenguaje convencional, la palabra, ya que ésta tiene el potencial ilimitado y universal de expresar de mejor forma nuestra manera racional de conocer.
Efectivamente, el lenguaje es vehículo del razonamiento, que a su vez es la manera superior de conocer del hombre. Entre los dos tipos de lenguaje convencional. El lenguaje oral es más manifestativo que el escrito, tiene los adicionales de las entonaciones de la voz y de las expresiones gestuales, si además la emisión oral es en directo es más representativo de cómo es verdaderamente dicha persona. El lenguaje escrito goza de ser más elaborado, también es más creativo, ya que el manifestante debe cautivar sin tener los efectos especiales del lenguaje oral, como el sonido y lo visual. Así y todo una novela o un cuento bien escrito o un poema bien medido, pueden hacer a la persona comprender de manera muy profunda el sentido de la manifestación desplegado en esos escritos.
1.3 El diálogo o condición social
El hombre es un ser social por naturaleza, Animal Político, es decir tiene la tendencia natural de vivir con otros, a comunicarse con otros y a necesitar de otros. Pero esto pareciera que también es una característica de los animales, ellos también forman agrupaciones: manadas, cardúmenes, bandadas, etc. Muchas veces quedamos admirados por la “perfección” en el funcionamiento de un hormiguero y en más de algún programa de naturaleza se definen a estos animales como seres sociales.
Entonces, ¿cuál es la diferencia? Cuando afirmamos que el hombre es un ser social nos estamos refiriendo a algo más profundo y radical, queremos decir que el hombre “es un ser para otros”, esto quiere decir que no es prescindible (no puede evitar) la coexistencia, ya que no hay persona sin otras personas.
Para el hombre los otros son el “tú” que permite el reconocimiento propio, un gran jugador de fútbol sabe que es bueno porque en la cancha supera a otros, marca un gol no al arco sino a un arquero y es aplaudido por la multitud de personas que se concentran en el juego. También sabe ese jugador que hay otros superiores a él; que son más talentosos, o mejor, más virtuosos a los que él no puede superar.
Por ello, el valor social que tienen las otras personas no está en su utilidad, como ocurre en un hormiguero, en donde cada hormiga cumple una función y permite la subsistencia de todo el grupo, sino que el valor está dado en que el hombre no se entiende ni se mantiene sin apertura personal a otros, ya que no goza de independencia radical.
Un ejemplo de esta nota definitoria es lo
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