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LA DIVINA COMEDIA COLOMBIANA

Enviado por   •  24 de Abril de 2018  •  3.538 Palabras (15 Páginas)  •  529 Visitas

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Dante se llena de rabia y se defiende. Salta, se tira al piso, da botes y volteretas.

Enfrentamiento, encuentro con cada uno de los animales y con los tres a la vez.

ESCENA III – JAIME-VIRGILIO EL GUÍA

Entra Jaime-Virgilio (personaje inspirado en Jaime Garzón y todos los comediantes artistas, periodistas, actores muertos violentamente en Colombia. No fueron santos, se fueron con sus secretos a cuestas. Este es Chistoso, sarcástico, lleno de expresiones idiomáticas y dichos colombianos, pero certero en su crítica.)

Con la llegada de Jaime-Virgilio los animales abandonan cobardemente y le dejan en paz. Jaime-Virgilio es un hombre de mirada noble y mediana edad, en su mano derecha siempre lleva un bastón, símbolo de poder. Vestido como un bogotano de los años 50’s, “cachaco”, con sombrero y gabardina.

Jaime-Virgilio conforta a Dante y le conduce de la mano para mostrarle una fotografía de Beatriz.

Se escucha la voz del oráculo.

ORÁCULO : ¡Caminarás de la mano de la poesía, atravesando infierno, purgatorio y cielo!

El semblante de Dante cambia inmediatamente y se presenta alegre y optimista a partir de este momento.

Los dos poetas reanudan su caminata. Se arma la senda (tela- alfombra de color rojo que se extiende al paso de la caravana itinerante).

Cae tela larga rojo encendido y cubre gran parte del escenario.

ESCENA IV – LA PUERTA DEL INFIERNO

Aparece la puerta del infierno y en ella una inscripción terrible que Dante lee. Reacciona aterrado.

Inscripción: QUIEN ENTRA AQUÍ, ABANDONA TODA ESPERANZA. (Poema de la esperanza autor colombiano)

(Multimedia proyección de una foto de “El Salado” después de la masacre, la cancha de básquet ensangrentada, con charcos rojos por todos lados, pero vacía la escena del crimen)

Dante intenta retroceder pero Jaime Virgilio, una vez más, lo anima a seguir.

ESCENA V – CARONTE, EL BARQUERO DEL INFIERNO

Siguen su camino los dos poetas y llegan al río Aqueronte. Sale a su encuentro Caronte, el barquero del infierno, en su barca antigua. Es un hombre negro, grande, de mediana edad, de barba y cabello largos. Se viste con pantaloneta y siempre carga un costal, una butaquita y una almádena o mazo gigante.

En cuanto ve a Dante, se enfurece y sus ojos parecen ser de fuego. Grita amenazante:

CARONTE: ¡Maldito! Tú, que eres vivo ¡Vete! ¡Tu lugar no se encuentra en el mundo de los muertos!

De las tinieblas surge la figura de Lucifer acompañado de ruido de cadenas. Se escucha el audio de un ex presidiario.

EX PRESIDIARIO: “Es él, todos le teníamos miedo, el se encargó de hacerlos polvo…”

Alguien interrumpe.

VOZ: ¿Pero, qué le pasó? ¿Por qué tenía tanta rabia?

Una voz susurrante dice:

VOZ SUSURRANTE: Se murmura que toda su familia (papás, esposa, hermanos, hijos, nietos, sobrinos, amigos, colegas) fue asesinada frente a sus ojos, en una de las tantas masacres que se repiten en el país, no me acuerdo cual... ¡Él se salvó de milagro! ¡Doce tiros de metralleta!

Jaime-Virgilio se aproxima a Caronte, lo aquieta y le indica el mandato supremo que desea la visita de Dante al Reino del inframundo. Él acepta, baja la cabeza y se resigna.

Se embarcan y atraviesan el río hasta la orilla opuesta. Cuando se baja Dante tiene una P en la frente.

ESCENA VI –

¡Cae la tela naranja!

A su llegada, les recibe una gran tormenta con truenos y relámpagos. Dante se desmaya de miedo.

Lucifer y sus cadenas reaparecen presidiendo un grupo de condenados.

Todos caminan lentamente, muertos en vida y llenos de pereza. Llevan ruanas y sombreros grandes, se quedan dormidos sobre el camino. Sólo se escuchan quejidos. En el fondo hay murmullos pregrabados, son voces quejándose.

VOCES QUEJÁNDOSE: ¡Este país está enfermo, gobernantes, guerra, delincuencia, iniquidad, drogas, que enredo! No hay nada. ¿Y quién va a hacer algo? ¡Con esta pereza!

Un rayo despierta a Dante golpeándole la cabeza.

Se embarcan con Caronte, rumbo al siguiente peldaño.

ESCENA VII –

Lucifer, desde lejos, sopla con toda su fuerza. Cae la tela amarilla.

El grupo de condenados son arrastrados por vientos huracanados. Van y vienen de arriba abajo y de lado a lado. Ellos quieren parar y hablar a Dante, pero el viento los arrastra de nuevo.

Sale un personaje muy elegante, con corbata y saco. Se muestra bien ocupado y muy orgulloso repite como lora un discurso político tradicional (la educación, la cultura, el deporte, las escuelas, la economía, el progreso, el agro, inversionistas…)

Entra una copia igualita de este, lo desbanca, lo empuja: No, no, yooooooo. (la educación, la cultura, el deporte, las escuelas, la economía, el progreso, el agro, inversionistas…) Así se repiten varias veces la imagen y el texto. Cada vez el personaje trae un ladrillo y cuando el sube al pedestal y dice su discurso, los condenados babean a sus pies. El político hacen entrega del ladrillo a alguien de su multitud. Luego entra el otro político y los espectadores lo siguen a otro lado, en busca de más ladrillos.

Dante llora la tristeza ajena y desfallece de nuevo. Cae como muerto.

Jaime-Virgilio lo alza como a un bebé y lo conduce a la barca.

Se embarcan.

ESCENA VIII - EL CANCERBERO

Las cadenas de Lucifer se abren y aparece el cancerbero, perro guardián del infierno, quien despierta

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