LA PENA DE MUERTE EN MEXICO Actualmente México vive una de sus peores épocas en cuanto a seguridad se refiere, la delincuencia

...

se vuelven lícitos si estos son efectuados por servidores públicos.

Sin embargo, un tema tan polémico se presta a tener sus dos caras de la moneda; ¿Habría casos o

situaciones en los que si sea aplicable la pena de muerte?

Cabe resaltar que ya hubo en México una constitución que si permitía dicha pena, fue en 1857 y el principal

motivo por lo que esta sanción era aplicada fue porque los centros de reinserción social ya estaban a su

máxima capacidad. Actualmente vivimos una situación similar, los penales de máxima seguridad presentan

una sobrepoblación desmedida, además que al momento de encarcelar a alguien no estamos

contribuyendo a que aprenda a convivir en sociedad, sino que le estamos dando una pauta para que el

delincuente aprenda, gracias a la experiencia de sus compañeros, a perfeccionar sus técnicas para poder

delinquir sin ser atrapado, esto aunado al resentimiento que el delincuente le tiene a la sociedad lo vuelven

una persona sumamente peligrosa. Estos parecerían motivos suficientes para aprobar una pena de muerte,

sin embargo volvemos a la problemática planteada al principio, ¿Es justo, coherente y ético que el estado

pueda matar a quien ha delinquido? ¿Decir que ya no hay espacio en los penales nos da una razón

contundente para aprobar dicha pena? Para aprobar una pena de tal magnitud debemos atenernos a

argumentos normativos y criminólogos, no solo a cuestiones de espacios e infraestructura.

Otro de los puntos por los que muchos sostienen a la pena de muerte como una opción es que un

delincuente que ya mató a alguien o cometió un delito grave no tiene calidad humana y ha de ser castigado

de la misma forma que delinquió. Este argumento más que un avance es un retroceso total del derecho

penal, ya que nos remonta a la famosa ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Simplemente esta es

una premisa que ya no se puede aplicar a nuestros tiempos.

Es muy cierto que la ola de violencia vivida en México es de las peores en años, y ante esta situación es

normal que muchas personas piensen en medidas radicales como métodos de castigo, sin embargo no se

trata de ver que castigo duele más, tampoco se puede aplicar el refrán de “Muerto el perro se acabó la

rabia”, sino se trata de iniciar una nueva cultura en la que la delincuencia sea totalmente repugnada y en

la que se eduquen valores como la sana convivencia y el respeto