LA RECEPCIÓN Y PERSEPCIÓN DEL SONIDO, LOS AUDIFONOS COMO AMPLIFICADORES Y TRANSMISORES DEL SONIDO
Enviado por Stella • 29 de Agosto de 2018 • 9.358 Palabras (38 Páginas) • 247 Visitas
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¿Cómo empezó el oído?
Lo que llamamos oído empezó algo después de la historia evolucionaria cuando el órgano del equilibro adquirió gradualmente una estructura más especializada. Algunos peces desarrollan en sus cuerpos vejigas natatorias que les ayudan a mantenerse a flote: Esta vejiga es como una burbuja que sirve como reflector y resonador de ondas sonoras san en la vejiga notatoria y la expanden y contraen, las vibraciones resultantes estimulan las células sensitivas del oído interno del pez y se produce la audición en su sentido usual. (Stevens, 1985, pág. 32)
La agudeza de la audición se desarrolló cuando los animales empezaron a vivir en el aire, medio que transmite el sonido mucho más despacio que el agua. A lo largo de millones de años los peces se arrastraron para salir del agua hasta volverse seres anfibios; sus aletas se convirtieron en piernas, parte del esófago se convirtió en pulmones y los ojos se adaptaron a la visión en el aire. El oído primitivo empezó a adaptarse a su nuevo medio. Se formó la prominencia en el saco de equilibrio que dio cabida a las células sensibles del sonido. En algunos reptiles, como los cocodrilos y los caimanes, la prominencia se hizo aun mayor y se convirtió en un tubo curvo que en modernos mamíferos es una espiral ajustadamente: el caracol del oído interno, atestado de células que convierten las vibraciones sonoras en impulsos nerviosos. (Stevens, 1985, págs. 32-33)
Pero, sin embargo la modificación que hizo posible la audición en el aire fue el desarrollo por evolución dl oído medio. (Stevens, 1985, pág. 34)
Como podemos ver, con este gran dato, nuestro tema central “la audición” tiene estrecha relación con la Zoologia, una rama de la biología que estudia la vida animal, bien sabemos que no fuimos los primeros habitantes de este gran planeta Tierra, si no que antes de nosotros hubieron muchas más especies animales que tal vez no tenían los sentidos tan revolucionados como ahora.
El oído: Obra maestra de ingeniería
De todos los órganos del cuerpo, pocos realizan tanto en tan poco espacio como el oído. Si un ingeniero trata de duplicar su función, tendría que meter en unos quince centímetros cúbicos un sistema de sonido que tuviera igualador de impedancias, analizador mecánico de gama amplia, unidad móvil de transmisión y amplificación, transductor de canales múltiples para convertir la energía mecánica en energía eléctrica, un sistema para conservar el delicado equilibrio hidráulico y un sistema de comunicación de ida y vuelta. (Stevens, 1985, pág. 38)
Aun cuando pudieran hacer este milagro de miniaturismo, es probable que no igualara el funcionamiento del oído: ese órgano percibe en un extremo el bajo profundo de una sirena de niebla y en el otro el penetrante aullido del motor de un avió de propulsión a chorro. Distinguen la parte que tocan los violines de la que tocan las violas de una orquesta sinfónica. Desecha el murmullo de las conversaciones en una fiesta para concentrarse en una voz familiar. Incluso durante el sueño, el oído funciona con increíble eficacia: debido a que el cerebro puede interpretar y seleccionar las señales que le envía el oído, podemos dormir profundamente a pesar del estrépito del tráfico o del clamor del receptor de televisión del vecino, y, en cambio, despertar al suave ruido de un despertador musical. (Stevens, 1985, pág. 39)
La maestría del oído humano ha despertado curiosidad desde tiempos muy remotos. En el siglo VI a.C. Pitágoras, el famoso matemático y filósofo griego reconoció quizá por primera vez, que el sonido es una vibración. (Stevens, 1985, pág. 34)
Una vez comprendido esto, resulta evidente que la audición depende de la recepción de esta vibración por el oído. Los estudiosos que sucedieron a Pitágoras llevaros este análisis un poco más lejos. Comprendieron que las vibraciones del sonido las llevaba el viento y una vez dentro del oído golpeaban el tímpano y pasaban al interiorior del oído. En el siglo IVa.C., Hipócrates supuso que los huesos del interior de la cabeza llevaban las vibraciones directamente al cerebro, pero Galeano Pérgamo, brillante médico grecoasiático, comprendió hacia el año 175 d.C., que son los nervios los que transmiten la sensación. (Stevens, 1985, pág. 34)
La mayoría de estos brillantes hombres creyeron que el asiento del oído era una bolsa de “aire implantado” que estaría dentro del oído. Suponían que existía desde el nacimiento, que era que estaba herméticamente aisalda del aire exterior. Se decía que de alguna manera, nunca explicada por los teóricos, esta bolsa de aire implantado reproducía en el interior del cerebro las vibraciones sonoras con absoluta fidelidad. (Stevens, 1985, pág. 34)
1.1La hidráulica de la audición
La fuerza mecánica amplificada que se transmite del oído medio al interno por los Osículos se vuelve presión hidráulica que mueve al conductor coclear y al órgano de Corti, que es el “asiento periférico de la audición” todo este proceso se realiza en el caracol, ejemplo notable de miniaturismo del cuerpo humano. (Goldstein, 1999, pág. 318)
El sistema de los canales vestibular y timpánico y el de conductor coclear es tan reducido que se necesita una fracción de gota de perilinfa, líquido casi idéntico al raquídeo para llenar los canales, y aún menos de endolfina, semejante al fluido del interior de las células para llenar el conducto. Todo el caracol es apenas el tamaño de la punta del dedo meñique; los importantes movimientos de su membrana basilar son como un décimo del tamaño de las vibraciones del tímpano. Separando a ambos fluidos está la delgadísima membrana de Reissner que tiene el grueso de dos células. (Stevens, 1985, pág. 39)
1.1.1 OÍDO EXTERNO[pic 5]
Cuando en la conversación diaria hablamos de oído, mas bien nos referimos a las orejas, las estructuras que sobresalen a los lados de la cabeza. Esta notoria parte del oído es de alguna importancia para que determinemos la localización de los sonidos y de mucha importancia para quienes llevan anteojos, pero es la parte que prescindimos más fácilmente. Las principales funciones del oído se realizan dentro de la cabeza. Ocultas a la vista. (Goldstein, 1999, págs. 318-319)
Las ondas sonoras pasan primero por el oído externo, que consta del pabellón de la oreja y el conjunto auditivo o “canal auditivo”. (Goldstein, 1999, págs. 318-319)[pic 6]
El conducto auditivo es una forma túbulo de unos
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