La Posciencia.

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Encontramos en este punto un acercamiento a la intención primordial del texto, que perfila la búsqueda de la veracidad del saber científico en una visita a ciertos enclaves de la definición de paradigma moderno pero desde una perspectiva tardío moderna. En el punto “2. El proyecto filosófico de la modernidad: razón, verdad y objetividad” vemos estos puntos clave.

La razón moderna se define a través del saber matemático pues se tiene plena confianza en el cálculo y la medida de la naturaleza para alcanzar la objetividad pura. La definición de un sujeto separado de un objeto es un elemento característico de la ciencia en la época y es allí donde se basa la crisis. Se vuelve insostenible que puedan conjugarse tanto la base de la razón en el cálculo y la medición como el poder de ésta de determinar valores éticos y morales de buena conducta. Se pretende simplificar su base hasta reducirse a una técnica –razón instrumental- y por tanto resulta imposible que la materia ciencia sea lo suficientemente totalizadora y compleja como para abarcar valores éticos.

El siguiente punto en la definición de la ciencia clásica es el de clasificación de las ciencias. Ante la relativización de los enunciados, el contexto en el que se dan los descubrimientos científicos forma parte de la verdad. Surgen entonces nuevas complejidades y es necesaria la clasificación de las ciencias entre formales y fácticas. Las formales se basan en la lógica y las fácticas “informan acerca de la realidad extralingüística”, éstas últimas diferenciándose a su vez entre naturales y sociales dependiendo de su objeto de estudio y del tipo de conocimiento que genera cada una. Con la introducción del concepto de ciencias sociales, la autora nos lleva al punto final del capítulo en el cuál plantea los límites de la ciencia en cuánto a facticidad y validación. La relación entre un descubrimiento científico y su contexto histórico influyen entonces en el valor de las verdades científicas. Ante el supuesto de que la verdad en ciencia no es universal y atemporal sino relativa y contextualizada, provocará no solo una crisis a fin del siglo XIX, sino también la bifurcación dentro de la comunidad dejando por un lado la rama tradicional que tiene como foco de atención la diferenciación entre la factidad y la verdad y por otro lado los críticos de tales supuestos –hermeneutas- que pretenden elaborar teorías complejas capaces de abarcar la dimensión histórica de la ciencia.

Concluyendo, los planteamientos de la autora se basan en conceptos y definiciones complejos existentes pero no es éste el mayor aporte del texto sino el enfoque de lectura de estos conceptos. La determinación de la crisis sobre la veracidad de la ciencia y su alcance estudiados desde el punto de vista del avance de la ciencia y la crisis tardío-moderna arroja supuestos sencillamente aplicables al diseño y la arquitectura particularmente.