INFORME EJECUTIVO POSMODERNIDAD. LA POSCIENCIA.
Enviado por Stella • 27 de Mayo de 2018 • 1.694 Palabras (7 Páginas) • 451 Visitas
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Sobre este particular, resalta la categorización de la sospecha como recurso teórico, siendo esta definida como la percepción (¿o intuición?) de sentidos diferentes a los aparentes, y la consideración de que lo manifiesto sea contrario a lo no mostrado. Por esta vía, Díaz explora la noción de signo en la obra de Nietzsche, resaltando que el mismo no posee un significado fijo per se, estando su interpretación mediada tanto por el propio intérprete como sino por el contexto o lugar desde el cual se interpreta.El sujeto, pues, sostiene no sólo al signo sino también, ineludiblemente, a su interpretación.
En el caso de Nietzsche, esta sospecha se centra en primer término en el lenguaje, pero subsecuentemente en la verdad, o en todo caso, en la consideración de la misma como concepto puro o universal abstracto. Así, la autora caracteriza el concepto de sospecha en Nietzsche de la siguiente forma:
- El lenguaje no dice exactamente lo que dice
- Hay otras cosas que hablan, además del lenguaje
- Los signos no son seres simples y benévolos, sino un juego de fuerzas reactivas ofrecidas a la interpretación
- El intérprete forma parte de la interpretación
- Las significaciones surgen de relaciones de poder
- La verdad es una construcción histórica a la que se pretende disfrazar de universalidad abstracta.
A continuación, el texto estudiado propone paralelismos en cuanto al tratamiento de la incertidumbre en la obra Nietzscheana y la desconfianza hacia la razón y categorías teóricas imperantes en los contextos históricos de Karl Marx, Sigmund Freud, Ludwig Wittgenstein y Martin Heidegger. Estos autores habrían, cada uno a su manera particular, retado, probado o criticado la realidad científica positivista y totalizadora de su época.
La línea central del argumento de Díaz reside en la condición de la incertidumbre y la crítica a la razón dominante como dinamizadoras del pensamiento científico y posibilitadoras de su expansión y adaptación al devenir histórico humano. En este orden de ideas, explora el objetivo básico de la sospecha de cada uno de los autores antes citados, mencionando a la moneda como representación de la riqueza en el caso de Marx, los fenómenos conscientes en el caso de Freud, el lenguaje para Wittgenstein y la metafísica en la obra de Heidegger.
Sin entrar de fondo en el interesante análisis sobre cada uno de estos casos particulares, destacaremos que en todos los casos citados esta actitud de duda o sospecha condujo a la apertura de nuevos campos de análisis en las ciencias sociales y ampliaron y enriquecieron, aún sin proponérselo, el ámbito y la concepción de la interpretación.
Así, Díaz considera que estas elaboraciones, al retar los universales y métodos únicos, no sólo impactaron las disciplinas científicas conexas a su ámbito de desarrollo, sino que abonaron a una nueva disposición en la episteme social contemporánea, la cual caracteriza textualmente como sigue:
- Incremento y profundización de la crítica a los racionalismos y neopositivismos que pretenden reducir el método de las ciencias sociales a las naturales;
- Desarrollo y diversificación de la hermenéutica en distintas disciplinas sociales;
- Búsqueda de relaciones y conclusiones a partir del análisis de los discursos;
- Estudio de estrategias y búsqueda de relaciones de poder como elementos indispensables para la explicación de los fenómenos sociales;
- Concepción del sujeto, de la realidad y de las teorías como construcciones históricas.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El hilo conductor de las ideas expuestas en este capítulo se centra, a nuestro entender, en la caracterización de la posciencia como elaboración diferente en sus postulados al dogmatismo característico de las epistemes dominantes en épocas anteriores, particularmente a la ciencia moderna y su calificación de irracional al pensamiento crítico o divergente. Así, la posciencia surge como práctica y discurso diferente a la ciencia moderna, con postulados en los cuales se acepta de entrada la multiplicidad, diversidad e irregularidad, así como la posibilidad de la no existencia de verdades absolutas y leyes universales inmutables.
En este contraste a la racionalidad cerrada características de la modernidad, se articula la necesaria sospecha; la actitud de duda e incertidumbre que al contextualizar las nociones de signo, interpretación y significado posibilita la interdisciplina científica y la apertura de las diferentes disciplinas al caos y la incertidumbre de la imprevisibilidad característica del mundo actual. Por esta vía, afirma Esther Díaz, se avanza hacia el derribo de la concepción de las diferentes disciplinas y ramas científicas como compartimientos estancos; la apertura y el diálogo interdisciplinario que abarque a la totalidad de la comunidad científica serían así sustrato fértil para nuevas posibilidades teóricas y formas de análisis que tiendan, en palabras de la autora a “... la desacralización de la verdad, la desactivación de los universales y la deconstrucción de los valores morales.” Esto posibilitaría, siguiendo su línea de razonamiento, desculpabilizar la existencia y en consecuencia, emancipar el conocimiento de categorías, condicionamientos y predeterminaciones… del absoluto y la pretensión hegemónica.
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