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Loco tito

Enviado por   •  16 de Febrero de 2018  •  1.542 Palabras (7 Páginas)  •  343 Visitas

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Luego fui a la casa de Ignacio, me había invitado para tomar unas cervezas. Saludé al tío Ernesto quien me pasó un pen drive para que se lo pasara a mi padre, cosas de pega dijo. El tío Ernesto había envejecido notablemente con los años. Ahora tenía más canas que pelos castaños en la cabeza. Estaba más gordo y su voz estaba más grave que nunca. Creo que el cigarro y los asados le terminaron pasando la cuenta. El tío nos acompañó con una cerveza. Entre tallas y tallas me acordé de que había visto al loco tito con los zapatos de SOFA. Empezó a tiritar y tuvo un par de tics. Creo que se puso nervioso. Muy nervioso. Es imposible que tenga los zapatos de SOFA, ningún gerente los regala, mi padre los cuida como hueso de santo- dijo Ignacio. Yo creo que viste mal me dijo el tío Ernesto. Si, probablemente eso fue.

Ese día me fui temprano a la casa, justo estaba viendo la serie “lie to me” en la que mostraban como saber cuándo alguien mentía, quedé intrigado porque el loco Tito tenía esos zapatos. Yo sabía que había visto bien. Había visto bien.

Llegué a mi casa y busqué en google a SOFA y sus trabajadores. Salía la descripción de los distintos gerentes en la historia de SOFA. Pedro Cantero, mi padre. Jaime Montt, fundador de Sofa y ex jefe de mi papá. Había muerto hace años.

Si bien no estaba seguro, Jaime Montt tenía un gran parecido al loco Tito. Aunque el pelo y la barba del loco Tito me dificultaban saberlo. Fui donde mi padre y le conté que el loco Tito tenía unos zapatos de SOFA, probablemente él tiene los que desaparecieron hace como 4 años – dijo.

Algo me parecía raro. Nunca había confiado en el tío Ernesto. Siempre ha sido un poco tránsfugo. Decidí ir donde el loco Tito. Lo encontré donde siempre. Solo me hablaba de extraterrestres y del apocalipsis. Pronto vendrán en su nave SOFA – me dijo. Cada vez todo era más raro, algo ocultaba el tío Ernesto y debía averiguarlo. Como ya era tarde esperé a que el loco Tito se fuera a su casa. Esperaba que tuviera una casa. Esperé en una banca de la cuadra de al frente. Esperé bastante. A eso de la 1:00 de la mañana el loco Tito se cansó de gritar y se empezó a mover. Lo seguí durante 10 cuadras. Es imposible que sea Jaime Montt, pensaba mientras me daban ganas de volver a mi casa. Habíamos caminado 11 cuadras hacia el sur y estábamos llegando al río Maritú. De repente el loco Tito bajó al río y bajo el puente había una pequeña casita o choza. No tenía más de 10 metros cuadrados. Era de Madera gastada y estaba en medio de mucha basura. Decidí bajar al río y ver cómo era la casa del loco Tito. No fue fácil llegar, había una serie de escombros que dificultaban el paso. Seguramente nadie más andaba por ahí. Le faltaba la pared de atrás por lo que estaba totalmente abierta. El loco Tito me vio y me empezó a hablar nuevamente de los extraterrestres. Lo más probable es que ni siquiera me recordara. Ellos vendrán- decía, aquí tengo su aviso y me pasó una carta. Era un papel rosado, que claramente tenía bastantes años. Aun así se podía leer a la perfección.

Por si alguien la encuentra:

Soy Jaime Montt, dueño y fundador de SOFA. He sido drogado con Meritapona, la droga del olvido y la locura. Escribo esta carta ya que sé que el veneno me hará efecto en unos minutos. El culpable de todo esto es Pedro Quintero, quería obtener mi cargo y decidió deshacerse de mí. Su señora Constanza Munita y el trabajador Ernesto Correa descubrieron su plan, y ella vino a decírmelo. Constanza fue brutalmente asesinada por Jaime y temo por Ernesto. Estoy encerrado en una habitación de la bodega 4 de SOFA.

Espero alguien lea esto y pueda hacer justicia, si busca encontrará las pruebas.

Me tiritaba el cuerpo. Lo más probable es que esto fuese cierto. No sabía qué hacer. Mi padre lo era todo menos un héroe.

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