MALTRATO PSICOLÓGICO A LA MUJER EN LA LOCALIDAD 19 CIUDAD BOLÍVAR
Enviado por mondoro • 11 de Marzo de 2018 • 2.637 Palabras (11 Páginas) • 423 Visitas
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7- MARCO TEÓRICO
Los hombres y las mujeres en la sociedad han delimitado un espacio, un tiempo y un trabajo diferente, el mundo de la mujer se desenvuelve en torno a la familia, donde se ha establecido como propio de la naturaleza femenina la realización de los oficios domésticos y de las tareas indispensables para la conservación de la vida. El tiempo de la mujer ha sido construido como consecuencia de su función social y tiende a hacer parte de su estilo de vida (inmanencia): el espacio es reducido, limitado a los muros del hogar. El hombre, por el contrario, ha vivido un mundo bien distinto: su actividad social ha sido la realización de tareas productivas fuera del hogar, representa a la familia en público, su espacio es abierto, en cierta medida infinito: ha conquistado un tiempo ligado con la trascendencia y en la guerra provoca o vence a la muerte.
La división sexual del trabajo es universal y propia de todas las necesidades hasta ahora conocidas. Sin embargo, como hecho concreto se manifiesta de manera diferente en cada cultura; las labores propias de la mujer poseen una valoración social inferior con respecto a las masculinas. La subordinación de la mujer es un hecho universal, incluso en las sociedades llamadas matriarcales por algunos antropólogos. En los mitos, las leyendas, las religiones los códigos y las leyes se han consagrado indistintamente el trabajo doméstico como el deber de las mujeres en la sociedad.
Desconocer el papel que juega aquél se ha constituido en la mejor manera de legitimar las condiciones de opresión a las mismas. El trabajo doméstico genera riqueza social, riqueza que, no es nada más que la producción de la capacidad de trabajo de los individuos. (Valencia, 1990)
(Manrique Mendoza, 1975) Afirma que las mujeres han logrado, a través de su acción, a lo largo de las últimas décadas atenuar la rígida división de roles que asigna a los varones el mundo público y a las mujeres el ámbito privado; han accedido al mercado de trabajo, a lugares de poder político, y a actividades asignadas tradicionalmente a las mujeres. Sin embargo, el mundo público en su doble acepción de espacio social y físico, continúa planteando restricciones. Lo que sale a la luz es, con más frecuencia, lo más visible: la violencia física que deja su rastro en lesiones que van de las excoriaciones y contusiones hasta la muerte. Lo que pocas veces se detecta y se denuncia, a no ser que se haga una búsqueda exhaustiva, es la violencia psicológica, que lleva a problemas de salud que van desde la depresión hasta las autolesiones o el suicidio, pasando por la alteración de síntomas físicos y psicosomáticos. La modificación de las normas penales colombianas ha permitido visibilizar la magnitud del problema. Hay evidencias de que las mujeres maltratadas hacen uso más intensivo de los servicios médicos, incluyendo las consultas de atención primaria y los de urgencias, frecuentemente con quejas que enmascaran el problema de fondo. Las acciones violentas no suelen ser aisladas o esporádicas, sino continuadas en el tiempo y frecuentemente los maltratos físicos también se acompañan de agresiones psicológicas y sexuales.
En su informe de 2004, Amnistía Internacional contempla la violencia de género en todos los ámbitos del conflicto armado colombiano: ‘’ la violencia contra las mujeres, en particular la violencia y la explotación sexual – llegando hasta la violación y la mutilación genital-, forma parte integral del conflicto armado y continua siendo una práctica extendida que utilizan todos los bandos del conflicto.
(Eroski, 2005) Afirma que el maltrato psicológico se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia de la persona que los inflige. El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios, es un problema social que lo sufre mujeres de todas las edades, grupos sociales y económicos, culturas y países. Su gran incidencia, la gravedad de las secuelas, el alto coste social y económico, y en especial la degradación que produce la violación del derecho de las personas a ser tratadas como tales y al respeto que merece toda existencia humana los convierten en una cuestión de gran relevancia pública.
(Lafaurie, 2013) Afirma que la violencia contra las mujeres ha recibido una atención creciente en el ámbito internacional debido a sus implicaciones en la salud pública así como en el ejercicio de los derechos humanos. En Colombia, se avanza en el reconocimiento de los derechos de las mujeres desde diferentes instancias. La Política Pública de Equidad de Género para las Mujeres, creada en 2012, busca garantizar “los derechos integrales de las mujeres, teniendo en cuenta las particularidades que las afectan desde de su diversidad”. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, “la reivindicación de los derechos de la mujer, especialmente de su derecho a la igualdad y a la no discriminación, ha incidido decididamente en el cambio de ciertas visiones del mundo fundadas en patrones patriarcales”.
(Secretaria de Cultura, Recreacion y Deporte., 2013) Afirma que en el contexto nacional, Bogotá es pionera frente al desarrollo de un marco de acción social, política e institucional para modificar condiciones evitables de desigualdad, discriminación y subordinación que impiden el ejercicio de la ciudadanía de las mujeres. La Política Pública de Mujeres y Equidad de Género del Distrito Capital define y aborda problemas socialmente relevantes, en tanto comprometen el reconocimiento y garantía de los derechos humanos de las mujeres que habitan la ciudad.
(Secretaria Distrital de la Mujer, 2016) Afirma que las mujeres de Bogotá pueden acceder a una ruta de asistencia especial en caso de ser víctimas de cualquier tipo de violencia, a través del Sistema Distrital de Protección Integral a las Mujeres Víctimas de Violencia – SOFIA-. (Sistema, Orgánico, Funcional, Integral, Articulador). Fue creado por el Concejo de Bogotá mediante el Acuerdo 421 de 2009, se ha enfocado como la estrategia de la administración Distrital para fortalecer la coordinación intersectorial en materia de prevención de las violencias contra las mujeres y la atención integral a las víctimas de este delito, el sistema busca que las violencias contra las mujeres sean denunciadas y sancionadas como delitos, y los derechos de las víctimas sean protegidos y restablecidos de manera integral.
(Martinez,
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